El CiBRA ya está aquí

El CiBRA ya está aquí. Las farolas de las grandes avenidas de Toledo ya dejan colgarse las oscuras banderas de este festival de cine. Como cantaba el poeta. Cine, cine, cine. Más cine por favor. Que todo en la vida es cine. Que todo en la vida es cine. Y los sueños cine son. A finales de noviembre, Toledo y La Puebla de Montalbán, se visten de gala con alfombra roja para mostrar en sus grandes pantallas esta criatura que ya tiene trece años. Trece años, casi na.

Me gusta el cine, mucho. Pisar las salas de cine ha sido de mis ultimas reconquistas en la búsqueda de la normalidad después de la pandemia. Alerta roja , El buen patrón, Entre rosas , las películas que últimamente he visto en la gran pantalla. Tiempo, Un amigo extraordinario y Envidia sana en otras pantallas. Siento que mi vida se paraliza cuando la banda sonora inicia sus acordes desde la primara escena para identificarse con el protagonista de la película, el escritor o periodista que busca en la trama sacar conclusiones sobre el film, o ese pobre diablo que por más que lo intenta su búsqueda de la felicidad es un círculo repetitivo de miserias y pobrezas de donde no sabe salir. El cine es un arte, una genialidad, un talento con maestría, una vocación que te endiosa.

No voy a decir que ciertos genes paternos me corresponden de esta bella criatura que ya en su adolescencia brilla con rebeldía propia en lo humano, social y cultural. Soy como el padre pobre que ve como su hijo crece sano y hermoso en riendas mas apabullantes y económicas que las que uno le puede dar. Y, a pesar de todo, me siento muy feliz de verlo tontear con otros festivales. Fue una sabia decisión hacerlo crecer por las calles de Toledo. La Puebla de Montalbán se le hacía chico para los altos vuelos a los que está llamado este certamen cinematográfico. Aquellos humildes comienzos entorno a la emisora de Radio Puebla dio origen a un club de lectura y éste a un club de cine. Con buena gente y entorno a unas cervezas nació el Festival CiBRA como fruto de un tercer tiempo en el que uno dijo que no había narices a crear un festival. ¡Qué no había narices! Ya tiene trece años la criatura.

Me gusta el cine. Me gusta porque me hace pensar lo que se dice, reflexionar sobre lo que veo, imaginar lo que no aparece y crear mis propias ideas con las que critico mi propia vida y la realidad en la que existo. Me gusta el cine porque me hace más persona. Soy cine. Somos cine. Somos cine y palabra. El CiBRA ya está aquí.

Fray Gregorio Rivera Arellano es sacerdote franciscano