Coronavirus I En primera línea
Coronavirus Toledo: «Los mayores son la población que mejor lleva el confinamiento»
Juan Carlos Santos López, 46 años como voluntario en Cruz Roja Española
Coronavirus, última hora
Cruz Roja es su segunda casa. En ella entró cuando tenía 17 imberbes años y en ella continúa a sus 63 primaveras. Siempre como voluntario, siempre ayudando al prójimo. Un filántropo pata negra.
Ahora es el presidente provincial en Toledo, aunque la vida laboral de Juan Carlos Santos López estuvo ligada a la industria farmacéutica hasta su jubilación. « El coronavirus nos ha desbordado a todos , porque la demanda no ha sido solo de la sanidad, sino de la población en general», contesta cuando se le pregunta por el desabastecimiento de material.
En condiciones normales, dice Juan Carlos, más de 2.500 voluntarios estarían dando el callo en la provincia. Pero, con el coronavirus, Cruz Roja ha tomado medidas para no exponerlos a todos a esta crisis sanitaria tan brutal. Por eso la institución humanitaria ha seleccionado a 250 filántropos que ayudan, codo con codo, a los 85 profesionales de Cruz Roja desplegados por la provincia, entre los que no faltan psicólogos, educadores, trabajadores sociales y el personal de las ambulancias. «Un magnífico equipo», resume Juan Carlos, que organiza a su pequeño ejército desde casa.
Su batallón de 235 «soldados», varios de ellos teletrabajando, sigue desvelándose por las 7.500 personas (mayores, con discapacidades y/o enfermas) a las que ya atendían a diario por teléfono antes de la irrupción del virus. «Con una llamada —dibuja Juan Carlos—, el voluntario abre su corazón a la persona que está sufriendo las consecuencias de la COVID-19».
Pero esta labor de acompañamiento, para la que hay que estar bien preparado, se ha reforzado ahora por parte de los voluntarios y los profesionales, que se desviven también por cualquiera que necesite auxilio. «Nuestro objetivo siempre son las personas vulnerables», compendia Juan Carlos.
Para ello Cruz Roja tiene 20 equipos distribuidos por la provincia. «Personas bien formadas y entrenadas, en condiciones óptimas para evitar contagios. Están preparadas y equipadas para llevar artículos de primera necesidad, alimentos y medicinas sobre todo, a las personas y a las familias que lo requieran», asegura el jefe de esta tribu, que inocula afecto, comprensión y solidaridad. En una palabra, humanidad. Como la que regalaron hace unos días para evacuar a 30 mayores de una residencia de la provincia a otro centro.
Pero entre sus 7.500 usuarios han sufrido bajas por el maldito coronavirus. «No solo nuestros abuelos; también muchas personas se están yendo por esta crisis», responde Juan Carlos atenuando su voz.
— Pero, ¿ve la luz al final del túnel?
—El proceso va a ser un poquito más largo. Todos tenemos información suficiente para saber que va a ser algo más de tiempo.
Y al hilo suelta una reflexión esperanzadora: «Yo diría que los mayores son la población que mejor lleva el confinamiento. Tienen un nivel de adaptación enorme porque nuestros mayores han tenido que bregar mucho, luchar mucho. Toda su experiencia les sirve ahora para atenuar, de alguna forma, el aislamiento». Y también para que muchos sobrelleven no poder bajar a por el pan o a hacer pequeñas compras, como hasta mediados de marzo. Aunque para ellos siempre estará la Cruz Roja Española.