Jesús Maroto - Opinión
A vueltas con la libertad
«Es conveniente, hasta el final de la pandemia, seguir siendo quien somos, pero con mascarilla. Es conveniente superar el miedo, pero con prudencia y responsabilidad. Es conveniente creer que incluso confinados podemos ser libres leyendo un libro, por ejemplo»
Tiempos convulsos, sin duda. Tiempos nuevos. Tiempos salvajes. Que cantara, con su peculiar voz, Jorge Martínez (Ilegales). Nos encontramos ante el riesgo de un nuevo confinamiento (somos el país europeo con más incidencia de Covid-19), y las manifestaciones de los negacionistas y sus proclamas: Libertad, libertad o No somos delincuentes, queremos respirar . El impulsor de la protesta declara: La pandemia es una farsa orquestada por las élites gobernantes con la connivencia de los medios de comunicación para confinarnos y quitarnos nuestros de derechos y libertades .
Ante tal panorama, al ciudadano normal y corriente, que acude diariamente a su trabajo, lo que le asusta no es la perdida de la libertad si no la del trabajo, precisamente. Y entonces sí que perderá la libertad, se teme. O como escribe Ángel Expósito : Maldito bicho. Tan modernos, superiores y avanzados que nos creíamos y mira en qué nos hemos quedado… cagaditos de miedo y de desempleo.
Le pregunta Salvador Sostres a Kike Sarasola : ¿Qué es la libertad? Y la respuesta es: Nadie lo sabía porque siempre la habíamos tenido. Efectivamente, antes de lo más que nos podían controlar era la velocidad de nuestra libertad: los radares. Ahora también, pero no es lo mismo. Se corre por la ansiedad (que trae consigo la fatalidad) en la que nos encontramos que, muy probablemente, nos hace querer llegar lo más rápido posible al refugio o a cualquier otro lugar donde nos sintamos a salvo, esperando la ansiada vacuna como agua de mayo. China aprueba la patente de una vacuna «fácil y rápida de preparar» leo al tiempo que escribo estas líneas.
La libertad nunca es dada; se gana (A. Philip Randolph). A través de la historia hemos aprendido a obtenerla de esa manera. Y creo que es un sentimiento tan arraigado en el ser humano que es normal, en tiempos como estos, se hable e incluso se revindique la libertad y se luche, cada cual desde su punto de vista y con sus medios, por no perderla. Pero también es conveniente no perder el norte y olvidar que estamos ante una pandemia que tendrá su fin y las aguas volverán, es de suponer, a su cauce. Es conveniente pensar en positivo y confiar ciegamente en sanitarios y científicos . Es conveniente, hasta el final de la pandemia, seguir siendo quien somos, pero con mascarilla. Es conveniente superar el miedo, pero con prudencia y responsabilidad. Es conveniente creer que incluso confinados podemos ser libres leyendo un libro, por ejemplo. Es conveniente escuchar a Bunbury cantar: aun podemos ser libres dentro de una canción.
Aunque me intranquiliza lo que dejó dicho Rousseau: La libertad no se recupera si se pierde una vez.