VIERNES SANTO

Miles de personas presencian el esplendor de la procesión del Santo Entierro

Solemnidad en la celebración de la Pasión del Señor en la catedral

La Piedad con Cristo en brazos Luna Revenga

S. DORADO/ S. RUIZ

Los desfiles procesionales de la madrugada del Viernes Santo, que recorrieron las calles de la Imperial Ciudad, constituyeron una impresionante manifestacione de fe, devoción, austeridad, severidad y catequesis callejera, que convirtieron a la Jerusalén española en un Calvario, ante la atenta y silenciosa mirada de miles de personas.

Los acordes de himno nacional sonaron , interpretado por la banda de tambores y cornetas de la c ofradía del Santísimo Cristo de la Vega , cuando el legendario Cristo salió de la catedral por la puerta Llana. En la plaza del Ayuntamiento los seminaristas le cantaron un motete, después de produjo en el encuentro con la Virgen del Carmen en la plaza de Carmelitas y los Caballeros Penitentes de Cristo Redentor le cantaran el Miserere. En la pasarela de la Cava algún de los veinte costaleros de ambos sexos le diría calladamente: «Queremos ser buenos testigos de tu infinita bondad, de tu inagotable gracia y que Tú al ser el mejor testigo hagas inclinar tu corazón hacía nosotros y darnos entrada en la vida eterna. Así sea». Después de superar las enormes dificultades de la bajada el Cristo más universal de Toledo llego a su basílica donde el viernes que viene comenzarán los tradicionales «Reviernes» en su honor.

A las 3.00 horas con mayor asistencia de cofrades y público que otros años en el recorrido partía, de la iglesia conventual del monasterio de Santo Domingo el Antiguo, el Santísimo Cristo de la Expiración , portado en sencillas andas por sus cofrades. La imagen impresionante, con la cabeza del Redentor en agonía, se complementa con la severidad y silencio de los cofrades que le acompañan con cirios, todo enmarcado entre pórticos conventuales, cobertizo, portadas blasonadas y rincones legendarios. Las hondas raíces religiosas de Toledo, afloraron, en la madrugada santa, con savia pujante en la llamada procesión del Silencio, que regreso a su sede canónica con los albores de la madrugada.

Al acontecimiento que cada año se produce, poco después de la 6,30 horas, en la puerta Nueva, entre la Madre y el Hijo, procesión del Santo Encuentro, asistieron mayor cantidad de fieles y numeroso público que otros años ,a pesar de la hora. Las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores salieron de la iglesia de Santiago del Arrabal, y por itinerarios distintos llegaron al lugar del encuentro. Luego entre oraciones y canticos de salmos penitenciales regresaron a la iglesia de la que salieron.

Con el precioso y solemne canto de Laudes, comenzaron, a las 10,00 horas los cultos en la catedral. Durante este brillante acto, el cabildo catedralicio y los seminaristas, con la presencia del arzobispo de Toledo y primado de España, cantaron en el coro solemnes salmos. Dato curioso que el cabildo permite a los fieles que asisten ocupar las sillas que quedan vacías en el coro.

En la capilla mozárabe del templo primado, a las 11.00 horas, Jesús Martín, canónigo primado pronuncio un esplendido sermón de las Siete Palabras.

Poco antes del mediodía y después por las calles céntricas de casco una autentica riada humana hacia dificultoso caminar. Los toledanos a cumplir con la tradición de orar ante siete monumentos, donde se guarda el Cuerpo de Cristo, en iglesias parroquiales y conventuales, y los turistas a admirar las riquezas arquitectónicas y artísticas que atesoran nuestros templos.

Destacaban el de la capilla de San Pedro, adornado por el arca de Salinas y la Biblia de San Luis. También fueron admirados los de algunos conventos, profusos de luces flores y cirios y el suelo alfombrado de tomillo de los montes cecanos. Velaban desde los coros las monjitas enclaustradas, la curiosidad que despertaban se ennoblecía de misticismo al ver desde las rejas a las vírgenes del Señor en oración bisbisiante.

