El ATS que iba en burra de un consultorio a otro porque no le pagaban la gasolina

La protesta de José Luis Mingo consiguió que médicos y enfermeros cobraran el complemento de itinerancia, del que ahora piden un incremento por la subida de la gasolina

En septiembre de 1991 , Jose Luis Mingo montó en burra para desplazarse a los ambulatorios ABC
María José Muñoz

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Esta historia ocurrió en la provincia de Guadalajara, y no hace mucho tiempo. «Fue un compañero del centro de Salud de Brihuega que, como medida de protesta -porque la gasolina antes no se pagaba , y él decía que no ponía su coche a disposición de la empresa-, empezó a hacer los desplazamientos entre un consultorio y otro en un una burra . Y él fue uno de los principales valedores de que ahora mismo se nos pague un poco la gasolina y el uso de nuestro coche», ha dicho, en declaraciones a ABC, Fernando Peiró , responsable de Sanidad de UGT Servicios Públicos Castilla-La Mancha.

El nombre de este ATS 'empecinado', que consiguió que a médicos y enfermeros de Castilla-La Mancha les fuera retribuido un plus o complemento de itinerancia a partir de 2002, es José Luis Mingo , jubilado en 2006, y que ganó en los tribunales su derecho a no tener que poner de su bolsillo la gasolina que utilizaba para su quehacer profesional, ni tampoco su coche. En aquella época los sanitarios usaban sus automóviles privados en los desplazamientos entre pueblos, pero él estaba en contra de esta solución. «Yo no tengo por qué meter muestras de sangre y orina en el mismo vehículo en el que llevo a mi familia », afirmaba.

ABC se hizo eco de la 'hazaña' de Mingo, que muestra el recorte de prensa ABC

La historia de Mingo vuelve ahora al recuerdo, ya que UGT ha denunciado este jueves la situación en la que se encuentran algunos profesionales del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), a los que, debido al encarecimiento de los combustibles, les cuesta más dinero de su bolsillo poder desplazarse a las urgencias o trasladarse a otros centros de salud . Esta situación afecta a todos aquellos profesionales que realizan estos desplazamientos con sus vehículos particulares, fundamentalmente en el ámbito de la Atención Primaria . «No hablamos solo de los viajes programados, sino de todos aquellos que surgen debido a las urgencias o por cualquier otro motivo ocasionado durante su jornada de trabajo», dice Peiró.

Estos gastos de desplazamientos son compensados por el Sescam a través del «complemento de itinerancia» , el que se consiguió en gran parte gracias a la lucha numantina del enfermero que se desplazaba en burra, un complemento que «nunca ha cubierto los gastos reales de kilometraje, por lo que pide su revisión , más aún con las circunstancias actuales».

Hay profesionales que, una vez llegan a los centros de salud, situados en la cabecera de la zona básica, tienen que realizar «un sinfín de desplazamientos» por los consultorios de los pueblos cercanos . Peiró cuenta que tienen que poner dinero de su bolsillo para garantizar así la asistencia a todos los pacientes. También insta al Sescam a contratar una póliza aseguradora que cubra todas aquellas incidencias que el profesional sufra en estos desplazamientos por causas no imputables al conductor del vehículo, «cuestiones que repercuten en sus vehículos particulares».

Estas peticiones en una época donde los combustibles tienen precios desorbitados , se realizan con la fuerza del recuerdo de José Luis Mingo, que llegó a recorrer más de 1.800 kilómetros a pie en señal de protesta para hacer su trabajo. Eran hasta 25 kilómetros los que separaban Brihuega de Barriopedro, Valderrebollo y los otros pueblos que le habían asignado. Como las autoridades sanitarias no le hacían caso, luego se subió a la burra en septiembre de 1991 para llamar la atención de la opinión pública , y hasta Brihuega llegó una veintena de periodistas que difundieron su historia después de una noticia aparecida en ABC.

Después de dos meses de caminatas reivindicativas, José Luis tuvo que darse de baja por una lesión de riñón y más tarde sufrió un pizamiento de vértebra. « Me jugué la salud, tanto física como mental », relató entonces.

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