A gusto con el «brexit»

Jesús, Marc, Romina, María, Iraia y Diego son algunos de los miles de españoles que viven en el Reino Unido. La inminente salida de los británicos de la UE no les intranquiliza

Jesús Gallardo, Iraia Gómez y Marc Mora, abajo a la derecha

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Llegó en 2013 a Inglaterra procedente de Toledo para trabajar en su profesión: enfermero. Jesús Gallardo se marchó de España tras terminar sus estudios porque no era fácil encontrar empleo estable, por lo que decidió mudarse al Reino Unido con dos amigas.

Su aventura inglesa comenzó en un pueblo muy pequeño, donde los tres eran los únicos extranjeros. Le costó adaptarse a la comida, al clima, a estar lejos de la familia y aprender a convivir en una cultura que, aunque occidental, «es diferente a la nuestra». «Ahora en Londres, con la diversidad y multiculturalidad que hay, es complicado sentirse extraño», dice Chechu , como le llaman sus amigos.

A sus 28 años, trabaja como enfermero de emergencias en el hospital de Croydon, un barrio al sur de la capital británica. Con lo que gana, llega bien a fin de mes; «incluso me da para ahorrar y viajar».

Ya ha comenzado la cuenta atrás para la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea , pero Jesús no se aventura a decir de qué manera puede afectarle. «Casi nadie sabe lo que puede pasar —contesta—, pero lo que parece casi 100% confirmado es que, a partir del brexit , nuestro trabajo en Inglaterra no cuente para la bolsa española». «Después de 7 años casi viviendo en Inglaterra, quiero aprovechar el tiempo al máximo personal y profesionalmente, aunque ya con la perspectiva de volver a España», desliza.

Su amigo Marc Mora , en cambio, tiene la intención de afianzarse en Inglaterra junto con su mujer. «Debido a la calidad de vida que hemos adquirido, nos planteamos comprar una propiedad para evitar pagar el alquiler, cuyo precios son desorbitados, y empezar una familia aquí», cuenta este programador informático de 33 años, que tiene un puesto de responsabilidad en una empresa con 13 empleados. «Ahora ya puedo ahorrar, viajar y pagar un mejor piso», cuenta.

Natural de Malgrat de Mar (Barcelona), lleva 6 años en el Reino Unido, donde tuvo que acostumbrarse a superar el «pánico a la equivocación en una lengua extranjera», lo que le supuso un «duro y largo proceso».

Marc vive en la zona sur de Londres, donde paga al mes 1.023 libras (unos 1.200 euros, tasa municipal incluida) por un piso de 45 metros cuadrados, con una habitación con comedor, cocina y un baño. «Llevamos cuatro años sin revisión del precio y es un chollo, viendo los alquileres a nuestro alrededor», asegura.

La culminación del brexit no le mueve a marcharse del Reino Unido, donde puede residir por tiempo indefinido al haber alcanzado el estado de asentado ( EU Settlement Scheme ), que se concede a aquellos ciudadanos que lleven viviendo de forma continuada 5 años o más.

«Después de unos mejorando las condiciones laborales, se hace difícil volver a España —reflexiona—. Regresar significaría dar un paso atrás en poder adquisitivo, aunque, posiblemente, un paso adelante en calidad de vida. La idea es volver a casa al cabo de 3 o 4 años. Pero todo se verá». «¿De qué manera puede afectarme el Brexit ? Pues, a día de hoy, de ninguna forma, aparte de la fluctuación de los mercados».

«No tengo ni idea»

En Londres también trabaja María. El nombre es ficticio por expreso deseo de esta periodista guadalajareña de 33 años, que escribe en una publicación especializada en alimentos. Ella se adaptó a la vida en la capital británica «muy rápido y muy bien» desde que llegó en 2012.

Con un «no tengo ni idea» responde cuando le preguntas de qué forma le podrá afectar el Brexit . «Vivo aquí y trabajo aquí, pero no he hecho planes personales de vida ni laborales para el futuro», explica.

Bajo el nombre falso de Diego , también por expreso deseo, se oculta un técnico superior en administración y finanzas que trabaja en la Universidad de Cambridge, población en la que vive desde 2013. Después del estallido de la «burbuja inmobiliaria» en España, que le afectó seriamente, este toledano de 44 años decidió marcharse a Inglaterra para «cambiar de aires». «Lo más difícil fue no poder tomar tapas, pero lo compenso con mi superpaellas los fines de semana», asegura .

Trabajó como camarero en bares de Cambridge y en un college (institución educativa), hasta que, con mucho esfuerzo, logró una plaza como administrativo en la universidad, lo que le ha permitido vivir ya de una manera desahogada.

Diego, que tiene también el estatus de asentado para seguir viviendo en el Reino Unido, no aventura qué perjuicios puede acarrearle el brexit . «En principio, quiero permanecer aquí o en otro país de la Unión Europea. Es una pena, porque España no mejora para que podamos volver, y ya veremos qué pasa con el gobierno de Pedro Sánchez. ¿Crees que habrá dinero para las pensiones a este paso?», pregunta.

«Falta de oportunidades»

Un año más tarde que Diego llegó Iraia Gómez al Reino Unido. Salió de su casa en San Sebastián «porque no había mucho trabajo» como enfermera. A sus 28 años, es compañera de Jesús Gallardo en el Hospital Universitario de Croydon, donde trabaja en la UCI.

Dice que no le afectará personalmente el brexit , aunque sus perspectivas no pasan por quedarse toda la vida en Inglaterrra. «Tener un buen trabajo, aprovechar para estudiar y ahorrar, pero quiero volver a Donosti», desea.

Como Diego, Marc o Jesús, Romina Pepermans aterrizó en 2013 en el Reino Unido para desarrollar su carrera profesional como enfermera «debido a la falta de oportunidades en España». Natural de Huesca, esta especialista en cuidados intensivos de 29 años vive en Londres, donde quiere quedarse 2 o 3 años más para seguir ahorrando y luego volver a España.

«Al llevar más de 6 años viviendo en el Reino Unido, a nivel profesional dudo de que me afecte en gran medida el brexit , lo que significa que podrá seguir teniendo acceso a los servicios públicos como hasta ahora», afirma Romina. «Quizá me afecte a nivel general con subida de precios e incertidumbre en la frontera —predice—. Pero confío en que será una salida ‘ordenada’».

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