Antonio Illán Illán - Opinión
Fortunata y Benito de LaJoven Compañía en el Rojas
Mucho más que un Galdós en rap
La versión de Fortunata y Jacinta , elaborada y dirigida por Liala Ripoll e interpretada por la compañía LaJoven , estoy seguro de que hubiera merecido el aplauso de don Benito Pérez Galdós, el mismo que recibió de los espectadores del teatro de Rojas y muy especialmente de los más de cuatrocientos jóvenes que lo llenaban en una de las idóneas y oportunas representaciones para escolares.
Por supuesto que en la versión están las esencias de Fortunata y Jacinta , novela en la que, sobre una, en apariencia, simple línea argumental (los amores de Juanito Santa Cruz con las dos mujeres que dan título a la obra), Galdós logra una recreación magistral del Madrid de la época decimonónica y una galería de personajes de plena estética realista. Este realismo esplendoroso, que en el autor canario ya se puede considerar como universal, Laila Ripoll lo traslada al Madrid y al universo actuales. Entonces nos damos cuenta de que hay actitudes que no cambian, aunque lo hagan las personas y los tiempos.
Pero en esta dramaturgia se trata no solo de versionar Fortunata y Jacinta , sino de recordar a Galdós; por esto, en ella también encontramos La novela en el tranvía y pinceladas de los Episodios Nacionales , de Tristana , de Misericordia , de La desheredada o de las Memorias de un desmemoriado. Y, por supuesto, como hilo conductor aparece un Benito joven muy en su papel de recién llegado a un Madrid que le entra por todos los sentidos.
Muy interesante ha sido la idea de modernizar el universo galdosiano y hacerlo accesible a la población joven de hoy. Por ello, la presencia del rap, la música, las coreografías y el diálogo teatral conforman ese marco canalla en el que caben estas historias de relaciones humanas en las que coexisten la dignidad, la traición y el engaño, la riqueza y las miserias, el amor y el desamor, los celos, la maternidad, la estigmatización de la mujer pobre, la violencia de género y todos los tipos de una sociedad desigual y compleja, ya sea la del Madrid de finales del siglo XIX, con sus vaivenes políticos y sus sobresaltos, o la de hoy.
En algún lugar he leído que este texto es un homenaje a los personajes femeninos del novelista canario. Yo creo que no solo se resalta la vivacidad de esos personajes femeninos (Fortunata, Jacinta y Mauricia), que tan bien perfilaba Galdós con su pluma descriptiva y profunda en sus rasgos aparienciales, sociales, lingüísticos y morales, sino que los masculinos (Juanito Santa Cruz y Máximo) también son verdaderos tipos galdosianos tratados dramatúrgicamente con una calidad excelente.
Si la historia galdosiana y el mismo personaje de Galdós ya son de por sí interesantes, la dramaturgia ideada por Laila Ripoll los da un aire siglo XXI que no solo no desmerece, sino que los prestigia y actualiza. Gran trabajo de dirección de los actores y actrices de LaJoven Compañía, que a su juventud unen unas ganas, una ilusión, un trabajo interpretativo, una disciplina y una pasión que sirven para aupar un espectáculo potente, dinámico, epatante y pleno de emociones. Hay que destacar superlativamente la interpretación de todo el elenco de la compañía. ¡Qué gran Fortunata creíble, con carácter, desgarrada, arrabalera y tierna, enamorada y vividora, emocionada y emocionante encarnó Eva Caballero ! ¡Qué Mauricia tan amiga incondicional, tan alegre y con tanto y tan simpático desparpajo hizo Yolanda Fernández! ¡Qué Mauricia angelical y dulce y siempre en su papel equilibrado, que dejaba traslucir los estados del alma en cada momento, nos puso en el escenario Cristina Bertol ! ¡Qué cínico y de actitudes engañosas y cambiantes Juanito Santa Cruz nos presentó Jorge Yumar ! ¡Qué Maxi tan bien pintado en su estrafalario papel realizó Julio Montañana ! ¡Qué fácilmente se enfundó en la imagen y la personalidad, los gestos y el lenguaje de Galdós Juan Carlos Pertusa ! ¡Y con qué sencillez y naturalidad nos mostró a Nadia, el personaje que quizá menos luce en el texto, pero muy necesario para su desarrollo, Zhilah Azadeh ! Un verdadero lujo y una gozada de interpretación.
Una escenografía muy funcional, que permite definir espacios tanto interiores domésticos como exteriores, así como las proyecciones que ayudan a marcar los contextos y nos hacen viajar por el callejero de Madrid y por los cafés, que tan importantes eran en la época galdosiana.
En la concepción dramatúrgica es esencial la presencia de la música y las coreografías. Considero encomiable la labor del músico Alberto Granados que logra con sus ritmos raperos y populares acercar de manera valiente y acertada a un clásico como Galdós a los jóvenes que lo estudian en el Bachillerato.
El conjunto nos proporciona un espectáculo de ritmo trepidante con momentos especialmente emotivos, que reclama en todo momento la atención y la implicación del espectador.
Estoy seguro de que habrá clasistas, tanto teatrales como docentes, a los que no guste esta propuesta de llevar la monumental novela Fortunata y Jacinta a una versión teatral sencilla para adolescentes y también para público en general. A mí, como docente y profesor de teatro durante mucho tiempo en un IES, me ha parecido una experiencia positiva, enriquecedora y atrapante. Los peces grandes se pescan con cebos pequeños. Obras como esta siembran semillas que en algún momento desarrollaran el árbol del acercamiento a la lectura.
Es muy de agradecer a la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Toledo, que ha planificado cuatro espectáculos en el Teatro de Rojas para escolares (dos para alumnado de Primaria y dos para Secundaria), esta iniciativa. Lo que es menester, como beneficio social y cultural para nuestros jóvenes, es que, en adelante, además de estas cuatro obras de una concejalía, también programe otras cuatro la concejalía de Juventud y otras cuatro más la de Bienestar Social. Una campaña sostenida en el tiempo de teatro y música sería un buen punto de un modelo de ciudad que mira por la educación y la sensibilidad de sus habitantes.