En recuerdo de Cristóbal Rozalén: 'Con la urna a cuestas'
El 10 de mayo de 2003, José Bono se enfrenta a otra campaña electoral para obtener su sexta mayoría absoluta. Dos periodistas de ABC le acompañamos en su coche oficial por tierras de Ciudad Real, junto al hombre de su absoluta confianza, Cristóbal Rozalén, fallecido este jueves a los 77 años de edad. En su memoria, reproducimos el artículo de aquel día, el cual sin su ayuda no hubiera sido posible

La vida del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, es una permanente campaña electoral . Un día antes de la pega de carteles, compartimos una apretada jornada con el candidato del PSOE a la sexta reelección. El ritmo es trepidante y plagado de actos, discursos e intervenciones en los medios de comunicación. No va a por todas, sino a por más. Y repite que no le sobra ni un voto .
Este hombre, más que una cruz, lleva una urna a cuestas. Está claro que a José Bono le sobra -hasta parece incomodarle- la campaña electoral, aunque a veces despista al que le acompaña cuando, de repente, tuerce rápidamente la cabeza y mira nervioso las arrugas que se forman en su rostro en la gran valla electoral instalada en la carretera de entrada a Ciudad Real.
Acompañamos al presidente Bono en su coche oficial un día antes del comienzo de la campaña electora l. Es una jornada más para él, repleta de actos oficiales y de kilómetros por recorrer. Cada acto, cada gesto, cada discurso... está minuciosamente trabajado, estudiado y previsto, incluso la reacción del público a unas determinadas palabras.
Bono pide el voto sin abrir la boca cada minuto de su intensa vida política; sus grandes ojos alucinados parecen estar diciendo «mírame y vótame» a cada uno de los que se topan en su camino. Es como si quisiera llevarse a todos los castellano-manchegos con él, aunque sepa que eso es imposible.
Un despiste
Su deseo de seducir es tal -una mirada aquí, un saludo allá, según va caminando- que a veces le ocurre lo que le ocurrió el jueves en una céntrica calle: un inesperado despiste dejó atónitos a los componentes de su «séquito» cuando se para en la acera, abre la puerta de un Audi y se introduce al lado del conductor. «¡Pero qué hace Bono en mi coche!» . El presidente baja a la tierra y comienza a pedir disculpas al falso chófer oficial que se queda atónito y contando después a su mujer lo que le había ocurrido.
Se ha levantado «cuando las calles aún no están puestas». Desde su casa en El Salobre (Albacete) viaja raudo hacia Ciudad Real. Al volante, Amado, su fiel conductor de hace veinte años. Desde Toledo, y en compañía del director general de Comunicación, José Luis Fernández, «El Chunda», en otro coche oficial, nos dirigimos a su encuentro. Chunda, que lleva ya once años en el Palacio de Fuensalida, comunica al presidente que dos periodistas de ABC van a pasar el día con él y comienza un rosario de elogios hacia la figura del presidente que vamos apuntando minuciosamente. «Es un apasionado de su trabajo, amable, enérgico a la hora de exigir, controlador, hay que estar loco para trabajar con él». Y lo que más sorprende: «es divertido y con gran sentido del humor».
Llegada a Ciudad Real. Bono va a recibir en audiencia al equipo Club Balonmano de Ciudad Real, flamante campeón de la Recopa de Europa. La recepción se celebra en el bello edificio de la Delegación de la Junta, donde un nutrido grupo de personas espera al presidente: altos cargos, asesores y los espigados deportistas de la más variopinta nacionalidad. A requerimiento de Bono, subimos las escaleras para encontarnos con él en el despacho principal, donde nos comunica que va a intervenir en el programa homenaje que Luis del Olmo rinde a Antonio Mingote y que quiere que, como periodistas de ABC, estemos presentes.
Lleva la intervención preparada, pero su hábil verbo convierte las palabras en un cariñoso regalo para el genial humorista y escritor. Escuchan atentos, desplomados en un sofá, Chunda y Cristóbal Rozalén Parra, el asesor por excelencia, el amigo, el confidente: un ex sacerdote que lleva 18 años pegado al pantalón del presidente . Picaruelo, bonachón y hábil estratega, allana el camino diario de Bono en cada uno de sus actos e intervenciones y, junto a Amado, se desviven durante esta jornada para hacernos agradable y divertida la experiencia.
