Gregorio Rivera Arellano - Opinión

El camino de ser cofrade

«Ser cofrade es ser pobre, manso, justo, llorar y consolar, tener hambre y sed de justicia, ser misericordioso, limpio de corazón, trabajar por la paz, y a la vez, perseguidos por la justicia»

Gregorio RIVERA ARELLANO

¿Dónde estabas y qué hiciste? Son las dos preguntas que hago a esos amigos mas cercanos con los que vivo la fe y con los cuales quiero confrontar mi vida cristiana ante esos escándalos o amenazas en los que nuestra religión es desafiada. Este verano ha sido uno de ellos. Pero si lo piensas, a lo largo de estos años en los que he ido perdiendo la juventud, si podríamos hacer una larga lista de dibujos, fotografías, cuadros, libros o películas que se han basado en un hecho religioso para explotar una producción lo más económicamente posible basada en la provocación.

Vivimos unos tiempos difíciles y complicados . No es fácil ser cristiano en nuestra sociedad que, como los apóstoles en su tiempo, se jugaban el tipo con el testimonio de su fe. No es que se busquen privilegios, ni se deseen prebendas en las gestiones. Ser testigo de unas creencias puede llevar a grandes desafíos, originalidad y creatividad en palabras y acciones que pueden llevar hasta el martirio. El ciclo social todavía no está tan cargado como para derramar sangre. En esta persecución del cristianismo todavía tenemos suerte. En otros países vemos lo que está pasando, o no vemos ni sentimos nada porque no hay ningún tipo de información.

Nosotros, los cristianos, los católicos de nuestra tierra, que debemos ser mansos y pacíficos ante una ofensa, que debemos poner la otra mejilla ante la bofetada porque así somos y así lo creemos, porque nos lo pidió Jesús de Nazaret. Mas a vosotros los que oís, digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. Nosotros, los cristianos, ¿debemos de ser siempre así?

Yo creo que sí. Como dice el Papa Francisco , ser cristiano no es fácil, pero nos hace muy felices seguir a Jesús en el proceso de amistad hacia nuestros hostiles enemigos, en el hacer el bien a los que nos desprecian, en el bendecir a los que hablan mal de nosotros y de nuestros hermanos en la fe, en el orar, y orar siempre, por los que nos difaman y calumnian. En Jesús está la felicidad. En el Evangelio está la felicidad. En las bienaventuranzas está la felicidad. Pero también creo que, desde la verdad y la justicia, hay que decir algo. Personalmente no le tengo miedo a los que me dicen no, dándome la cara. Temo más a los que con si silencio e indiferencia no hacen ni dicen nada por defender la evidencia con franqueza.

Están llamados a manifestar su fe miles de personas en un campo de futbol. No creo que sea el lugar más apropiado para una liturgia que quite el polvo a las limaduras de una larga pandemia. Pero con algo hay que empezar. Hombres y mujeres, muchos jóvenes, están llamados para acompañar a sus cofradías y hermandades en un acto especial para manifestar la fe, confianza y creencia al Señor de los señores, Jesús, y a su Santísima Madre, María. Hay veces que el cariño nos hace ponerles tantos piropos que olvidamos el mensaje de humildad y sencillez que nos transmitieron hace muchos años y que engalana la voluntad divina de amar, amar y amar desde una profunda caridad. Estos hombres y mujeres, estos jóvenes, son capaces de subir al cielo al más pecador arrastrando sus piernas como nuevos testigos, apóstoles y discípulos que con sus andares, con su vida y con sus palabras tratan de dar una catequesis a la sociedad desde el calor de sus hogares domésticos. Amasan la fe con el afecto que podemos darles los sacerdotes. Porque ellos también se quieren sentir queridos en sus cofradías, iglesias y parroquias.

Ser cofrade no es ser un simpatizante de un grupo de personas, es algo más. Ser cofrade es sentir y consentir un conjunto de creencias que la eucaristía alimenta y actualiza todos los días de nuestra vida. Ser cofrade significa, desde las igualas, las túnicas y capirotes querer comerte este mundo porque la emoción de llevar al Señor te hace querer ser participe en la construcción de su Reino. Ser cofrade es querer ser más y mejor todos los días. Ser cofrade es ser pobre, manso, justo, llorar y consolar, tener hambre y sed de justicia, ser misericordioso, limpio de corazón, trabajar por la paz, ya la vez, perseguidos por la justicia. Como dice el Señor. Perseguidos, insultados, calumniados.

¡¡Cofrade!! Alégrate, porque tu recompensa será grande en el cielo.

Fray Gregorio Rivera Arellano es sacerdote franciscano

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