Antonio Illán Illán - Crítica teatral
Una clase de teatro muy loca y muy divertida
L’om Imprebís en el teatro de Rojas
Título: La crazy class. Autor: Idea original de Michel López con textos de Michel López, Santiago Sánchez, Carles Castillo y Carles Montoliu. Compañía : L’om Imprebís. Dirección : Santiago Sánchez y Michel López. Intérpretes: Carles Castillo, Carles Montoliu, Santiago Sánchez, Elena Lombao. Escenografía : Dino Ibáñez. Vestuario: Gabriela Salaverri Coreografía: Paloma Díaz. Iluminación : Rafael Mojas.
L’om Imprebís es una compañía teatral con una larga trayectoria, que ha puesto en escena grandes textos de la dramaturgia universal ( Galileo , de Brecht; Quijote, de Cervantes; Calígula, de Camus; o Tío Vania , de Chejov) y espectáculos como Los mejores sketches de Monty Python o este Crazy class que hemos visto en el teatro de Rojas . Saben todo lo que hay que saber sobre teatro, son unos científicos de la escena y logran tejer sobre las tablas obras que sorprenden, fascinan, seducen y atrapan.
La crazy class es un multiespectáculo en el que se pone en juego mínimos detalles que definen con un trazo a una docena de personajes en la mayor parte de la obra y al doble, si tenemos en cuenta su teatro dentro del teatro con la representación de Hamlet. La versatilidad de los actores es tan grande y la interpretación exigente tan perfecta que el público no se despista cuando en mínimas fracciones de tiempo pasan de un personaje a otro y se produce la sensación de que todos están presentes en la escena. Eso no es milagro, es saber, profesionalidad y trabajo.
El espectáculo de La crazy class es un verdadero homenaje al teatro, donde podemos apreciar desde dentro lo que nunca vemos ni nos imaginamos cuando estamos sentados como espectadores en el patio de butacas: el juego del teatro, las luces, los telones, los cambios de personajes, la música, el baile…los textos que hacen referencia a la actualidad concreta y los que citan a los clásicos, el humor inteligente, los momentos de ternura y, en el fondo, lo verosímil de la vida; y todo llevado a un ritmo trepidante, que no da respiro ni a los intérpretes ni al espectador.
L’om Imprebís con La crazy class nos da una lección de teatro en el sentido más amplio de la palabra. Conocen perfectamente la «carpintería teatral» y lo demuestran en este montaje. El homenaje al teatro y la lección de teatro lo plantean desde lo más básico: la iniciación en un curso de personas muy dispares. La sencilla trama que tejen los ejercicios teatrales que el director plantea a los personajes que se multiplican en escena revela a los espectadores la complejidad y la magia del hecho teatral.
Cuatro actores se desdoblan en una multiplicidad de personajes, verdaderos prototipos que conllevan una gran dosis de comicidad (el torero, el militar, el punki, el bobo, el actor o diferentes tipos de mujer).
La crazy class es una obra didáctica que entretiene, motiva y explica el milagro del teatro: la utilización de la palabra para expresar sentimientos y comunicarse con el público, y el trabajo gestual para definir un tipo de persona. Así mismo el recurso de la metonimia (cada personaje se identifica con un elemento: la montera por el torero, la cresta por punki…) ilustra muy bien alguna de las claves geniales del espectáculo; a través de lo simple se consigue emocionar al público.
El teatro dentro del teatro es un paso importante, tanto cuando se hace referencia a obras específicas de Ibsen o Chejov , como en el momento en el que, como ejercicio del curso, representan un Hamlet sintético aunque con todos sus personajes y elementos dramáticos. Quizá esta parte del Hamlet le resulte un tanto tediosa a quienes no conozcan los intríngulis de la pieza de Shakespeare, pero es coherente con el desarrollo de esta propuesta de L’om Imprebís.
La dirección y la competencia actoral son excelentes y el esfuerzo interpretativo extraordinario, pues cada actor puede terminar representando media docena de personajes diferentes. Carles Castillo, Carles Montoliu, Santiago Sánchez y Elena Lombao se ganan muy justamente el pan, el aplauso y la consideración con un trabajo de calidad como este. La escenografía, la iluminación, la música y el vestuario son detalles que integran armónicamente la palabra, el gesto y el movimiento de los actores y conforman un conjunto de signos con verdadero significado en el mensaje teatral de la obra.
Este espectáculo es un trabajo de orfebrería creativa, bastante más complejo de lo que puede apreciarse a simple vista, que incluye desde la carcajada a la sonrisa, que no olvida la reflexión sobre la vida misma de la gente corriente, que emociona e instruye sobre las claves del teatro.
El público puesto en pie aplaudió largamente. Quienes lean esto y no la hayan visto, vayan a ver esta Crazy Class o cualquier otra propuesta que se les ocurra a las mentes privilegiadas de L’om Imprebís, pues aseguro que les va a gustar.