Gregorio Rivera Arellano - Opinión

Camino a la tangana

«Toledo ha estado en el punto de mira de la cristiandad y ahora, por falta de noticias, parece que todos somos catedráticos para hablar sobre el tema»

Gregorio Rivera Arellano

Cobarde, dice mi tía, cuando me nublo yo solo en explicaciones que bien podrían ser más sencillas.

Es lo que me pasa en estos días en los que la palabra «Tangana» llegó el viernes por la mañana y ha pasado un gigantesco fin de semana y parece que sigo sin entenderla. Pero la palabra sigue aquí, conmigo, con muchos de vosotros, con los cuales hemos debatidos cafés, cervezas y comidas. Toledo ha estado en el punto de mira de la cristiandad y ahora, por falta de noticias, parece que todos somos catedráticos para hablar sobre el tema.

Sencillamente. No sé lo que significa esa palabra. En los diccionarios que frecuento no viene ese término. Lo escribo en el ordenador y parece que hay como tres acepciones. Una pieza cilíndrica usada para juegos, alboroto o escándalo y como tercera, sería el nombre artístico de un rapero que ha puesto su último éxito colocando en el mapa Toledo y como centro su magnifica catedral con ritmo y con letra.

Mi casa es casa de oración. Y no lo digo por la Primada . Mi casa es casa de oración y como la catedral de Toledo no está exenta de tentaciones para caer en escándalos, alborotos, voceríos o confusiones. Lo lugares sagrados son un gran reclamo para la cultura por las costumbres que ha ido generando en la historia. Son el marco preciso por su belleza artística que muchas personas persiguen para grabar o producir sus trabajos dando un espacio de solera, antigüedad y raigambre. Pero no podemos olvidar que los templos sagrados son casas para el rezo, la plegaria, la invocación, y no tanto para el discurso, las alocuciones o disertaciones. Mucho menos para el baile. Aunque la historia nos ha enseñado que algunos bailes han gustado y se han convertido en santificados.

Eran las diez y media del viernes y ya tenía saturado el móvil de wasas catedralicios. Imágenes y textos que me fueron creando una imagen horrible de lo que se había grabado en el interior de la Catedral de Toledo. Hay gabinete de crisis. La cosa parece más seria . Por fin puedo ver el vídeo y leer la letra. No me parece tan fuerte como me había supuesto. Pero es la catedral. Mi casa es casa de oración. Cómo se le ha podido meter un gol tan grande con un baile de merengue. Vaya fin de semana. Vaya puente de la Pilarica. Parece que todos estos días he estado bailando regatón en la Sala Capitular y los claustros de San Juan de los Reyes.

Mi tía, que es muy ultra, se ha ido modernizando con los años, pero sin perder lo rancio de su moral, me llama cobarde. Con lo que te ha gustado a ti bailar, me dice. Y razón no le falta. Los años han aplacado mi espíritu danzante renovador por unas costumbres que han envejecido mis piernas con aires conservadores y extremistas. Sigo bailando, pero más con la imaginación que con mis patas. Así que ahora… Seré prudente al bailar. Y lo llamaron prudente.

Mi casa es casa de oración. El que primero perdona es el que más ama.

Fray Gregorio Rivera Arellano es sacerdote franciscano

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