Antonio Conde

Colección Polo: La obligación de informar y el derecho a ser informados

«Mi sorpresa es mayúscula cuando veo la unanimidad política sobre la colección. No hay ni uno que no haya corrido a hacerse la foto con él, de igual forma que no ha habido ni uno que haya tenido el más mínimo interés por saber dónde, cómo y cuantas de las obras del catálogo del MACT siguen en manos públicas»

Antonio Conde Bajén

Según cuentan las crónicas, en el 2016 Roberto Polo vendió 176 obras de su galería, por medio de Sotheby´s, por un valor cercano a los dos millones de libras (unos 2.300.000 euros). Si hacemos un pequeño cálculo, la media del valor de cada obra es de unos 13.000 euros, lo que no es mucho, si hablamos de obras dignas de colgarse en un museo. Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta de Comunidades hacerlo.

Si bien es verdad que las obras de arte no van «al kilo», dado que la colección de Roberto Polo es bastante homogénea, en estilo y autores, ello nos permitiría afirmar, a priori, que ese es el valor medio en el mercado de sus obras. Al Museo de Santa Cruz /convento de Santa Fe ha traído unas 350 obras, de las que unas 20 (no más) son de autores muy reconocidos (1 Kandinsky, 1 Delacroix y otros que se me saltan). Ello quiere decir, que el valor en mercado del resto (unas 330) debería rondar los 4,5 millones de euros. Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta hacerlo.

No sabemos cuál es el presupuesto anual de la Fundación Polo, pero no debe ser pequeña, teniendo en cuenta que incluye una compensación a Polo, el sueldo de Sierra (el director designado a dedo por el propio Polo), la casa de Polo, los costes de seguro y seguridad de la «colección»... Y, sí, incluyo el seguro y la seguridad por simple comparación con la situación de los fondos del Museo de Santa Cruz y del extinto Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, tan perfectamente embalados como ocultos al público y en ignorada situación de seguridad y aseguramiento. Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta hacerlo.

Además, se ha realizado una gran y magnífica obra de rehabilitación del convento de Santa Fe para albergar la galería Polo, algo maravilloso y a lo que no habría que poner un solo pero, salvo que nunca se quiso hacer para poner en valor lo mucho y bueno, embalado y oculto, de los museos antes citados. Dicho de otro modo; para mostrar la obra de Arredondo, Beruete, Alberto Sánchez, la Colección Islámica, los grandes fondos de arte romano y mudéjar, en general, lo que era un magnífico museo de Arqueología... NO había un duro, pero para una colección privada SÍ. Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta hacerlo.

A cálculos de buen agricultor, si comprarle a Polo 350 obras hubiera salido por unos 5 millones de euros (Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, queremos que nos informen), en aras a la tan cacareada «transparencia», me gustaría saber lo siguiente: ¿Cuál es el presupuesto anual de la Fundación Polo? ¿Cuánto cobra Rafael Sierra? ¿Cuánto cobra el actual director del Santa Cruz? (por hacer una simple comparación con el anterior) ¿Cuál era la cotización en el mercado de los cuadros de Polo traídos a Toledo a fecha de 31 de diciembre de 2018? ¿Cuál era la cotización de los Arredondo y Beruete, etc. que forman parte de los fondos del extinto Museo de Arte Contemporáneo de Toledo (MACT)? ¿Están localizadas todas las obras de ese extinto MACT? ¿Podría comprobarse que existen y siguen en algún sitio localizable?

Muchos piensan que el negocio de Polo es redondo , porque se ahorra el coste de mantenimiento de una galería (la que tenía hasta hace poco en Bruselas y que acaba de cerrar) en la que sus obras no perdieran valor o llegaran a revalorizarse. Además, no sólo se lo ahorra, sino que obtiene ventajas económicas por ello. ¿Por qué hago hincapié en el valor de sus obras a 31 de enero de 2018? Muy fácil: si esas obras ganan valor en los próximos años, gran parte del mérito se deberá a que tienen una magnífica representación expuesta en el Museo de Santa Cruz, con un número de visitantes infinitamente mayor del que tenía su galería de Bruselas ¿Obtendrán las arcas públicas algún tipo de beneficio por ello? Alguno dirá que, si se eleva su cotización, eso quiere decir que el famoso «eye» de Polo sigue siendo infalible y que tal visión artística beneficiaría a Castilla-La Mancha, porque su destino sería su donación. Lo malo es que la voluntad de esa decisión queda estrictamente en manos de Polo, con una amplitud que da escalofríos; «si las conservan bien». En cualquier caso, dado que resulta imposible llegar al documento de compromiso firmado entre la Junta y Polo, ello nos fuerza a hablar de disquisiciones. Desde luego, en la década de la «transparencia», sería mucho mejor poder hablar sobre lo puesto negro sobre blanco (o sobre sepia, que para el caso es lo mismo). Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta hacerlo.

Pero es que Toledo debe entrar en la «modernidad» . O eso, o la hecatombe, que lo ha dicho Polo, que nos acaba de descubrir que los museos deben limitarse a ser naves de almacenaje de lo que «no es moderno». Que los coautores de esta medida sean los mismos que se llenan la boca de decir que «no todo es economía», es cuando menos sorprendente, porque en aras a esa misma «economía» y éxito comercial, están condenando al ostracismo del almacén a las obras de dichos museos. Resulta que Arrendondo, Beruete, Alberto Sánchez ... no son dignos de exposición porque no son suficientemente «modernos». Siendo así, ¡qué no decir del arte romano, islámico y mudéjar!

Pero mi sorpresa es mayúscula cuando veo la unanimidad política entorno a la «Colección Polo» . No hay ni uno que no haya corrido a hacerse la foto con él, de igual forma que no ha habido ni uno que haya tenido el más mínimo interés por saber dónde, cómo y cuantas de las obras del catálogo del MACT siguen en manos públicas. No debería faltar ni una, pero, si es así ¿por qué no se las enseñan a alguien que pueda certificar su permanencia? Si esto no es correcto, perfecto pero, simplemente, es nuestro derecho que nos informen y obligación de la Junta hacerlo.

Lo que está claro es que yo me crie en un Toledo que tenía un magnífico museo provincial, de referencia nacional en Arqueología y hoy sólo tenemos una magnifica sala de exposiciones ¡y pagamos al que expone! Permítanme que acabe recordando (para mis adentros) la famosa frase de Federico Trillo que todos identifican.

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