Carlos Rodrigo

Toledo, la calle, San Juan, la cultura, los libros...decir tu nombre

«Voy y me topo con una reunión de mujeres y hombres enmascarados»

POR CARLOS RODRIGO

Caminaba, vagaba, más bien transitaba, desde un empanamiento mental hacia otro, el pasado 24 de junio, tarde de San Juan, por el casco histórico de Toledo.

Amenaza de bochorno, calles vacías, sed, botella de agua ventilada de dos tragos, alivio momentáneo y más sed. Tristeza antigua.

Desazón por la inminencia del desasosegante verano toledano. Peñascosa pesadumbre por la situación de nueva normalidad en España. Esperanza difusa en la vuelta a la normalidad normal.

Sensación de comienzo de la larga travesía por el páramo del conformismo y la docilidad veraniega. Como si en verano hubiera que limitarse a sobrevivir. Como si todo se fiara a un incierto otoño.

En tiempos de tribulación, miedo, desolación, crisis, en suma, no hagas mudanza, que diría la cita de apócrifa de San Ignacio. Mi no mudanza es la vuelta a los clásicos.

Azorín, esa hormiga que escribía pequeñas perfecciones hasta desembocar un océano de la mejor literatura, era una amante de Toledo. Lo digo porque, como verán, el calor es un extraño compañero de asociaciones más o menos calenturientas.

Deambulando por la calle Ancha me cruzo con un matrimonio, debidamente enmascarado , que ante un comercio autóctono que acaba de echar el cierre definitivo se mira sin decirse nada y diciéndoselo todo. Aún fresca la imagen paso junto a otro negocio que tenía una hermosa y pequeña caja de plata en su escaparate.

Mi mente vuelve al señor enmascarado y me lo imagino como un personaje de Azorín en «La voluntad», golpeando, golpenando, la cajita de plata que había comprado, mitad por gusto, mitad por sentirse mejor colaborando con el comercio de toda la vida, mientras se lamenta de esta maldita uniformidad que nos invade:

—Esto es irremediable, si no se cambia todo... Y yo no sé qué es más bochornoso, si la iniquidad de los unos o la mansedumbre de los otros... Yo no soy patriota en el sentido estrecho, mezquino, del patriotismo... en el sentido romano... en el sentido de engrandecer mi patria a costa de las otras patrias... Pero yo que he vivido en nuestra historia, en nuestros héroes, en nuestros clásicos... yo que siento algo indefinible en las callejuelas de Toledo, o ante un retrato del Greco... yo me entristezco... Yo no sé si será un espejismo del tiempo... á veces dudo... pero Cisneros, Teresa de Jesús, Theotocópuli, Berruguete, Hurtado de Mendoza... esos no han vuelto, no vuelven... Y las viejas nacionalidades se van disolviendo... perdiendo todo lo que tienen de pintoresco, trajes, costumbres, literatura, arte... para formar una gran masa humana, uniforme y monótona... Primero es la nivelación en un mismo país; después vendrá la nivelación internacional... Y es preciso... y es inevitable... y es triste...

Y los soportes fabricados mecánicamente, que vienen a sustituir a esta graciosa obra de forja, son el símbolo del industrialismo inexorable, que se extiende, que lo invade todo, que lo unifica todo, y hace la vida igual en todas partes... Sí, sí, es preciso... y es triste.

Y así pensando en el mundo, en España, en Toledo, en el pequeño comercio, en la artesanía, en todo aquello que parece que tiene las horas contadas , a pesar de las horas incontables e incontadas de trabajo y dedicación para hacer algo único que permanezca con vigor de eterno privilegio. Con esa pequeña cajita de plata, una pequeña bala contra el ejército de la uniformidad, dándole vueltas a mi cabeza, visualizándome engullido por una ola en forma de plataforma electrónica, voy y me topo con una reunión de mujeres y hombres enmascarados.

Tras descartar mi primera y mezquinamente deseada idea de que fuera una asociación de malhechores me acerco y veo que es aún peor y más improbable: están presentando un libro…

Pero, ¿a quién coño se le ocurre?: Toledo en verano, calor, más verano, alarma, confinamiento, libros, máscaras. En fin, trato de buscar una sola palabra rentable, pero no viene ni una sola a mi castigado cerebro.

Oigo al velado editor, Jesus Muñoz de Ledoria por citar al interfecto, que confirma que ese mismo día cumple 25 años como editor; 25 años y un día, pienso, y no puedo evitar concluir que con el antiguo Código Penal en la mano eso era una condena de reclusión mayor.

Oigo al embozado autor, que amenaza con presentar una novela sobre cementerios, mujeres morenas teñidas de rubio o mujeres rubias teñidas de moreno, misterios sin resolver, vino y Toledo titulada Decir tu nombre, Enrique Galindo se llama el incauto.

Y veo la plaza llena, y oigo tocar la guitarra a un tipo llamado Ariel que puntea como los ángeles, y me dan un vino, y me lo bebo, y veo a la gente relajada, sonriente, con esa serenidad que solo te da el estar donde quieres estar, y me compro el libro, y va el tipo y me lo dedica, y lo peor de todo es que seguro que voy y me lo leo y lo recomiendo, y me largo embriagado que no borracho, y subo al casco, y me motivo y compro la caja de plata , y como ya no tengo calor y estoy contento, continuo con mis absurdas correlaciones y me acuerdo de los versos de Luis Alberto de Cuenca de su libro La caja de plata , que dicen así:

OPTIMISMO

No pienses en el día oscuro, en el día en que nadie

responde, en el día en que tienes a un dios enfrente.

Piensa en la otra jornada, aquella en que venciste

al enemigo o ganaste en el juego, aquel día feliz

en que todo te sonreía. Que tu ejemplo en la vida

sea siempre lo que gozaste, no el sufrimiento.

Y me vuelvo a mi casa tan contento, con un libro que leer y una caja que regalar… una caja repleta de un deseo no refrenado de normalidad , ni nueva, ni vieja, sin epítetos, que para epítetos ya están los buenos libros

Y los malos políticos

Cállate Azorín, que hoy ha sido un buen día.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación