Gregorio Rivera Arellano - Opinión

Camino de la mentira

Sobre los flautistas que van por las calles de Toledo encantando con mentiras

Gregorio RIVERA ARELLANO

Como dice la canción. Ahora que vamos despacio, ahora que estamos de vacaciones, ahora que hace mucho calor, vamos a contar mentiras. Toledo. Vacaciones. Calor. Despacio. Es imposible abarcar Toledo en su totalidad, imposible en su totalidad, absurdo quererlo hacer en un día, ficticio ponerle limitaciones. Toledo es Toledo y por algo es considerada la Ciudad Imperial. Hay que venir a Toledo con frecuencia, recorrer sus calles por barrios, dejarse llevar por sus tentaciones religiosas que las diversas creencias y dogmas vieron en la ciudad para vivir y convivir con la mayor paz posible.

Es tan impresionante Toledo que uno puede sucumbir a su historia, seducirse por sus fantasías, dejarse llevar por las leyendas. Pero nunca, nunca, dejar que la mentira corra por sus estrechas calles.

En la puerta de mi casa frecuentan las explicaciones turísticas sobre el magnífico monumento que es el Monasterio de San Juan de los Reyes. En estos años, pocos, seis, que llevo destinado a este convento he escuchado de todo. Mas verdad que mentira, porque hay una flota de estupendos guías turísticos debidamente formados, preparados y actualizados para recorrer la ciudad dando las debidas explicaciones a los turistas, la gran riqueza de Toledo. Pero de vez en cuando los embustes, la ignorancia y el atrevimiento se lanzan hacia este mercado que busca, en la medida de lo posible, ahorrar un céntimo al escarceo económico que supone pasar todo un día en Toledo. Desplazamiento. Comidas. Monumentos. Guías. Agua, refrescos y helados.

Desde hace unos días vengo observando la formación de unos grupos de turistas que, por lo que escucho, buscan las explicaciones de un guía, pero no les importa mucho la veracidad de sus informaciones. Que si San Juan de los Reyes es una copia de la catedral. Que si San Juan de los Reyes se debe a que el hijo de los Reyes Católicos es santo. Que si aquí está enterrado el hijo de Isabel la Católica… Y no digamos cuando les da por explicar las cadenas que cuelgan en la fachada. Por no decir de los comentarios sobre las águilas imperiales que decoran los frontales de los laterales del altar mayor. Ahora que vamos despacio vamos a contar mentiras, tralará.

Lo que más gracia me hace, por expresarme de alguna manera, es que, cuando he querido corregir a alguno de estos críos, que son unos muchachos con barba para parecer mayores, lo que me han respondido, agradeciendo la corrección que les hago, previa presentación, es que esas aclaraciones las dicen así porque están en sus apuntes. Madre mía. Fake news. Noticias falsas. Mentiras . Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas. Las mentiras tienen las piernas muy cortas, y en cada embuste hay como una raíz de verdad, como queriendo decir lo contrario de lo que la historia ha dejado, por lo menos escrito. Las interpretaciones, el relativismo, las traducciones, son campos seleccionados para dar rienda suelta a la imaginación de las historias que uno escucha. Y si lo que te dicen está cargado de trolas la imagen que uno se vaya a llevar en la cabeza puede estar ilusionada pero no de veracidad.

Creo que entre todos tenemos que hacer un enorme esfuerzo por decir y defender la verdad. Los que nos movemos un poco por las redes sociales nos damos cuenta del daño que sentimos cuando nos encontramos con una falsa noticia. Mentiras, verdades a medias, imágenes de un sitio referidas a otro, accidentes o muertes que no han existido.

Los grandes líderes del humanismo han alzado la voz para defender la verdad, la fidelidad de todo tipo de información, para que las noticias engañosas no sean las que marquen un veredicto final ya que las redes sociales hacen proliferarlas. Aunque estemos en la era de la posverdad, la verdad hay que defenderla desde el derecho y la calidad.

Es un reto que tenemos todos, no solo los usuarios de Internet. Los casos a los que hago referencia están en la calle explicando que solo pretende satisfacer la necesidad económica de una información que no va a ser juzgada ni reclamada porque realmente la ignorancia está en los oídos del que escucha. Habría que poner en aviso a aquellos que son responsables del patrimonio, de la historia y la cultura toledana de estos fakes que, como flautistas van encantado las calles de Toledo con mentiras. Y las calles de Toledo están muy cargadas de historias, leyendas y relatos que uno puede leer en los libros.

Porque todo está en los libros, solo hay que leerlos. No contemos más mentiras, tralará.

Fray Gregorio Rivera Arellano es sacerdote franciscano

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