Cuando bajamos la escalera camino del acto de la Recopa, Bono nos comenta que ha conseguido retrasar media hora el acto con la Infanta Doña Cristina en Toledo, lo que le permitirá llevar con más holgura el día. Tras un minucioso discurso dirigido a los deportistas, en el que no faltó aquello ya famoso de que «no ha nacido aún el catalán que sea más que un castellano-manchego», Bono se fotografió con todo el que quería hacerlo, sonriente y atento.
Estrella de cine
Próximo destino: la Cámara de Comercio de Ciudad Real, a escasos metros del lugar. Su paso por las calles levanta todo tipo de comentarios ante la sorpresa de su presencia. Él saluda a todos y cada uno como si de una estrella de cine se tratara, pero no nos pierde de vista y nos introduce junto a él en un ascensor que sube a la rueda de prensa donde explica a los periodistas el trazado de la autovía Ciudad Real-Valdepeñas. Pegado, el presidente cameral, Juan Antonio León Triviño, al que pregunta dentro del elevador hasta por el nombre del jefe de obra del ya aprobado proyecto del aeropuerto de Ciudad Real, al que al parecer le va a venir muy bien la nueva autovía.
Rueda de prensa. «Hoy es el primer día del resto de mi vida, cada día tiene su afán, cada día que amanece es un don del Cielo», contesta firme a la pregunta de cómo se prepara para la campaña electoral, alejando de este modo las críticas de que veinte años en el poder son muchos y de que la rutina pudiera reinar en sus actos. A continuación, entra en otra sala para la presentación a los empresarios del proyecto de la autovía. Las periodistas, cansadas, deciden esperar fuera. ¡Pero se da cuenta! Y nos lo dice a la salida. «Y Chunda tampoco ha entrado».
El rosario del franciscano
Vuelta al coche oficial. Aún caminando nos muestra un rosario de madera de los olivos de Tierra Santa, regalo de un franciscano y con el que juguetea entre sus manos durante toda la jornada. «¡Presidente, presidente», le llama una mujer desde una azotea para hacerle una foto. Él posa encantado y va saludando a todos. También se despide del dueño del coche en el que se introduce por error y nos pide expresamente que le acompañemos en su vehículo oficial al próximo acto.
Siguente parada: Miguelturra, donde va a poner la primera piedra del centro de formación de CEOE-Cepyme. Vamos bien de tiempo. Durante el trayecto, recibe una llamada al móvil de Felipe González , al que saluda con un «hola, presidente». Repaso a las expectativas electorales en las distintas comunidades españolas. Felipe le dice que tiene que arrasar...
Faltan diez minutos y el coche para en la cuneta, junto a una gasolinera, para hacer tiempo. Aprovecha para entrar en directo con la Ser, que le requiere para felicitarle porque precisamente un 8 de mayo como hoy, pero de 1983, fue elegido por primera vez en las urnas presidente de Castilla-La Mancha. «Veinte años en la vida de una persona es mucho, han nacido mis hijos, pero para la vida de un pueblo es poco. Mi carácter me lleva a vivir con intensidad, con brío, con ganas, tengo salud y lo puedo hacer. Voy a poner ahora la primera piedra de un centro y llevo ya tres actos. Me agrada sentirme querido...pero no me sobra ni un voto ».
Bono, albañil
Recordando con las periodistas su despiste al entrar en un coche ajeno, Bono cuenta una anécdota que le ocurrió a su escolta en Pontevedra. Salió a preguntar cómo se iba a Bayona y al volver se equivocó de coche y se introdujo al lado de un inocente ciudadano que, aterrorizado, levantó las manos al oír cómo el escolta le preguntaba por su pistola. Risas, y reemprendemos la marcha
Hasta en la colocación de la primera piedra Bono impone su carácter y le da instrucciones hasta al albañil que se afana con la paleta y el cemento . A pesar de los esfuerzos de las autoridades presentes, sólo él consigue manejarse con las cadenas e introducir el baúl en el agujero con los periódicos del día. «¿Qué periódico quieres enterrar?», le dice al presidente de Cepyme con evidente humor.
