ENTREVISTA
Gil: «Pretenden que seamos sumisos pero en CCOO no lo somos»
El sindicato celebra este jueves su 9º congreso regional, en el que Francisco de la rosa cogerá el testigo de José Luis Gil en la Secretaria General
Han cambiado mucho las cosas desde que un joven idealista ciudadrealeño de 28 años se hiciera con las riendas del sindicato Comisiones Obreras (CCOO) en Ciudad Real. Por aquel entonces, en los años 80, cuando la democracia comenzaba a dar sus primeros pasos, José Luis Gil incluso tuvo que enfrentarse a un empresario de la industria textil que, apuntándole con una escopeta, le espetó: «¡Esta es mi casa y aquí no entra ningún rojo!». Ahora, según reconoce, las cosas son distintas y los problemas parecidos, por lo que hay que seguir trabajando para conseguir mantener y, en algunos casos, recuperar los derechos sociales y laborales. Esto es lo que él ha intentado durante los doce años en los que ha estado al frente de la Secretaría General de CCOO en Castilla-La Mancha, cargo que dejará este viernes en manos de Francisco de la Rosa, actual secretario provincial del sindicato en Albacete.
-De los doce años como secretario general de CCOO en Castilla-La Mancha, ¿cuál ha sido su mejor momento?
-Acumulo muchas vivencias, pero lo mejor de estos doce años ha sido tener el honor de haber estado al frente de un sindicato como CCOO en Castilla-La Mancha, una organización que me ha dado todo y a la que yo he intentado corresponder de la mejor manera posible. Es lo mejor que me ha pasado en mi vida.
-¿Y cuál ha sido el peor momento?
-Han sido muchos años de dureza extrema, especialmente cuando comenzó la crisis, con consecuencias pésimas para la gente y para nuestro sindicato. Ello coincidió además con cuatro años de un gobierno conservador del PP, con unas medidas que no he compartido como secretario regional de CCOO ni a nivel individual. Ahora parece que estamos saliendo de la crisis de una manera muy lenta, porque hay mucha gente que se ha quedado en la estacada, y es por ello que queda mucho por hacer.
-¿Qué cosas se deja en el tintero José Luis Gil después de doce años?
-Muchas cosas. Sería una barbaridad plantear como balance que has hecho todo lo que querías hacer. Yo me quedo con que haya sido lo adecuado lo que hemos hecho. Aun así, se me ha quedado clavada la espina de no haber podido conseguir una modernización del tejido productivo que necesita Castilla-La Mancha y una política industrial más potente, con más inversión pública y sobre todo privada. Espero que el próximo equipo, que llega dentro de dos días, resuelva las cosas que han quedado pendientes y también los nuevos retos que aparezcan en el futuro, que no son pocos.
Presidentes autonómicos
-¿Con quién, de los presidentes autonómicos con los que ha coincidido, se ha entendido mejor?
-Nosotros tenemos por definición el interés de hablar con quien gobierna, que es al que los ciudadanos han ofrecido su confianza. En mi mandato ha habido tres presidentes: José María Barreda, María Dolores de Cospedal y Emiliano García-Page . Con el primero los agentes sociales tuvimos una relación muy intensa, con acuerdos importantes, pero al final de su mandato llegó la crisis y su devastador impacto en nuestra región. Después, durante los cuatro años de gobierno del PP, ofrecimos nuestra mano tendida para trabajar por y para Castilla-La Mancha. Fue difícil ya no solo entendernos con el Gobierno de Cospedal, sino ni tan siquiera poder hablar con él, ya que tuvimos tan solo dos reuniones en cuatro años, una protocolaria y otra de trabajo, sin ningún resultado. Y ahora, con Emiliano García-Page, hemos hablado de manera intensa todos los agentes sociales para abordar temas muy importantes para Castilla-La Mancha, como son la política industrial o el pacto por la recuperación económica, para lo que nos hemos tenido que sentar incluso con la patronal, con la que tenemos grandes diferencias. Yo creo que es bueno hablar con todo el mundo, aunque luego no te entiendas, pero siempre hay que buscar un equilibrio y llegar a puntos de encuentro.
-Usted fue uno de los primeros defensores del cambio de Gobierno en Castilla-La Mancha. ¿Cree que el nuevo Gobierno está haciendo lo adecuado o le está defraudando?
-Nosotros tuvimos una actitud beligerante con las políticas de derechas que practicó el Gobierno de Cospedal porque castigaron a la mayoría social. El silencio era corresponsable y nosotros no nos callamos, ni antes ni ahora. Cuando las políticas se aplican, las compartimos y, si no se corrigen, nos movilizamos para intentar cambiarlas. Ahora, tras cuatro años de recorte y de ‘austericidio’ del PP, el Gobierno actual del PSOE tiene el reto de tratar de reconstruir una región que ha quedado hecho un solar, pero discrepamos con ellos en los ritmos de los cambios, como en Sanidad y Educación sobre todo.
-Con el presidente de la patronal castellano-manchega, Ángel Nicolás, ha tenido varios encontronazos, aunque ha dicho que le echará a usted de menos. ¿Se lo cree?
