VIVIR TOLEDO
Vestigios publicitarios de seguros de incendios desde 1900
Las primeras aseguradoras creadas en España para cubrir los daños derivados de los incendios en las viviendas aparecieron en el primer tercio del XIX
Las primeras aseguradoras creadas en España para cubrir los daños derivados de los incendios en las viviendas aparecieron en el primer tercio del XIX. En Toledo , en 1847, se fecha el origen de La Toledana , una entidad de seguros mutuos que, a partir de 1863 se vería acompañada de una compañía privada, La Unión , previa a La Unión y el Fénix Español , en 1879. Antes de acabar el ochocientos emergerían sucesivas firmas que competían por ganarse una clientela por lo general recelosa de que, en caso de siniestro, llegaría a percibir la indemnización económica previamente contratada.
Esta suspicacia explica que aún, más allá de 1900 , las sociedades remitiesen a la prensa detalladas «gacetas» hablando del buen desenlace habido tras el siniestro sufrido por algún asegurado suyo. Así, en La Idea de 23 de noviembre de 1901, se da cuenta del fuego iniciado la noche del 19 del mismo mes en el Colegio María Cristina agravado por la falta de agua para alimentar las bombas municipales y de la Academia, motivando que no se sofocase hasta doce horas después. Los daños en el taller de imprenta supusieron unas 100.000 pesetas, si bien el estaba perfectamente cubierto por El Fénix. Parecida noticia fue la que se derivó de los daños acaecidos en la fábrica de jabones y aceites de Epifanio de la Azuela, en el Juego de Pelota, el 24 de enero de 1907, informándose que la misma aseguradora entregó dos semanas después, 10.168,47 pts. en concepto de compensación al propietario. El mismo diario reseñaba la pronta indemnización a otro cliente de Añover de Tajo a la vez que se subrayaba la antigüedad y la solidez de El Fénix como bases de la confianza y así «ilustrar al público poco experto» cuando trata de «asegurar sus propiedades».
En 1908 se publicaba la Ley de Seguros que regulaba la actividad de las compañías debidamente registradas y la fijación de los capitales mínimos que tenían como garantía. Luego siguieron reglamentos y otras medidas mientras crecían determinadas entidades que iban absorbiendo a otras de menor calado. Más allá de una prolija consulta de los fondos de las administraciones públicas, preferimos evocar su recuerdo en Toledo a partir de las singulares huellas comerciales en forma de las placas metálicas fijadas en las fachadas de las viviendas. El tiempo ha ido borrando los vivos colores y las composiciones de muchas de ellas. Los derribos y las reformas se han llevado por delante no pocos distintivos. Tal modalidad publicitaria decayó a mediados del XX, sin aparecer ya en las edificaciones surgidas a partir de los sesenta. Hecha una selección aleatoria, ofrecemos unas muestras de aquellas populares chapas, ya naufragadas en el tiempo, comparándolas con sus diseños originales, a la vez que citamos algunos personajes de la ciudad que se unieron a su recorrido comercial.
Desde el cierre del siglo XIX sabemos que funcionó La Urbana , a cargo de un reconocido funcionario judicial, Julián Gutiérrez Díaz, que luego dirigió su viuda entre 1901 y 1911, perviviendo hasta los años treinta con otros delegados. A pesar de tan larga actividad no hemos podido hallar ninguna pieza con su heráldico símbolo: una corona mural sobre el texto de la marca. En un anuario comercial de 1911 esta casa es una de las catorce aseguradoras reseñadas en Toledo, de las que hoy sus huellas son inexistentes o mínimas, como es el caso de la ovalada chapa de Assurances Générales , entidad gala, nacida en 1819, que administraba Elías Murguir, en la calle de Santa Fe, 10. De La Catalana , llegada a la ciudad en 1904 y que representó Faustino González en Abdón de Paz, 1, pervive alguna pieza. También hay un vestigio de la británica Sun Insurance Office (Londres, 1710), identificada por un sol «humanizado» en una blanca placa circular. Como delegado de esta franquicia, al menos, desde 1902, aparecía Antonio Losada Pérez, en la calle Cristo de la Luz 5, añadiéndose en los años veinte una sucursal más en la plaza de la Magdalena a cargo de Ramón Alarcón. El citado Antonio Losada, corredor de comercio, fue representante de productos varios y otras compañías como La Unión . En los años veinte él mismo ofrecía pólizas de El Sol (fundada en 1829) para asegurar edificios, negocios, cosechas, «automóviles en garajes y en circulación», además de «los perjuicios ocasionados» por «motines o tumultos».
Entre 1913 y 1914 fue patente la propaganda de La Estrella , nacida en 1901, en Cartagena (publicitada como sociedad «genuinamente española») y que cesó como marca independiente en 2009. Su delegado en Toledo, en Cordonerías 15, fue el procurador Luis Mateo Moreno que ejercería como alcalde en dos ocasiones, entre 1920 y 1923. En estos años intermedios del primer tercio de siglo parece que irrumpieron las pólizas de La Aurora , entidad que representaron, sucesivamente, también dos procuradores de los tribunales. Primero, Justo Villarreal Villarrubia en los años previos a su cargo de alcalde (1918-1920), desde su oficina en la histórica Casa Mesa, en la calle de la Misericordia. El segundo fue Pablo Riesco Alonso en travesía de la Plata 3.
En 1937, Ernesto Pérez Díaz, representaba Cantabria Sociedad Anónima de Seguros que, en 1988, se «fusionó por absorción» con otras empresas del sector. Tras la Guerra Civil, llegaría la firma valenciana Finisterre, fundada en 1946, con una activa participación del empresario toledano J osé María San Román Gómez-Menor, desde 1947 hasta el año 2000, momento en que la aseguradora se integró en la Corporación Mapfre . Aún es fácil hallar en alguna puerta, la chapa de Seguros Finisterre con dos putti (angelotes) sosteniendo el rótulo que rodea un globo terráqueo, imagen que recuerda al popular logotipo de la cinematográfica Universal Pictures.
Una de las últimas que, por orden cronológico, trataron de abrirse camino en Toledo parece que fue Madrid. S.A. de Seguros Generales . La rara muestra que hemos localizado, totalmente decolorada, reúne el texto y una barroca metopa alada que acoge la parte central del madrileño puente de Toledo (concluido en el XVIII), con la hornacina de San Isidro. En junio de 1987, la prensa informaba que esta firma, junto a otras 83 más, engrosaba la lista de compañías remitidas a la Comisión Liquidadora de Entidades Aseguradoras (CLEA) para proceder a su supresión forzosa. Este elocuente dato nos ayuda a cerrar este peculiar álbum cuyas antiguas piezas publicitarias pueden estar durmientes –pero no seguras del todo- en cualquier lugar.
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