Carlos Martín-Fuertes - Opinión
El precio de la coherencia
«Felpeto y su familia no han querido hacer uso de un posible enchufismo y aprovecharse de la circunstancia de ser consejero del Gobierno regional»
Lamentablemente, como decía ABC , una noticia que no debía ser, se convierte en noticia por la falta de criterios y la escasa honradez hoy día de muchas personas y de manera especial de la clase política. Efectivamente el pasado jueves fue operada de molestias en la cadera la esposa del consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto . Ello, después de un calvario y un largo proceso de consultas y esperas. La operación la ha llevado a cabo con éxito el doctor Jesús Santiago de Blas , prestigioso traumatólogo y excelente persona.
La mujer, su esposo, su familia, llevan esperando la operación como agua de mayo, pues es la mejor salida y casi única para resolver la situación que padecía. Conozco el caso y lleva como dos años largos entre pitos y flautas esperando ser llamada para operarla. Pasó inadvertido el matrimonio el día de la primera consulta e inadvertido hubiera pasado quién estaba en la habitación sino hubiera sido porque tarde o temprano las cosas se saben.
Ha habido esposas de consejeros que han sido intervenidas quirúrgicamente y se ha cerrado una planta del hospital, o han movido los papeles y se han «colado» de otros muchos que estaban delante. Directores generales que han sido operados de próstata «de gorra» por medio de rayo láser cuando la operación costaba más de 6.000 euros y otros ejemplos que muchos de ustedes conocen y podríamos mencionar.
Felpeto y su familia no han querido hacer uso de un posible enchufismo y aprovecharse de la circunstancia de ser consejero del Gobierno regional. Un detalle que le honra y dice mucho en su favor. Probablemente muchos de nosotros hubiéramos actuado de manera distinta y nos hubiéramos aprovechado de la ocasión por razón del cargo. Es el precio que se paga por tratar de ser honesto, coherente y honrado. Gracias Ángel y familia por el ejemplo que habéis dado. Seguro que con esa conducta y las manos del doctor Santiago, además de otros factores, hará que pronto abandones esa clínica con habitaciones de tres camas y que pronto pasees con tus nietos por los alrededores de vuestra casa. Al menos vuestra conciencia estará impoluta y dormiréis tranquilos.