-Claro que lo creo. Yo también lo voy a echar de menos. A veces esto no se entiende, ya que tenemos opiniones diferentes y muy confrontadas, pues él siempre defenderá la posición de los empresarios y yo, la de los trabajadores, pero hay que buscar el equilibrio entre ambos para poder ayudar a una mayoría social. Así, la relación que hemos tenido, que ha sido muy intensa, ha sido de respeto absoluto tanto desde el punto de vista profesional como personal.
-¿Y qué tal ha sido la relación con el secretario regional de UGT, Carlos Pedrosa?
-La relación ha sido fraternal y de sindicatos que compartimos la mayor, aunque en el día a día, coincidiendo en espacios comunes, puede surgir algún tipo de fricción, aunque nunca sin poner en peligro la convivencia entre CCOO y UGT. A nivel personal, a Carlos le tengo un grandísimo aprecio y, a nivel sindical, hemos tenido una relación de respeto y de colaboración en general. Carlos y yo tenemos la obligación de que tanto CCOO y UGT sean los primeros de la clase, y en esa disputa ha surgido en algunas casos discrepancias.
-No sé si ahora volverá a su puesto de funcionario de prisiones. En todo caso, ¿a quién metería en la cárcel?
-Una pasada de los corruptos por la cárcel a lo mejor nos haría una sociedad más democrática y limpia. Yo no sé lo que voy a hacer con mi vida a partir de ahora. Seré feliz buscando tiempo para otras cosas, aunque también lo he sido dentro de CCOO. Llevo toda la vida ligado al sindicato en primera línea y ahora es tiempo para que otros cojan el testigo.
Gobierno PP: «Tuvimos una actitud beligerante porque castigaron a la mayoría social»
-¿Cómo han cambiado las cosas desde los años 80, cuando usted tomó las riendas de CCOO Ciudad Real con 28 años?
-En los años 80, en los primeros años de la transición española, había una efervescencia y unas ansias de cambio y de democracia después de 40 años de dictadura. Era natural que esa pasión se manifestara en todos los ámbitos de la vida cotidiana, como dentro de los sindicatos. Ahora todo es distinto y no hay que reivindicar tantas cosas, aunque algunos comportamientos nos exigen que lo hagamos.
-En los años 80 un empresario del textil de Ciudad Real le recibió a punta de escopeta y le amenazó: «¡Esta es mi casa y aquí no entra ningún rojo!». Ahora la guerra se libra en otros campos de batalla y los sindicatos tienen muy mala imagen en muchos ámbitos de la sociedad. ¿Cree que interesa a mucha gente que los sindicatos pierdan fuerza o desaparezcan?
-Los ataques que reciben ahora los sindicatos son más sutiles, pero el daño es mucho mayor y prolongado. Los medios no son tan burdos como una escopeta, pero son más dañinos y con una capacidad de penetración más profunda. Una actuación de una persona concreta contra nosotros no tiene un recorrido mayor, pero ahora, cuando se hace una campaña ordenada, orquestada, financiada y sustentada por los poderes económicos, cala durante más tiempo. Sabemos que tenemos enemigos muy importantes, que no comparten nada de lo que defendemos y pretenden que seamos sumisos, pero en CCOO no lo somos.
-Calculan en su sindicato que actualmente cuentan con 60.000 afiliados en Castilla-La Mancha. ¿Han visto disminuir o aumentar este número durante la crisis y la ligera recuperación económica posterior?
-Un sindicato es una parte más de la sociedad y, cuando las cosas han ido mal, nos ha ido mal, y a la inversa. Hubo una pérdida importante de afiliados durante la crisis, pero desde hace un año y medio la afiliación está sufriendo un ligero repunte y día a día estamos creciendo. Esto es fundamental porque sin afiliados no somos nada.
-¿Cree que Francisco de la Rosa está preparado para ser el secretario regional de CCOO?
-No tengo ninguna duda. Es una persona que conoce muy bien la organización y con experiencia sobrada después de muchos años al frente del sindicato en Albacete y en otros puestos de responsabilidad.
-¿Cuál es la situación de las cuentas de CCOO que heredará su sucesor?
-Se va a encontrar con unas cuentas saneadas y con una situación estabilizada, después de una serie de ajustes en los últimos años. Siempre queremos tener más para llegar a más rincones de la región, ya que hay empresas que no cuentan con delegado sindical.
«Parecer lo que somos»
-Se comprometieron en su día a hacer una auditoría externa para hacer públicas y transparentes sus cuentas. ¿Cree que eso podría cambiar la percepción que tienen de los sindicatos algunos ciudadanos?
-¿Qué le parece la inesperada marcha de Ignacio Fernández Toxo de la Secretaría General de CCOO?
-A mí no me parece inesperada porque, aunque podría optar a un tercer mandato, y lo dice alguien que ha estado doce años, con ocho años es más que suficiente para la salud de un dirigente y para la del sindicato. Dos mandatos dan para hacerlo bien, regular, mal o muy mal. En mi caso, yo opté por continuar un tercer mandato porque la economía regional vivía momentos difíciles y no quería que mi marcha se entendiera como una huida.
-¿Con qué frase se despediría o resumiría lo que han sido estos doce años?
Pasión y agradecimiento. Pasión por lo que significa estar al frente de un sindicato como CCOO en una época muy complicada, ya que sin pasión habría sido imposible. Y, por otro lado, agradecimiento porque ha sido una experiencia irrepetible para mí.
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