TEATRO DE ROJAS
'El electo', un divertimento con política de fondo
«Este tipo de teatro que entretiene y divierte es muy necesario en una sociedad en la que cada vez nos reímos menos»
El electo es una comedia que indaga en las motivaciones, miedos y carencias de un político que ha llegado a lo más alto (está preparando el discurso de investidura para ser presidente del gobierno de España), y lo hace con mucho sentido del humor. El diálogo entre el electo, que está a falta de unas horas para ofrecer el discurso de investidura en el parlamento, y un psiquiatra al que tiene que recurrir, pues en el ensayo del discurso se le ha presentado un inesperado problema, unos tics o muecas incontrolables, producirá situaciones hilarantes con la suma de tópicos y realidades que se les suponen a los políticos con más retórica que fundamentos. El asunto es cómo conseguir las poltronas y no el contenido de las políticas. Lo que importa es lo que se dice y cómo se dice y no lo que se vaya a hacer. Lo importante son las mentiras y el poder de convencimiento con el que se logra embaucar a la gente. No es en absoluto una comedia ideológica, ni teatro comprometido ni de crítica social propiamente dicha, sino un texto esencialmente dialéctico con el fin de entretener.
El protagonista, el electo, tiene unas hechuras de político muy endebles y el psiquiatra está bastante «despendolado» tanto en sus métodos, como en su manera de ser y de vestir y en la propia terapia que aplica.
La lucha dialéctica en base a preguntas y respuestas nos va llevando por un camino de indagación que pretende buscar en el pasado del elegido la raíz de sus problemas puntuales en el presente. En ese ir y venir por algunas facetas de la vida es en el que se van acumulando todos los tópicos que caracterizan al político y también a los médicos, que, si no son verdad objetiva, al menos esperpentizan la realidad y hacen reír a la gente.
En todo texto podemos encontrar siempre un punto de reflexión. También de esta propuesta de Ramón Madaula podemos sacar conclusiones a un conflicto personal, el de el electo), donde se muestran las carencias afectivas de la niñez, la falta de formación, la inseguridad de un personaje que parece gobernado por todos los que le rodean, y que solo se siente bien cuando logra que le adulen y le reverencien. Y por supuesto ahí, en el electo, también hemos podido ver al político marioneta, a quienes mueven los hilos en el guiñol de la política y a la cantidad de arrimados a los que hay que buscar asientos cuando se gana. Nada que nos sea desconocido al común de los votantes. Lo más serio parecen los fundamentos, acaso psicoanalíticos, de la sesión terapéutica, que desarrolla conceptos básicos de la construcción de la personalidad del sujeto; sin embargo, es tan caricaturesca la figura del psiquiatra que se hace difícil tomarlo en serio. Considero que descargar todas las frustraciones que marcaron al personaje en el tópico de matar al padre, que luego se prolonga a la madre y los hermanos está más en clave de humor que de ciencia. Y ya puestos a decir algo más atrevido, pareciera como si la pieza teatral quisiera presentarnos la decostrucción de un líder.
Lo que sí consigue el espectáculo, además del ingenioso texto, es un ritmo que no decae y donde el director Cándido Pazó ha tenido que hilar fino para que este teatro narrativo, basado en exclusiva en la oralidad, mantenga el interés durante toda la representación. Al objetivo de lograr un divertimento entretenido ayudan las excelentes interpretaciones de Fernando Coronado y Antonio Mourelos que logran hacer creíbles el papel del político mediocre y del psiquiatra charlatán. En algunos momentos, casi nos hacen creer que estamos ante algunos personajes de actualidad (y no lo digo solo por lo de los tics).
También este tipo de teatro que entretiene y divierte es muy necesario en una sociedad en la que cada vez nos reímos menos. El público que llenaba, hasta donde se puede llenar con las medidas Covid, el aforo del teatro de Rojas, aplaudió con muchas ganas el trabajo de los actores y el espectáculo que nos presentaron.