Cristian Lázaro - OPINIÓN

Gramática electoral

Si no nos decidimos por votar corremos el riesgo de pasar a sujetos de oración pasiva o, lo que es peor, a complementos del régimen

Por Cristian Lázaro

En cierto modo, cabe pensar: ¿para qué querer sentirse protagonista? El protagonista, la sintaxis lo dice, es el sujeto . Ser el sujeto implica estar sujeto a mucho o a muchos. Si bien ser un simple atributo es muy elemental y alejado de lo humano (aunque nos componemos de ellos), ¿por qué no aceptar ser complemento? Quizá sea más cómodo.

Puede pensarse que los dirigentes políticos son sujetos y los ciudadanos, complemento s. Dependemos de ellos, pero ellos también de nosotros en cuanto que les permitimos realizar acciones, desarrollarse e incluso existir.

Hay una simbiosis entre los sujetos y los complementos . Durante las dictaduras de Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco, los complementos lo eran de régimen. En los primeros años de democracia, los complementos eran predicativos, ya que gustaban de ir a las urnas, comentar sus afinidades políticas (por muy desafinadas que estuviesen) y participar activamente en lo que denominaremos «vida electoral».

A los dirigentes políticos les secundan complementos del nombre. ¿Trepas? ¿Pelotas? ¿Gente bien preparada? De todo hay en botica. Hoy día, la dejadez de un país aburguesado ha hecho que los rasgos de la ciudadanía se reduzcan a cuatro posibilidades :

- Los complementos directos , que se sienten identificados con sus líderes y conservan la fe en la democracia.

-Los complementos indirecto s, que se muestran indiferentes ante la política, si no airados. Estos prefieren no ir a votar. Pese a su falta de participación ciudadana, lo que algunos denominan “la función pública”, las decisiones de los sujetos les afectan y modifican tanto o más que a los complementos directos, pues los indirectos eligieron no elegir.

-Los complementos circunstanciales , los cuales carecen de una opción política prefijada y buscan eficacia objetiva en sus mandatarios.

-Los sujetos de oración pasiva , a quienes les atañen más que a nadie los estragos o los beneficios de la política. Ellos han de verse como protagonistas de sus propios logros o entuertos, debido a que los efectos de los sujetos (en oración activa) han hecho que este grupo vea a sus dirigentes como complementos agentes y no como meras figuras representativas. Passive me, aggressive you se titula un album de The naked and famous; entendamos aquí aggressive como un calco semántico del inglés: dirigentes solventes, dinámicos.

Infinidad de avatares convierten a un complemento directo o indirecto en sujeto de oración pasiva . Son los que más sufren o gozan de las políticas de sus jerarcas, los que más se movilizan y, paradójicamente, se vuelven más activos.

Cabría también pensar que complementos directos son los que tienen mayoría de edad y complementos indirectos, los que carecen aún del derecho al voto. Por ello, es bueno que, al pasar de ciudadanos indirectos a directos, nos decidamos por votar y así aportar puntos de vista a las futuras tomas de decisiones en una localidad, comunidad autónoma o país. La perspectiva individual está implícita en el voto y se realiza tras el escrutinio.

De no hacerlo así, corremos el riesgo de pasar a sujetos de oración pasiva o, lo que es peor, a complementos de régimen.

Cristian Lázaro es autor del poemario «Rachas de viento»

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