Lugar para el reencuentro (39): Aforismos con Don Quijote y don José Rosell

Dedicado a José Rosell Villasevill

Miguel de Cervantes y Don Quijote han sido, son y serán motivo de inspiración de escritores, artistas , amantes de la literatura. Pero junto con el ilustre escritor y personaje, he de decir que, para quienes le conocemos, D. José Rosell Villasevil es también figura inspiradora por su saber y por la nobleza de un trabajo que lleva dando magníficos frutos desde hace mucho tiempo. Presidente de la Sociedad Cervantina de Esquivias, D. José nos ha hecho beneficiarios de estudios imprescindibles en relación con diversos temas cervantinos . Esto es bien sabido, pero es conveniente recordarlo, pues siempre es conveniente, y de justicia, recordar todo aquello que nos enriquece y a lo que debemos gratitud. Es autor, entre otras muchas publicaciones, de Amigo Sancho , Cervantes , Los gremios toledanos y otras zarandajas y Las manos del Greco , libro éste para cuyos textos escritos por D. José, ilustraciones de Fidel María Puebla y versos de Juan Antonio Villacañas, tuve el honor de escribir el prólogo.

Profundo conocedor, asimismo, de la vida y obra de Santa Teresa , de El Greco, de la poesía, así como de tantas otras cuestiones esenciales de la cultura, José Rosell es también dueño de una inagotable energía que pone al servicio de causas nobles y desinteresadas . Yo, que tengo el privilegio de contar con su amistad, le digo a veces que, además de ser hombre de pensamiento, es hombre de acción . Él es de esas personas que, cuando están convencidas de la necesidad de hacer alguna cosa en concreto, se ponen manos a la obra sin escatimar esfuerzos. Personas necesarias, sin duda alguna . Por otro lado, de su versatilidad valga la muestra de aquella teatralización en la Casa de Cervantes en Esquivias , en la que él representó a D. Andrés Núñez. Inolvidable.

José Rosell Villasevil no es un intelectual al uso: es mucho más . De ahí este aforismo inspirado por él, seguido por el dedicado a nuestro señor Don Quijote: Frente a la actitud interesada de muchos llamados intelectuales, los sabios frutos y la generosa entrega de José Rosell Villasevil nos muestran la diferencia entre el intelectual al uso y el pensador auténtico.

Aunque nos riamos de él, siempre conservamos el respeto por Don Quijote . Él puede ser risible, pero es íntegro . La integridad, la bondad última de Alonso Quijano, hace que nunca dejemos de respetarle. Con Don Quijote, el hombre ingenuo nunca ha estado más lejos del necio .