De nuevo al coche y llegada al restaurante «El Señorío de la Estrella», un recinto bastante «kistch» donde dirige unas palabras a los empresarios. Mientras, las periodistas aprovechamos para conversar con Amado, el chófer, y Cristóbal, su sombra, quienes se deshacen en elogios hacia la figura del presidente. Cristóbal cuenta que Bono sentía un profundo amor por su madre y que el peor momento que le ha visto fue cuando murió ahogado un joven que se estaba manifestando contra el trasvase Tajo-Segura. «Le vi llorar hasta tres veces, con sus gafas de sol...». Restan importancia a otro momento duro del presidente: su inesperada derrota frente a Rodríguez Zapatero en el Congreso Federal del PSOE. «Le vi con gran fortaleza, y fue un gesto muy noble llamar a Zapatero...pero en esos momentos tenía la alegría de la llegada de Sofía», su hija adoptiva, «que le ha cambiado la vida y a la que consiente todo, lo que no ha hecho con el resto de sus hijos».
Cristóbal y Amado
El chófer nos explica que ha sobrepasado los dos millones de kilómetros de carretera en sus veinte años con Bono, y la salida de la vía que tuvieron un día que nevaba. Amado considera a Bono un amigo: «voy a su casa y él viene a la mía», y está tan comprometido con la causa «bonista» que va en una lista como concejal del PSOE.
Durante el ágape empresarial, el presidente tan sólo picotea algo, mientras que las periodistas, desfallecidas, dan cuenta de las suculentas tapas manchegas en compañía de sus más estrechos colaboradores. De nuevo en la carretera. Bono comenta que la campaña electoral «no sirve para nada, tan sólo para equivocarse», pero llama al coordinador de su campaña, Patrocinio Gómez, para comunicarle que en una valla, a la entrada de Ciudad Real, su rostro está lleno de arrugas. Le pide que vuelvan a ponerlo bien, mientras avista el cartel de su rival, Adolfo Suárez Illana , también algo desfigurado como resultado de una deficiente instalación.
Tres de la tarde. Llegamos al hotel «Doña Carlota» de Ciudad Real. El presidente sube a una habitación a descansar un rato, nos dice Chunda, y que tan sólo le subirán algo de fruta. Mientras, en un reservado, volvemos a comer algo. La velada es divertida, entre los comentarios y chistes de Amado y Cristóbal.
Al poco nos enteramos que Bono ha rechazado la fruta, que no está descansando, sino redactando el discurso que pronunciará ante la Infanta Doña Cristina en la iglesia de San Pédro Mártir, en Toledo. El presidente se incorpora a los cafés. Le preguntamos qué va a decir. Nos adelanta algo del Gran Inquisidor y hasta la reacción que tendrá el auditorio a sus palabras, que luego se cumplió en su totalidad.
En una charla distendida, Bono nos pregunta cómo vemos el panorama electoral. Se le ve interesado en nuestra respuesta. Vuelve a pedirnos que le acompañemos en su coche a la inauguración de la Feria Nacional del Vino «Fenavin». Le espera su consejero de Agricultura, Alejandro Alonso. Ambos cortan la cinta inaugural.
Con la Infanta Cristina
Perdemos de vista a Bono, que sale disparado hacia Toledo para llegar a tiempo al próximo acto. Carlos, otro de los conductores, nos traslada veloz detrás del presidente, que llega con tiempo para cambiarse de camisa. A las puertas del Palacio de Fuensalida, la periodista Nieves Herrero -que hoy ha hecho su programa desde Toledo- se marcha a Madrid.
Emprendemos carrera veloz a pie por las callejuelas de la ciudad hasta San Pedro Mártir, donde Bono se aposta junto al alcalde de Toledo, José Manuel Molina. La infanta Doña Cristina llega en compañía de Iñaqui Urdangarín. Ambos políticos le besan respetuosamente la mano.
Noticias relacionadas