En la catedral primada con solemnidad, pero con la austera y profunda liturgia del día, el prelado primado, junto con el cabildo catedralicio oficio la Pasión del Señor, durante la que los fieles adoraron a la Santa Cruz y se trasladó el Santísimo Sacramento desde el monumento instalado en la capilla de San Pedro hasta el altar mayor, para repartir la comunión.

Miles de personas que se agolpaban en las calles del recorrido, presenciaron la procesión del Santo Entierro, la más importante de la Semana Santa toledana, que se desarrollo con gran esplendor y brillantez. El desfile procesional se armo en la calle Hombre de Palo con el siguiente orden:

Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo de la Fe , vulgarmente Calvario y Nuestra Señora del Rosario, que iba muy bien armada, los hombres con el hábitos y las mujeres con vestido negro y mantilla negras. Las imágenes iban en preciosas carrozas. Presidia el párroco de Santo Tomé, Gerardo Ortega. Habia salido de la iglesia del Salvador.

Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Caridad, que portaban a sus imágenes en pesadas andas, a compas de su banda de tambores y acompañados por miembros de la cofradía del Santísimo Cristo de la Espina de Talavera de la Reina. Partieron de la iglesia de Santa Leocadia y después de saludar a las religiosas de monasterio de Santo Domingo el Antiguo y vencer las dificultades de la plaza de Padilla llevaron a Hombre de Palo. Presidia el consiliario de la hermandad Emilio Tacero.

De la iglesia de Santas Justa y Rufina partieron las siguientes cofradías y un capítulo:

Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo del Descendimiento , que sacan en procesión a uno de los pasos más tradicionales ya que desfila desde el siglo XVIII. Portan al paso con mayores dificultades para llevar por las características del mismo. Desfilaron con su banda de tambores formada por las penitentes más jóvenes. Iban presididos hermano mayor honorario Mariano Guerrero.

Cofradía de Nuestra Señora de la Angustias, desfiló en preciosa e carroza revestida de metal repujado y cincelado, bañado en plata de ley y luciendo un bonito manto trabajado por sus cofrades. La custodiaba una escuadra de los bomberos de Toledo que son la guardia de honor de Nuestra Señora. El consiliario de la hermandad Javier Salazar ostentaba la presidencia

Portando al Santo Sepulcro, un Cristo Yacente, en una de cristal y portado en magnifica carroza, escoltado por parte de las armaduras propiedad de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, desfilaron con su clásico hábito los Caballeros de Santo Sepulcro, que forman la guardia de honor del prelado primado. Presidia su consiliario Cesar García.

La hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanz a, portaban en andas con palio al Santo Lignum Crucis. Los hombres lucian el hábito reglamentario y las mujeres vestido y mantilla negra y rosario en las manos. El canónigo primado Javier de Pinto, presidia.

Nuestra Señora de la Soledad , cuya cofradía organiza desde hace siglos esta procesión cerraba la procesión en su preciosa carroza y luciendo un esplendido manto negro. Era escoltada por parte de las armaduras y acompañadas por más de cien mujeres con vestido y mantilla negra y rosario en la mano y numerosos cofrades.

Presidia Jose Antonio Martinez , párroco de la iglesia mozárabe de Santas Justa y Rufina, a continuación el arzobispo primado, Braulio Rodriguez, el consiliario de la junta de cofradias de Semana Santa, dean de la catedral, presidenta de la junta de cofradías de Semana Santa, alcaldesa con diferentes miembros de la corporación y representaciones militares y civiles.

El austero, sencillo, severo Vía Crucis del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, partió a la 1,00 horas de la iglesia conventual de San Juan de los Reyes . Durante su largo recorrido por la calles de la judería, cercanías de la catedral, barrio conventual y de los cobertizos , hizo estación de penitencia en la iglesia conventual del monasterio de San Isabel de los Reyes. Su paso fue seguido por numeroso público que escucho es silencio las estaciones del Vía Crucis y los salmos penitenciales. Impresionante fue su paso por los cobertizos

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