Alfonso González Calero - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
El Greco y su vuelta a los orígenes
Interconexiones entre dos mundos distantes
Miguel Cortés Arrese es catedrático de Historia de Arte en la UCLM , en Ciudad Real, y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de san Fernando y de la RABACHT. Entre sus múltiples publicaciones anteriores, en dos de ellas había tratado ya algunos de los temas de este nuevo libro. En Memoria e invención de Bizancio (Ed. Nausicaa, Murcia, 2008) nos habló de Bizancio/Constantinopla y de los testimonios de viajeros españoles que la visitaron, sobre todo en los siglos XV y XVI. En otro texto más reciente, El fuego griego: Memoria del Greco en Castilla-La Mancha (Ed. IV Centenario, 2014) estudia los numerosos estilos que se pueden rastrear en la obra del cretense-toledano así como de la presencia de éste en diversas localidades de nuestra región.
Domenikos Theotokopulos se formó en su tierra natal, en Creta , como pintor de iconos bizantinos y tras su llegada a España, en 1577, no dejó nunca de tener presente aquel estilo pictórico , si bien, en opinión del autor, fue en los últimos a de su vida cuando volvió a él.
Para Cortés Arrese hay señales inequívocas de que El Greco no dejó nunca de considerarse un extranjero aquí, en Toledo . Siempre firmó sus obras con caracteres griegos y todavía en 1603, cuando llevaba un cuarto de siglo entre nosotros, se le describía en algún documento como «un pintor extranjero».
En un momento determinado de su trayectoria El Greco vuelve los ojos a sus orígenes cretenses y bizantinos y así se manifiesta en el estilo y en la organización del espacio visible en algunas de sus obras, tales como «El martirio de san Mauricio y la legión tebana» , un «Santiago el mayor peregrino» (cuya reproducción muestra la portada del libro) un «San Juan bautista» un «San Jerónimo» , o el «Bautismo de Cristo» del colegio de doña María de Aragón o el «Apostolado» que se conserva en el Museo del Greco de Toledo.
La tesis del profesor Cortés Arrese es que El Greco hace un viaje de ida y vuelta , una vez aprendida la tradición pictórica italiana y española, a sus orígenes, a sus experiencias de juventud, al esplendor de sus modelos bizantinos y cretenses a los que él tenía en gran estima, y todo eso lo considera el autor como un regreso motivado por no acabar de encontrar su sitio en España , una especie de «nostalgia del porvenir», concepto esencial que da título al libro.
El cuerpo de la presente obra desgrana todos estos movimientos ; las influencias que actúan sobre El Greco en cada momento de su trayectoria, la presencia de otros griegos y cretenses en España y su relación con El Greco, así como detalladas y precisas interpretaciones de diversos cuadros (o detalles) del Greco que avalan esta tendencia.
Todo ello hecho con el conocimiento y el buen análisis de un gran conocedor de la obra del pintor cretense-toledano , así como de la pintura contemporánea a éste.
En resumen un buen libro de pintura, de estética y de historia de la cultura , en el que aprenderemos de las interconexiones entre dos mundos, distantes (Bizancio y el occidente europeo) pero enormemente interconectados. Y en el que podremos profundizar un poco más en algunos de los misterios que rodean todavía la vida y la obra de El Greco.
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