ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

En el lugar de los tiempos añorados

El libro de construye desde el recuerdo idealizado de cuanto acaeció en un terreno concebido para la búsqueda de la felicidad, el Cigarral de Menores

Vista de Toledo desde el Cigarral de Menores A.P.HERRERA

Por Jesús Fuentes

Es aconsejable que usted lea el libro que ha escrito Gregorio Marañón, «Memorias del Cigarral, 1552-2015» , recién publicado. Si lo lee, vislumbrará una parte de la historia cercana de España. Pero además descubrirá un lugar que el autor convierte en un paisaje de ensueño . Y también en un espacio añorado. El Cigarral de Menores . Tal vez se deba a que el libro se construye desde el recuerdo idealizado de cuanto acaeció en un terreno concebido para la búsqueda de la felicidad en el retiro y la meditación . Claro, que otra posibilidad es que usted no lea el libro. Porque no le apetece, porque no le interesa el asunto, porque cree que es un libro más de los que se publican en Toledo, porque no le gusta el autor, porque considera que solo se habla de un enclave particular. Pues, se lo adelanto, será una pérdida importante.

Supongamos, en cambio, que tras la lectura de este articulo, usted decide leer el libro. Para comprenderlo mejor, debe saber algunas cosas. Porque es un libro que da más de lo que a primera vista pueda parecer. No se deje encandilar por las fotografías , son simplemente subrayados de pasajes, textos o personas. Porque, ante todo, es un libro de personas. Unas personas que en el libro aparecen sin estiramientos ni corsés. Casi todos son muy importantes, pero el Cigarral los hace normales o espléndidos, como cualquiera de nosotros. Escucharán a Lorca que interpreta-lee con pasión desmedida a todos los personajes de Bodas de Sangre . Cada uno de ellos son una parte de él. Y verán a los asistentes llorar por el terrible drama y la brillante prosa de Federico. Sabremos de las inquietudes del descomunal Azaña y de sus preocupaciones por el laberinto en el que se mueve España. Escucharemos el malestar metafísico de Unamuno que en el cigarral se vuelve tan humano como San Manuel Bueno, sin ego exacerbado y otras vanidades.

Siguiendo a Unamuno, diremos que es un libro de «intrahistorias» . De los hechos narrados y de otros que suceden en el Cigarral, que Marañón ha convertido en un lugar de espacios añorados. Cuenta el narrador adulto, con los ojos del niño que fue, la atracción del abuelo . Pero su visión es una visión real e irreal a la vez. Como suele suceder cuando se trata cualquier asunto visto desde el amor. En el libro el autor vuelca su caudal emotivo que, averiguamos, es mucho. Describe el Cigarral, pero se retrata a él mismo. El libro es un relato autobiográfico. Lo que le convierte en un libro de sensaciones . Asistimos, con la mirada siempre nueva del autor, al paso de las estaciones que transforman el lugar en un paraíso mágico. El paisaje del cigarral nunca es el mismo. Las luces y las sombras crean portentosas imágenes. Escuchamos los ruidos de la naturaleza y asistimos a los colores esplendentes de la vegetación en primavera o en otoño . Para el verano dejamos a las cigarras y sus melodías diatónicas ante un calor que aquí se suaviza durante las noches. Oiremos a los animales domésticos o a los niños que gritan con la libertad que solo es concebible en un espacio irreal. Comprobaremos la estupefacción de los que llegan allí. Tan pronto pisan la entrada, se transforman. Recuperan lo que en algún punto de la vida de adultos habían olvidado: los sueños imposibles .

El libro «Memorias del Cigarral» se compone de cuatro partes . La introducción adelanta la magia de cuanto allí vaya a suceder. Lleva el título premonitorio de «La mariposa gigante». El primer capítulo responde al nacimiento de este espacio renacentista bajo el impulso de Jerónimo de Miranda , sospechoso de pertenecer al grupo de los Iluminados. Por algo sus orígenes se sitúan en Valladolid. Jerónimo exporta de la imperial Roma un modelo de construcción que considera apropiado para la imperial ciudad. En el segundo capítulo se narra la transición , un tiempo que viene marcado por la espiritualidad y la decadencia, tan estrechamente unidos en Toledo. Y por fin el apogeo. Es el capítulo tercero. Una etapa que va desde 1921 a 1977 . Cuando el abuelo del escritor hace del Cigarral un ateneo de las letras, la ciencia y la política. En el Cigarral se consolidaron muchos de los sueños Europeos de cuantos pasaban por allí. Desde este lugar es más fácil entender que la solución para el atraso de España es Europa. Lo contrario es la incultura, la incivilidad. El capítulo cuarto nos sitúa en tiempos de la democracia y ya con el autor, nuevo propietario, decidido a que el lugar no pierda el brillo dorado que le dio el abuelo . Es como si Gregorio Marañón, el nieto, cumpliera el mandato de Gregorio Marañón, el abuelo, de que nada de lo que él intento se pierda en la desmemoria o en la inacción.

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