Coronavirus Toledo I En primera línea

«Los alimentos deben llegar a la mesa, ese es mi trabajo»

Abderrajaa Azami fue el primer marroquí que abrió una frutería en el casco viejo y desde su negocio trabaja para que no falten las frutas y verduras a los vecinos

Coronavirus, última hora

Abderrajaa Azami ABC
Francisca Ramírez

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«La policía me dice que soy un héroe anónimo y yo le respondo que lo mío es un servicio público de primera necesidad», afirma entre risas Abderrajaa Azami (Marruecos, 1984), que cuenta que todos los días se levanta a las cinco de la mañana, a una hora en la que los escasos sonidos que escucha son los gorjeos de las palomas. Abderrajaa fue el primer marroquí que abrió —hace 1o años— una frutería en el casco histórico de Toledo. La dejó un año para abrir un restaurante árabe. Allí, preparando té y deliciosos platos de su país, comprendió que su verdadera vocación era ser frutero. Y ahí sigue.

Estos días, con la crisis del coronavirus , Abderrajaa quiere arrimar su hombro para ayudar a todas aquellas personas que han pasado por su negocio y a las que no quiere fallar porque, a pesar del «encierro», siguen acudiendo a comprar sus hortalizas, verduras y frutas frescas.

Para que no falten esos alimentos, él mismo se dirige desde Torrijos —donde vive— al mercado de mayoristas de Toledo para seleccionar los mejores productos, que luego podrán degustar muchas de las familias del casco, que ahora permanecen en sus casas por el Covid-19.

Abderrajaa se muestra «muy preocupado» por las personas mayores que viven en el casco y que compraban todos los días en su frutería. «Ahora acuden pocos y cuando vienen les advierto de que tienen que quedarse en su casa», dice para remarcar que la venta ha bajado muchísimo. «El dinero es lo que menos nos debe importar, primero es la salud de todas las personas».

¿Y cuál es el producto más demandado en estos tiempos en los que el Covid-19 ocupa todos los titulares? El joven comerciante responde que son las naranjas y las man darinas, frutas que durante este período excepcional no van a faltar en la frutería de Azami.

Dice que su negocio va a seguir abierto todos los días desde las 9.00 de la mañana hasta las 20.30 horas, cuando emprende nuevamente el camino de regreso a Torrijos, donde le esperan su mujer, sus dos hijos y sus padres, que son muy mayores. Su compromiso es que estos productos de primera necesidad no falten en los hogares de los toledanos, reitera.

«Los policías me dicen que soy un héroe por traer estos alimentos a la gente. Yo no creo eso. Hay otras personas que desde su puesto de trabajo sí que están ayudando a los afectados por el coronavirus. Eso es una gran proeza», afirma, mientras ordena las estanterías llenas de productos.

Reconoce que gracias a su desparpajo y trato afable ha conquistado el cariño y el respeto de su amplia clientela. «Siempre hay alguno que viene a provocarme, ya sea por el fútbol, o por cualquier otra cosa», matiza. «Las personas somos diferentes, pero siento que soy uno más en este barrio. Me siento bolo, a pesar de que la gente me llama moro».

Abderrajaa señala que estos días de soledad, sobre todo por las tardes, contempla el día a día que viven los vecinos de Toledo desde que comenzó la crisis del Covid-19. «Mira —señala con la mano— hasta los chinos han echado el cierre. Nunca pensé que iba a ver una situación como esta, pero pienso y estoy seguro de que entre todos saldremos adelante».

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