Santiago Sastre

Lamento por el Tajo

«El río tiene solución; otra cosa es que los políticos no estén por la labor o tengan otros intereses»

POR SANTIAGO SASTRE

Gran parte de lo que somos es agua. Nuestro planeta es azul porque tiene más zonas de agua que de tierra. Para mí el verano es el tiempo, por decirlo de manera daliniana, de los relojes blandos (pues cada uno es dueño de su tiempo y todo se flexibiliza) y es también el tiempo del agua , sobre todo para beber y para refrescarnos.

A la hora de beber ya sabemos que en Toledo andamos escasos de fuentes públicas. Y a la hora de bañarnos lo más penoso es que teniendo un río como el Tajo esté así de lamentable, por su contaminación y su escaso caudal . El Tajo que fue el origen de Toledo, que define la constitución geográfica de nuestra ciudad, que fue fuente de riqueza (acogiendo molinos, generadores de electricidad, regando huertas…) Y ante la pasividad de todos nos han robado la vitalidad de nuestro río. En Toledo, aparte del cuadro de 'El Expolio' del Greco que está en la sacristía de la catedral, se han producido otros dos grandes expolios: el primero es el de la desaparición de gran parte de objetos artísticos de nuestro patrimonio para venderlos, sobre todo a partir del siglo XIX (este sería un buen tema para una investigación), y el segundo es el saqueo del río.

Precisamente uno de los últimos actos culturales a los que he asistido fue la presentación de un libro sobre el Tajo titulado El Tajo: solaz y recreo de los toledanos de Juan Estanislao López. Es el número dos de una colección de estudios relacionados sobre el río , que tendrá su continuidad con un volumen de Jesús Carrobles. Hay que felicitar a la Diputación provincial por esta iniciativa y sobre todo por retomar el pulso a las publicaciones. La Diputación siempre destacó por publicar estudios sobre aspectos de Toledo y la provincia y sería deseable que se retomara esta iniciativa, que tenía tan buena acogida entre los toledanos, sin descuidar la promoción de la creación literaria (precisamente ahora la Diputación ha convocado un certamen de relato corto).

Todos tenemos que seguir reivindicando que otro Tajo es posible, porque el río tiene solución; otra cosa es que los políticos no estén por la labor o tengan otros intereses. Yo reivindico la posibilidad de otro Tajo en la mayoría de mis libros y, por supuesto, también en mis clases en la Universidad. Toledo es una ciudad abrazada por un río acloacado. La situación del río compromete todo lo que le rodea, sobre todo la vega alta (la zona de Safont, que por cierto fue un gran expoliador y al que, sin embargo, le premiamos poniendo su nombre a un parque) y la Vega Baja (que parece que, por fin, pronto recibirá una importante inversión, junto con el Circo Romano , que permitirá sacar a la luz su valía y facilitará su disfrute).

Yo tenía un profesor que decía que el agua es H2O pero que a veces es otra cosa, porque no la vemos con los ojos de la química. No es lo mismo el sentimiento que tienes ante el agua cuando la bebes con sed en un vaso que te ofrece alguien, que la que apaga un incendio, que la que riega las plantas, que la que sale de la ducha, que la que usas para fregar. En todas figura la misma composición química, pero la vivimos de forma diferente. A hora es el momento de ver el agua con su fuerza de vida (no me extraña que Tales de Mileto afirmara que el agua era el origen de todo) y su empuje (como en los ríos y en el mar, que son los que trazan el destino de mis vacaciones). Y el momento de avergonzarnos porque llega el verano y los toledanos vivimos al lado de un río herido, cabizbajo , que no sirve como río porque parece salido directamente de una atarjea.

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