Antonio Illán Illán

Réquiem: la cotidianeidad de la vida y la muerte

Esta obra de Ester Bellver es un monólogo narrativo que toca las emociones del público.

Título: Réquiem . Autoría, dirección, dramaturgia e interpretación: Ester Bellver . Escenografía y diseño de vestuario:  Rotura Producciones . Iluminación: Juan Gómez-Cornejo . Técnica de iluminación:  Rosa María Herrera Puebla . Producción: Rotura Producciones . Escenario: Teatro de Rojas .

El Réquiem de Ester Bellver es un monólogo narrativo que se adentra en la cotidianidad de lo que le pasa y lo que siente una familia durante una vida a partir de la experiencia de acompañar al padre en el hospital durante sus tres últimas semanas de vida, su fallecimiento, la posterior tarea de tener que deshacer su casa tras la pérdida y los sueños trufados de recuerdos que se tienen tras la pérdida. El texto, puesto en boca de una hija, está contado de una manera que recuerda la archiconocida novela Cinco horas con Mario , de Miguel Delibes, cuya versión dramatizada ha subido a las tablas durante tantos años Lola Herrera .

Es cierto que el tema ejerce una conexión pronta y directa con el público, pues quién no ha tenido un familiar al que acompañar en un hospital y ha conversado y compartido con él recuerdos, alegrías, sensaciones o tristezas. Es en esas situaciones donde uno se encuentra sincero y desnudo frente al otro y es fácil compartir reflexiones, vivencias, canciones, miserias y situaciones vitales de una y otra índole, el mismo sistema de interrelaciones familiares y todo lo que ocurre en una vida normal de un ciudadano de hoy. Representar esta cotidianeidad, en la que las fronteras entre las personas se traspasan o se diluyen, es lo que ha puesto en escena Ester Bellver con su espectáculo narrativo, Réquiem , en el que los saltos en el tiempo rompen una linealidad que no es teatralmente necesaria.

Con una dramaturgia sencilla, cuyo eje es contar sin descanso, dando al discurso mucha más importancia que al, digamos, dramático-interpretativo, y una escenografía simbólica (el círculo de perchas en sí lo es), un vestuario que es la presencia del padre en las chaquetas/falda, objetos, que son recuerdos vitales como el galán de noche o el acordeón, una iluminación muy bien manejada entre los ocres y los azules, la autora, productora, directora y actriz construye un discurso teatral pleno de matices que buscan esencialmente lo emocional, lo humanizado, la cercanía y la magia de las relaciones personales. La escena final, plena de simbolismo, supone la contemplación de la protagonista tal cual es, desprendiéndose del mundo paterno y de los objetos que le eran cotidianos al padre. Empieza una nueva vida.

El trabajo, que es, sin duda, esforzado, sugerente e imaginativo, quizá adolece de caer en ocasiones en lo obvio y reiterativo de algunas situaciones. Temas tan importantes como el deterioro físico de la vejez, la enfermedad y la muerte, la eutanasia, así como la infancia perdida y la intimidad y el pudor en las relaciones afectivas entre padre e hija hacen que esta obra toque las emociones del público.

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