Francisca Ramírez - Toledo
La mirada del flaco
En la casa, junto al embarcadero y el río verde, disfrutó del amor intenso de Pilar
La triste noticia me llegó este sábado, pasadas las nueve de la noche y cuando la niebla cubría Toledo. A esa hora nos abandonó el poeta, dramaturgo y escritor Mario Paoletti . Lo primero que hice fue escribir: ¿qué melodía debería sonar cuando se muere un hombre bueno. Un gran amigo? A Mario le vi por primera vez sentado en su despacho del Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega y Gasset, que abandonaría para disfrutar de su jubilación, junto a su esposa Pilar Bravo , en la casa que se habían construido en el embarcadero, frente al río verde. Allí pudo Mario -el flaco como le llamaban muchos de sus amigos-, disfrutar del amor intenso de Pilar, y continuar con un legado literario que aquí en Toledo afloró con más intensidad.
Ya te echo de menos maestro, hombre generoso y comprometido. Muchas veces, cuando acudí a las puertas de tu casa, pude disfrutar y escuchar cómo hablabas de los mundos de Jorge Luis Borges , tu escritor fetiche. Y con esa mirada profunda, nos hablabas de literatura, desplegando ese encanto de hombre de mundo, para hacernos sentir a Peter y a mí que éramos tus amigos.
A Pilar la acompañaré y le recordaré que esté alerta y mire mucho arriba para recibir la rosa que dejaras caer y con la que le dirás que la sigues amando, querido Mario. Descansa en el patio de los recuerdos, el lugar elegido por tus seres queridos como última morada.
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