Antonio Lázaro - GALERÍA DE RETRATOS

José Manuel Ortega: Manrique como visor total

«Es el mayor experto que conozco en Jorge Manrique, pasión que comparte y contagia»

Jorge Manrique

POR ANTONIO LÁZARO

El verano mesetario tiene sus gratas veladas nocturnas, a la fresca, con el don de una brisa imprevista que nadie sabe si viene de un cerro o de la alameda junto al río o ha sido solo un hada traviesa que se puso a soplar; tiene también sus reencuentros, sus recuerdos imperecederos de baños en lagunas o ríos bravos con la piel plateada por la luna (ilunada, creo que decía ya no recuerdo si Verlaine o Rimbaud), sus fiestas de pueblo en pueblo, sus disco-piscinas donde a veces comparecía la siempre divina Belleza… Pero en general, es inclemente y atroz, reconozcámoslo, con esa luz cegadora y un sol implacable que te achicharra los sesos y el corazón . No me extraña que de este extremismo climático surgieran cosas tan sublimes como la cábala de Moisés de León (el Zohar) o el Quijote cervantino. Que me aspen si Alonso Quijano no concibió sus disparatadas salidas en uno de estos mediodías de julio, en que el desamparo encoge nuestras fatigadas almas y nuestros cuerpos exhaustos.

Y desde luego, también las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique , si bien su culminación, en plena Mancha conquense (concretamente en Santa María del Campo Rus, sede del campo militar que comandaba) hubo de dilatarse entre el otoño de 1478 y el invierno de 1479.

La amistad multiplica el fervor. Y es en julio cuando empieza a producirse esa momentánea dispersión de los amigos en pos de las cumbres, de las playas o del septentrión, lo que añade desolación al desamparo. José Manuel Ortega es el mayor experto que conozco en Jorge Manrique , en su vida y en su obra, pasión que benéfica y generosamente comparte y contagia. Y es, además, un maestro en el nada fácil arte de la amistad. Por eso este julio he evocado a Ortega y a través de él a don Jorge, al que a tantos él nos ha enseñado a conocer y querer mejor.

Conocí a José Manuel hace ya la friolera de casi tres décadas , cuando junto con el actor y poeta Cristian Casares lanzamos la idea del Triángulo manriqueño , la fusión en la historia y en la poesía de los tres lugares asociados a la muerte der su mayor cantor: herida o lanzada (Castillo de Garcimuñoz), agonía (Santa María del Campo Rus) e inhumación (Monasterio de Uclés). Él fue clave en el diseño del proyecto, en los contactos, en su base bibliográfica, pues poseía prácticamente todo lo editado en relación con Manrique y su mundo . Unos años después, desde la dirección del Servicio de Publicaciones de Castilla-La Mancha, pude inaugurar una colección de clásicos con dos libros suyos, muy celebrados y de largo recorrido, como corresponde a su gran nivel: Jorge Manrique a través del tiempo y Catálogo razonado de una biblioteca manriqueña.

Como Cervantes, cuyo potente vinculación con Manrique es una de las líneas recientes de investigación para nuestro autor, Jorge Manrique conforma en sí mismo toda una literatura : los grandes enigmas de la vida y de la muerte, desde luego, pero también el complejo mundo del amor en todas sus formas y hasta la comicidad a lo largo de su rico cancionero, cada vez más valorado. En su libro más reciente por el momento, Jorge Manrique en la poesía contemporánea (Antología 1950-2016), Ortega recopila la inmensa y profunda huella de una poética que no prescribe. Este libro, en palabras de uno de los críticos más exigentes de la poesía española actual, representa lo que vendría a ser «la antología perfecta».

Pero la pasión por Manrique es solo uno de los hitos de los fervores múltiples de José Manuel Ortega. La poesía y el arte contemporáneos son otros ámbitos en que despliega su innegable magisterio, acompañado no solo del conocimiento, la lectura o el estudio sino, además, de la vida vivida, de amistades y conexiones increíbles que van de Luis Rosales a Maruja Mallo, de Alfredo Landa a Thomas Bernhard.

Ingeniero de profesión y de vocación , es uno de esos casos excelsos de transversalidad entre disciplinas que honran a la cultura española. Solo la tenacidad del ingeniero de minas, explica sus espectaculares hallazgos en el literario filón que ha venido explorando minuciosamente desde la segunda efeméride cervantina (2015), desvelando una conexión, hasta ahora silenciada, muy profunda y feraz, entre Jorge Manrique y Miguel de Cervantes . Tras recopilar los artículos previamente publicados en ABC (Artes&Letras de Castilla-La Mancha), y ampliarlos, su libro de próxima edición Teoría del Quijote con Jorge Manrique al fondo abre todo un campo inédito en nuestra historia literaria en el que se demuestra, desde el rigor de los textos, el gran tributo que Cervantes y su Don Quijote adeudan al autor de las famosas Coplas , cuya poesía recrean y parodian una y otra vez.

Estoy recordando a mis maestros. Creo que es de justicia y que ya tengo perspectiva suficiente para ello. Además de Antonio Martínez Sarrión, Carlos de la Rica y Raúl Torres, le toca el turno ahora a José Manuel Ortega, paisano, maestro y amigo del alma.

De esos que uno añora en las tardes sin horizonte de un julio abrasador.

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