Antonio Lázaro

De Segóbriga a las estrellas

El segundo largometraje de Zoe Berriatúa, rodado en la ciudad romana

Un momento del rodaje en la ciudad romana de Segóbriga rtve

POR ANTONIO LÁZARO

En realidad, el grueso de la película se localiza en un Madrid sucio y frío, despersonalizado, y en una Luna sacada de las ilustraciones de El Principito y de los cortos de Mèlies, pero el desenlace se produce en el teatro de la villa romana de Cuenca, disfrazada de parque de atracciones abandonado y arruinado . Como explica el director, transformó una ruina verdadera en un luna park polvoriento, simulando que las tronchadas columnas eran de cartón piedra, y no a la inversa.

El río de aquella que fuera gran ciudad, emporio urbano del apreciado espejuelo, el Cigüela , es un pequeño (aunque largo) y contumaz regato barrudo y tapado por juncos y carrizos, que aboca al gran Guadiana hasta el punto de que algunos lo consideran su verdadero origen. Allí se produce la gran catarsis: e l protagonista se libera del fantasma de su amada esposa perdida , que emerge de la lodosa superficie del río y se vuelve a sumergir en mágica secuencia. Y se reencuentra con su hijo , al precio (para nosotros penoso) de acaso renunciar a seguir soñando películas.

Cartel de la película

El sueño del cine y también su pesadilla. He ahí el asunto de esta singular propuesta fílmica, parcialmente rodada en Castilla-La Mancha, que surge del talento y la propia vivencia de Zoe , y con el sello y la impronta de la productora (innovadora y distinta) promovida por el tandem Carolina Bang/Álex de la Ig lesia. Visité un par de veces a Zoe en las oficinas de la productora mientras desarrollaba la historia y el guión de esta película y sentí sana envidia (uno siempre soñó ser guionista como Pat Hobby/Scott Fitzgerald), no solo porque tenía despacho de guionista (a la americana) sino porque sus productores le habían otorgado libertad total de escritura en relación a su proyecto.

La propuesta es radical y es valiente: Chaplin, Mèlies, el cine mudo, el fantástico de los 50, plurales son las referencias, pero el sustrato es rabiosamente autobiográfico. Vida vivida y soñada a raudales. Zoe es hijo del más eximio restaurador de cine clásico que tenemos en España, Luciano Berriatúa , que además ha dirigido cine (El Buscón, documentales para cine y tv, cortometrajes, etc.). Como ha declarado Zoe, recuerda de su infancia los proyectos incesantes de largos que su padre generaba y que se le caían la mayoría de las veces . De ese contagiado fervor fílmico nace la trasposición a la entrañable historia entre un padre y su hijo, de nombre Ingmar (sin comentarios), que narra este film. En la película el padre es un antiguo experto en efectos especiales, venido a menos por la tiranía de los nuevos efectos digitalizados , que cuenta a su hijo el guión de una película que no es sino una metáfora de sus vidas y de la relación existente entre ellos.

Tengo la fortuna de, en mi etapa como responsable técnico de cine en la Junta, haber podido colaborar con el padre y con el hi jo. Con Luciano, en su maravillosa versión animada de Calila e Dimna y en un thriller internacional (El lado oscuro) rodado entre Madrid y París, con una localización toledana, que justificó la concesión de una ayuda a largo de las que se convocaban en la primera década del siglo XXI. También Monstruos y algún otro corto de Zoe, que siempre ha buscado, y a veces encontrado, localizaciones en Castilla-La Mancha , se beneficiaron de aquellas líneas de ayuda.

Zoe Berriatúa fue actor precoz, niño actor, lo que le permite ahora sacar lo mejor de sus actores, una vez que apostó por el oficio de director, de cineasta integral. Ya nos deslumbró En las estrellas c uando bajo las de un cigarral toledano tuvimos el privilegio de presenciar su preestreno hace algo más de un par de años . Como Calle Mayor, como El verdugo, como Tristana, como El espíritu de la colmena, Arrebato o Blancanieves, e s una de esas rarezas o singularidades que dan carácter al cine español. Vista en televisión, conmueve e impacta igual que en la pantalla grande. En esta o en aquella, en un ordenador o en una tablet, recomiendo vivamente su visionado. ¿Quién no querría recuperar sus regalos de Navidad perdidos?

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