Guillermo Muñoz y «La Olivilla», grandes esperanzas toledanas
De la ganadería local destacó por encima «Fogonero», premiado con la vuelta al ruedo
Abrió la tarde un guapo animal ante el que Pedro Montaldo buscó entramar faena. Tras un saludo aseado y un buen quite de Guillermo Muñoz, le faltó el mando que el animal pedía. Faltó firmeza y toreo reunido para ahormar las embestidas de un animal que soltaba la cara. Estocada tras pinchazo y un saludo desde el tercio como balance.
Los novillos también deberían tener suerte en los sorteos. El gran cuarto quería torearse solo y por ello «Fogonero» encendió la candela. El novillero acusó su falta de rodaje y lo trasteó dignamente. Fue bravo y pronto, pedía los medios y la muleta siempre puesta. Ni lo uno ni lo otro. Los toros bravos son exigentes porque hay que hacerles las cosas muy bien, Montaldo estuvo muy voluntarioso y se quiso gustar, dejó pasajes vistosos ante un animal premiado con la vuelta al ruedo y ente el que se atascó con los aceros. Paseó una oreja acompañado del ganadero de La Olivilla, José Manuel Galán, quien en la previa del festejo descubrió un azulejo en homenaje al indulto de «Ferianto» el año pasado.
En el segundo mostró Guillermo Muñoz en gran momento que atraviesa. Encajado saludo y una faena basada en ambos pitones y en aguantar las embestidas de un burel que salía algo desentendido. Toreó con gusto y buscando hacerle las cosas bien al de La Olivilla, consiguiendo que la faena tomase vuelo. Momentos jaleados por el respetable que abarrotaba la plaza en la nueva normalidad. Faena de dos orejas merecidas a la constancia y buen hacer y en virtud de la gran estocada que cobró, que hizo que el burel tuviera una espectacular muerte.
El quinto fue otro de los grandes novillos de la tarde. Tuvo la suerte de encontrarse con el poso y el concepto de Guillermo Muñoz. El talaverano logró una rotunda faena ante un oponente de grandes cualidades al que rompió por bajo encajandose en todo momento y logrando gustarse y disfrutar. Faena de altos vuelos que hace albergar esperanza de un nuevo producto en la prolífica cantera toledana. Lástima que la espada dejase todo en oreja.
Joselito Sánche z completaba una terna en la que no por ser el más nuevo, mostró peor bagaje. Una faena para aficionados en la que en novillero de Morón de la Frontera supo hacer al primero de su lote, perdiéndole el paso necesario para de uno en uno lograr hilvanar una faena que reconoció en respetable. Concepto muy puro, de toreo vertical y de cintura encajada, con un trazo de muletazo más allá de la cadera, logrando plasmar el concepto tan rico del toreo que posee. El mal uso de la espada dejó todo en una meritoria ovación con saludos desde los medios.
Pechó con el lote de menos opciones el sevillano que sólo pudo mostrar el concepto. Mucha disposición y ganas, encajándose siempre y tirando más allá de la cadera ante un animal que reponía y le exigió hacer un esfuerzo. Dejó ganas de volver a verle.