La capilla en el nuevo hospital

El año que viene, hacia mayo o junio, tendrá lugar la inauguración del nuevo Hospital ubicado en el Polígono. Se habla de los problemas de embotellamiento con los que nos podemos encontrar si no se habilitan nuevos accesos a los que ya existen. Se trata de un hospital grande, que contará con un total de 853 camas. Yo quiero levantar mi voz en favor de que ese Hospital cuente con una capilla digna.

En el momento de la enfermedad son muchos los que acuden al consuelo de la fe. Ya sabemos que el dolor es consustancial a la vida (y quien no haya sentido el zarpazo del dolor es que no ha vivido todavía, como decía el poeta Luis Rosales) y que la vida lleva en su envés el misterio de la muerte. La religión toma mucho peso como un posible salvavidas cuando se enciende el oleaje y estamos a punto de zozobrar. Si en algún sitio está justificado que haya capillas y servicio religioso es en los hospitales , porque en ellos es donde más se reclama el auxilio de la fe, que para muchos es otro tipo de medicina.

Espero que en el nuevo Hospital haya una capilla digna, pensando en su capacidad para albergar enfermos y familiares y amigos. ¿Qué quiero decir con esto? Que no sea enana y que reúna las condiciones adecuadas . Yo suelo ir a misa a la capilla del Hospital Virgen de la Salud (aprovecho para dejar libros en los cuatro carritos instalados por la Biblioteca ambulante del Hospital, pensando en los enfermos y los acompañantes). Es una capilla muy pequeña, que se llena los días festivos, y que tiene dos tramos elevados, unidos por una incomprensible escalera (que dispone de un pasamanos) por la que muchos enfermos y personas mayores no pueden bajar. Lo único positivo que tiene esa escalera es que sirve como lugar para sentarse . Pues ojalá que las autoridades hayan pensado en disponer de una capilla con una amplitud suficiente y sobre todo con condiciones para que pueda ser usada por todos (creyentes o no), y de forma especial por los enfermos.