El arzobispo de Toledo muestra su lado más ecologista y pide una «reconciliación» con la tierra

En su escrito semanal titulado «El arte de cuidar la casa común»

Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo ABC

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Con el título «El arte de cuidar la casa común», el arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez Plaza , ha publicado su escrito semanal en el que pide a los fieles que se reconcielen con la tierra y advierte de la «destrucción o el agotamiento sistemático de las fuentes de la vida: el suelo, el agua y el aire». En el texto, el arzobispo defiende la «convivencia amistosa con la tierra y con el prójimo» y la necesidad de «conseguir una reconciliación con la tierra», convencido de que los «esfuerzos por hacer de este mundo un hogar han terminado en fracaso» y de seguir así «todo se volverá contra nosotros, sobre todo contra los más pobres».

Monseñor Rodríguez opina que del fracaso en este sentido «dan testimonio nuestras huidas del mundo virtual y nuestra dependencia creciente de sustancias estimulantes, de antidepresivos, de antiácidos, de consumo de espectáculos que alientan los poderes públicos en gran parte».

Todo ello «es una prueba de nuestra indisposición o incapacidad para hacer de este mundo un hogar, para encontrar en nuestros lugares y en nuestras comunidades, en nuestros cuerpos y en nuestros trabajos, u n lugar gozoso de descanso . Y lo que es quizás más dañino: estamos enseñado a generaciones enteras de niños a que consideren nuestras formas de vida cargadas de ansiedad como la norma a seguir». Asegura que el Papa Francisco y otros muchos luchan «por todo lo contrario», aunque precisa que «no se trata de volver todos al campo, a los pueblos vacíos» sino de «conseguir una reconciliación con la tierra, con el prójimo, con Dios: un camino que se fundamenta en el reconocimiento del lugar que nos corresponde en la inmensidad del universo».

«El carácter destructivo de nuestro cacareado progreso no siempre ha sido evidente, sino que, despreciando todas las actividades agrarias y sus sensibilidades, sólo pensamos en la oferta de recursos naturales que no basta para nuestras demandas de ellas», opina el arzobispo, que pone como ejemplo de ello «la erosión y el envenenamiento del suelo, la contaminación y el agotamiento del agua, el fuego para, engañosamente, tener nuevas disponibilidades de recursos, sin pensar en los habitantes del medio donde están esos recursos».

Recordando que el Papa Francisco clausurará el Sínodo de los Obispo de la Amazonía, alude también en su escrito semanal a la deforestación de esta zona del planeta para considerar que «no es algo sin importancia, porque, además despreciamos a los nativos, como nos reímos de los que viven en el medio rural de nuestra patria; con la destrucción de las comunidades rurales, que se despueblan por no atender a un desarrollo sostenible, que vea posibilidades para no abandonar nuestros pueblos». En último término, se refiere a la existencia de una sociedad sin dimensión ética y moral, preguntándose «de quién nos fiaremos» si se huye de la verdad. «Es más cómodo decir que un hombre puede ser hombre o mujer cuándo y cómo quiera. Pero eso es una mentira, porque la biología es determinante: una mujer es una mujer y un hombre es un hombre. ¿Qué reflexión harán quienes aceptan la ideología de género sin una actitud meramente crítica?» , concluye.

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