Pablo Corrales - Opinión
En mi cortijo se vota lo que yo quiero…
La consecuencia de ello es el bochornoso espectáculo del Pleno del jueves pasado
«El presidente, oído el secretario general, podrá modificar la calificación dada a una iniciativa por su autor, atendiendo a su contenido». Mis disculpas al lector por iniciar este artículo citando el art. 56.1 del Reglamento Orgánico del Pleno del Ayuntamiento de Toledo, pero creo que así se entenderá mejor su contenido. Pues bien, por primera vez en la historia democrática de Toledo , tres mociones presentadas por los grupos de la oposición fueron «calificadas» como meros ruegos por la Presidencia de la junta de portavoces celebrada el pasado lunes 14 de junio.
Que el talante del Equipo de Gobierno socialista, como Equipo, no es proclive al diálogo, al consenso y a la participación, es algo que ya todos los toledanos conocen. Lo que no conocíamos es hasta dónde estaban dispuestos a llegar con tal de mantener protegidas su falsía e hipocresía políticas. Las fotos y los anuncios ya no lo pueden todo.
El pasado lunes, por primera vez en Democracia, se impidieron tres votaciones a propuestas de los grupos de la oposición. Da igual el tema sobre el que trataran. Simplemente se prohibió que la oposición llevara al pleno tres mociones que no agradaban a este gobierno municipal, tan progresista y democrático él.
Lo que los toledanos deben conocer es que tal prohibición, tal veto -impropio de sistemas democráticos-, se llevó a efecto sin conocer el contenido de ninguna de las tres mociones. Simplemente, se vetaron por su título pues no estaban aún presentadas cuando se produjo su veto. Tampoco desconocen los toledanos que en el Pleno del ayuntamiento se han votado iniciativas de carácter internacional, europeo, nacional, regional… Incluso se llegó a reprobar a un gobernador mexicano… Por lo que el carácter nacional de las proposiciones no pudo en modo alguno justificar su arbitraria «reconversión» a ruego.
A la presidencia de la junta de portavoces le dio igual no conocer el contenido de las mociones. Le bastó ver un título incómodo y decidió prohibir que se votaran convirtiéndolas en simples ruegos.
La consecuencia de ello es el bochornoso espectáculo del Pleno del jueves pasado. En un intento de disimular su totalitarismo y el rodillo que vienen aplicando desde el principio de la legislatura (con la inestimable colaboración de IU-UP y del concejal «no adscrito pero adscrito»), el Gobierno socialista decidió que los ruegos, en los que tan arbitraria como retorcidamente habían convertido las mociones de la oposición, se desarrollaran como se desarrollan las mociones pero sin votación final, dejando claro que lo que no querían era votar que estaban a favor de los indultos (o no).
No se trata de valorar si los indultos son o no la solución (hasta el mismísimo Bono, en un ejercicio de funambulismo político típico del sí pero no, reconoció que él «no se fía de los independentistas»). Se trata de que, en democracia, no vale todo. Se trata de no impedir votar lo que los grupos democráticamente elegidos tienen a bien someter a votación al Pleno. Se trata de respetar. No había ninguna duda acerca del resultado de la votación pues IU-UP y el concejal «no adscrito pero adscrito» volverían a salvar la cara del socialismo. Lo que no se quería era demostrar a los toledanos que el Partido Socialista Obrero Español está, por más que digan siempre lo contrario, por encima de Toledo.
Ya ocurrió con los ahorros municipales que querían quitar a Toledo, con la base logística de Defensa, con sus 11 concejales liberados, con la celebración casi permanente de plenos extraordinarios sin respetar lo acordado al inicio de legislatura -complicando la asistencia de los concejales de la oposición (no liberados)-, con el desorden (o faltas) en la entrega de documentación en las distintas comisiones… y siempre que hay o haya ocasión, volverá a ocurrir lo mismo.
¿Se puede calificar lo que no se conoce y presentarse como gente de talante que busca el consenso? Pues sí, parece que se puede, pero esa hipocresía y falsedad políticas solo están al alcance de unos pocos elegidos entre los que, afortunadamente, no me encuentro.
El ejercicio totalitario de las funciones de gobierno es algo en lo que parecen sentirse cómodos nuestros gobernantes pero no tanto los ciudadanos que ven con preocupación la degradación institucional del Ayuntamiento de Toledo, que algunos tratan de confundir con intereses de partido. Empieza a no ser raro oír a los toledanos referirse a su ayuntamiento como el «cortijo de…». Y, lo peor es que, como dicen algunos miembros del Equipo de gobierno socialista, «más adelante hay más», lo que me lleva a pensar que no será la última vez que demuestran sus «principios democráticos», su «sentido de la lealtad institucional» y su «capacidad de diálogo y consenso».
Recuerden los toledanos este hecho y comparen la reacción firme y educada de la oposición con la que se pueda producir en caso de que, tras las elecciones de mayo de 2023, la moción calificada como ruego sea la de los socialistas en la oposición… Hagan ese ejercicio y sorpréndanse… o no.
Y recuerden con ironía que, después de 14 años de gobiernos socialistas en Toledo (que serán 16), la culpa de todo lo malo que pasa en Toledo es del Partido Popular… pues ellos dicen no ser responsables de nada… Vamos, que enarbolan su irresponsabilidad.
¡Válgame el Señor! (que diría el conocido personaje humorístico).
Pablo Corrales es
concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo