Santiago Sastre
La nieve
«La solidaridad es una de las principales enseñanzas de esta gran nevada»
A todos nos extrañó mucho cuando el que se suponía que era el primer día de colegio después de las vacaciones de la Navidad se suspendió porque iba a nevar. ¿No se habrán equivocado con esa previsión meteorológica? ¿No estarán exagerando? Aquí no estamos acostumbrados a ver la nieve y de repente la borrasca Filomena ha hecho que nos empachemos de nieve. Sobre todo porque estuvo nevando durante mucho tiempo y cuajó bastante.
La nieve vuelve a sacar en nosotros el niño que tenemos guardado en nuestro adentro (que vive en nuestra trastienda, como el alma). Yo salí con mi hija a sentir la nieve, a pisarla, a tirarnos bolas, a montar un muñeco y a hacer un ángel . Por el camino nos encontramos con muchos muñecos de nieve y con chavales que improvisaban un trineo con cualquier objeto. Y los que están más acostumbrados a viajar donde hay nieve sacaron con orgullo sus esquís.
La nevada ha sido histórica y es lógico pensar que desbordó todas las planificaciones. Lo fácil es acusar a los políticos de su falta de previsión, pero hay que tener en cuenta que se trata de una situación excepcional . No creo que si los que gobernaran fueran de otro signo lo hubieran hecho mejor, por eso no hay que empecinarse en hacer críticas exageradas. Ante situaciones así lo suyo sería actuar con consenso y coordinación, no desde la crítica (que siempre es fácil hacer) y la descalificación.
Desde luego que hemos visto casos de una gran ejemplaridad que han surgido en el seno de la sociedad civil: trabajadores que han ido andando a sus trabajos para que no se interrumpa el servicio que realizan ; otros que han doblado o triplicado su turno; voluntarios quitando la nieve con pico y pala (incluso algunos concejales) para limpiar calles, los accesos a casas y urbanizaciones; personas que se ofrecen a hacer la compra para ayudar a los mayores, etc. En definitiva, la solidaridad es una de las principales enseñanzas de esta gran nevada, la necesidad de ayudarnos ante la adversidad y atender especialmente a los más débiles.
Es lógico que los días que no haya colegio se recuperen más adelante, finalizando un poco más tarde el curso. Me preocupa la interrupción en la vida cotidiana que provoca tanto confinamiento (enlazando el de la pandemia con el de la nieve), porque recorta nuestra dimensión social, y eso tiene efectos negativos en nuestra psicología y en nuestros hábitos. La casa se está convirtiendo en una concha de caracol donde refugiarnos de la vida , que es lo que ocurre fuera. Y esto, me temo, fomenta el individualismo y la vaguería.
Hemos vivido una nevada histórica y un frío también histórico. Ahora es el tiempo de que el calor ayude a que venga el deshielo. No solo el calor de la climatología sino también el de las relaciones humanas y el de la solidaridad. Y sobre todo que vuelva a revitalizarse la cultura, que ha mantenido encendida la chimenea en tantos hogares, con los libros y con el cine . La nieve ha borrado los caminos, ahora es el tiempo de que entre todos hagamos que aparezcan de nuevo.