Cuando los toros y la caza entran en campaña electoral
Este pasado martes, el posicionamiento político respecto al sector taurino escribió un episodio de cierta intensidad en Castilla-La Mancha
![El Juli en la faena que le dio el triunfo en Sevilla](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2019/01/10/toros2-U3086116010407G--1248x698@abc.jpg)
Lo que cambia la vida política con el paso de los años (y actualmente de los días). Aquello que en su tiempo era como mentar a la bicha, hoy significa disponer de un certificado con marchamo de autenticidad. Al menos en Castilla-La Mancha . Nos referimos a la visión e importancia que el mundo de los toros , la denominada Fiesta Nacional tan denostada en algunos territorios y por algunos colectivos, tiene cuando se aproxima una cita electoral.
Este pasado martes, el posicionamiento político respecto al sector taurino escribió un episodio de cierta intensidad en Castilla-La Mancha. No en vano, sus protagonistas fueron el presidente de la Comunidad, Emiliano García-Page ; el candidato del PP a las cercanas elecciones autonómicas, Paco Núñez , y como invitado al debate nada menos que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, hijo de un antiguo banderillero conquense, «Carbonerito». La noticia en cuestión saltó a la actualidad al darse a conocer que el Ayuntamiento de Almansa, del que durante años y con mayoría absoluta ha sido alcalde Paco Núñez, no anuló uno de los artículos de una ordenanza de medio ambiente, aprobada por la corporación anterior, en el que se concretaba que los espectáculos de toros estaban expresamente prohibidos en el municipio.
Núñez alegó que no se había producido tal anulación apelando a la escasa tradición taurina existente en esta población, lo que no solo no aplacó la polémica, sino que dio pie a García-Page a acusarle de dar el mismo mismo argumento que el invocado nada menos que por el mismísmo Puigdemont para erradicar los toros de Cataluña.
Como testigo de esta polémica, el ministro Ábalos se despachó a gusto cuando, agradeciendo la pregunta al respecto, aclaró que sus polémicas declaraciones sobre los toros no tenían otra intención que, al tiempo que reforzar su afición taurina por vía paternal, hacer frente a aquellos que, según él, quieren imponer las condiciones para ser un buen y auténtico español, que entre otras cosas pasan por la afición inquebrantable a la fiesta nacional.
Total, que la carrera por ser un buen aficionado a la tauromaquia en algunos territorios como Castilla-La Mancha hoy día cotizan políticamente muy al alza, como no podía ser menos si nos atenemos a las importantes estadísticas de espectáculos taurinos que se dan en la región. Y lo mismo ocurre con la caza.
Pero no siempre fue así en la Comunidad castellano-manchega. Solo hay que remontarse al año 2002 y a otra precampaña electoral, en la que Bono, tras una inmisericorde estrategia con todo tipo de ataques a su rival, no solo políticos sino de imagen, acabó aplastando en las urnas a Adolfo Suárez Illana , quien curiosamente fue víctima de su gran afición y práctica taurina. Y eso aparte de sus propios errores de cálculo sobre las consecuencias de sus declaraciones y actos públicos.
Al margen de aquella cita tan famosa como poco beneficiosa para él sobre las cebollas rellenas de Sama de Langreo que ya no iba a poder disfrutar un guardia civil asesinado en Leiza, Adolfo Suárez Illana cometió el entonces pecado mortal de vestirse de corto para participar en un festival taurino celebrado el 12 de mayo de 2002 en la localidad ciudadrealeña de Villanueva de los Infantes.
Desde ese día, la obsesión de Bono (experto en este tipo de campañas, y si no que se lo pregunten a José Manuel Molina con su transformación en un arrancacepas, o a Loyola de Palacio en una cazaprimas en la agricultura, como dos claros ejemplos) fue la de dibujar una imagen del que iba a ser su contrincante político como la de un señorito que se dedicaba a esas cosas gracias a la posición que le daba el que su suegro fuera un reconocido y pudiente ganadero de reses bravas. Pocas veces un festejo de esas características en un pequeño pueblo de la región fue pasado tantas veces, en aquellos tiempos, por las pantallas de distintas televisiones, sobre todo por la de la recién estrenada televisión regional.
Un festejo que además la administración regional se encargó de sancionar, ya que la Delegación de la Junta de Castilla la-Mancha en Ciudad Real abrió expediente sancionador, por una «falta grave», a la Hermandad de la Virgen de los Desamparados como entidad organizadora del festival taurino. El entonces delegado de la Junta en Ciudad Real, Santiago Moreno, señaló que esa decisión se había tomado tras recibirse el acta del festejo en la que se constataba que los novillos lidiados fueron picados por un empleado de la familia Samuel Flores, a cuya ganadería pertenecían los animales, cuando el permiso que se había concedido era para un festival taurino sin picadores. Eso sí, a la Hermandad se le concedió un plazo para presentar sus alegaciones.
A Suárez Illana, al que además se le reconocía desde adolescente otra afición muy reivindicada hoy en día en Castilla-La Mancha en clara oposición a lo que de manera contraria piensan algunos miembros del actual gobierno socialista de Pedro Sánchez, la de la caza, el festival taurino le salió entonces muy caro políticamente hablando. Si eso hubiera ocurrido hoy, es posible que saliera por la puerta grande. Pero ya se sabe que no todos los toros, dependiendo del diestro que los lidie o de la plaza a la que salten al ruedo, embisten igual.