CORONAVIRUS
Residencia «San José» en Toledo: el enfado de la familia de Natalia tras su muerte
La Diputación de Toledo defiende la gestión del centro, asegura que es un caso aislado y pide perdón
Última hora del coronavirus
La noticia saltaba a los titulares de todos los medios de comunicación el pasado 21 de abril: 39 fallecidos a causa del coronavirus en la Residencia Social Asistida (RSA) «San José» , ubicada en el barrio de Azucaica de Toledo. Algo que sobresaltó a todo el mundo, especialmente a las familias de los más de 300 residentes, que desconocían la magnitud de las cifras que la pandemia estaba dejando en este centro que gestiona la Diputación provincial.
Desde entonces, no se había vuelto a tener constancia de ningún muerto más por esta causa en la residencia, pero los familiares de una nueva víctima de la Covid-19 se pusieron en contacto con ABC para dar a conocer este hecho. Natalia Jiménez Sánchez es el nombre de esta usuaria de la RSA «San José», que residió en el pabellón número 2 desde 2016 y el virus se la llevó a los 93 años el pasado 8 de mayo.
«Una muerte que, debido a su edad, no es de extrañar, pero lo que sí ha sido sorprendente es la pésima gestión de la dirección de la residencia», afirma el hijo de Natalia, Antonio García Jiménez, quien ha hecho público su malestar a través de dos denuncias: una al gerente del centro, Pascual Aguado , y otra al presidente de la Diputación de Toledo, Álvaro Gutiérrez.
En sendos escritos, Antonio García Jiménez explica la difícil situación por la que han pasado. «Se ha puesto en evidencia la total incapacidad de ese centro para gestionar desde el primer momento esta grave pandemia. Se nos permitió hasta el día 11 de marzo, tanto a familiares como a empleados, el acceso sin ningún control a todos los pabellones, cuando ya existían en España un número importante de contagios», relata.
«Opacidad y hermetismo»
A juicio del hijo de la fallecida, «lo más grave de todo esto ha sido la total opacidad y el hermetismo con los familiares». Según cuenta, la dirección de la residencia les envió una escueta circular, con fecha 13 de marzo, en la que se comunicaba la suspensión de las visitas y les pedían que no llamaran por teléfono para no colapsar la actividad asistencial.
En contactos posteriores con los trabajadores sociales, la familia preguntó cuál era el estado real de los residentes. La respuesta que recibieron, señala Antonio, fue siempre la misma: «De eso no podemos informar; solo de su familiar si se produce un cambio significativo».
En el caso de Natalia, el 14 de abril una trabajadora del centro informó a su hijo que fue puesta en aislamiento preventivo, porque alguien que había estado cerca de ella había dado positivo. Pero el 22 de abril, unas horas después de que la noticia de los 39 muertos saltara a los medios de comunicación, una doctora de la residencia le comunicó que su madre estaba sumamente grave, por lo que le permitió que la pudiera visitar en la habitación donde estaba aislada.
Así lo hizo el 25 de abril. Antonio encontró totalmente inconsciente a su madre, que no volvió a recuperarse. Dos días después, al no haber ninguna mejoría y ante la imposibilidad de hacerle una analítica de orina para saber la causa de su estado, la anciana fue llevada ael Hospital Virgen de la Salud , donde ingresó deshidratada en Urgencias.
Tras una analítica completa, se le detectó una gravísima infección de orina que había afectado al funcionamiento renal, y se le realizó la prueba del Covid-19, que dio positivo. De allí fue trasladada al Hospital de Parapléjicos y después al Hospital Provincial, donde finalmente murió el 8 de mayo.
«Lo más indignante de todo este proceso es que desde el 27 de abril, cuando abandonó la residencia, hasta ahora, nadie del centro ha tenido una mínima deferencia hacia nosotros», lamenta Antonio, quien pide una explicación y la dimisión o el cese del gerente de la RSA «San José».
Respuesta de la Diputación
Preguntados por este hecho, los responsables de la Diputación de Toledo lamentan lo sucedido y anuncian a ABC que ya han contestado a la familia de la fallecida. En cualquier caso, aseguran que es un caso aislado y no tienen constancia de otro similar, sino de todo lo contrario; es decir, de la felicitación de otros familiares «por el trabajo desarrollado en la residencia, donde se está haciendo todo lo que está en nuestras manos, pese a las dificultades».
Además, niegan que no se haya informado. Desde la Diputación subrayan que el centro cuenta con 4 teléfonos móviles y 12 tabletas para que los familiares se comuniquen co n los residentes. Aun así, concluyen: «Hay más de 300 residentes y siempre puede haber algún error. Por eso, pedimos perdón».
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