Antonio Illán Illán - A Jesús Fernández Vaquero. In memoriam
Nos queda vivir con el recuerdo
«Toda una vida en la política, sabiendo estar siempre en el lugar exacto, en el momento preciso y junto a la persona adecuada»
Jesús Fernández Vaquero (Turleque, 1953) ha muerto. El corazón, que ya le había venido jugando alguna que otra mala pasada, ha dicho basta. Siempre es temprano para que la muerte levante el vuelo, por más que la salud le viniera dando toques y avisos desde hace tiempo. Es el sino. Y llegado el momento, el empujón brutal te derriba. Y ya está, se hizo el silencio. De él podemos decir, como del general Custer, que murió con las botas puestas. Político de siempre, aunque se iniciase a principio de los años ochenta de maestro, se ha ido vistiendo las galas del Senado en representación de Castilla-La Mancha.
Aunque empezó ideológicamente en los aledaños del PCE, Jesús Fernández Vaquero pronto recaló en el PSOE, donde ha hecho toda su carrera y ostentado todo tipo de cargos orgánicos e institucionales: secretario de organización del partido, director del Centro de Profesores de Villacañas, delegado provincial de Educación, delegado de la Junta, diputado en las Cortes de Castilla-La Mancha durante cinco legislaturas, siendo presidente en una de ellas, y senador autonómico. Toda una vida en la política, sabiendo estar siempre en el lugar exacto, en el momento preciso y junto a la persona adecuada. No fue hombre de discursos ni buscador de aplausos y multitudes, sino de cercanía, conversación, visita y el tejedor de todo eso que no se ve pero que siempre es necesario para el éxito en política. Y a él el éxito le llegó y él lo hizo llegar a otros.
Persona jovial, de buenas palabras y sonrisa alegre, se hacía querer cuando lo tratabas en lo personal. De él se pueden resaltar valores humanos pero muy por encima de cualquier otro el suyo más auténtico es la dedicación de su vida al partido en el que militaba , para el que nunca le faltó ni compromiso ni tiempo.
Trabajé con Jesús Fernández Vaquero en Educación, adonde me llamó para formar parte de aquella vanguardista Unidad de Programas Educativos y hemos tenido siempre buena relación personal. Hoy escribo de él con buen recuerdo y con afecto, lo mismo que lo hice, y creo que fui la única persona que dio la cara por él en público entonces con un artículo en el extinto diario 'YA', cuando lo cesaron de delegado de Educación, en el único traspiés político de su vida. Ya no podremos hablar de muchas cosas con el compañero. Ahora ya, tanto a mí, como a todos nosotros, a su mujer, Manoli, y a su familia, a quienes acompaño en el sentimiento, solo nos queda vivir con su recuerdo.