Antonio Conde Bajén - Opinión
Pedro quiere más. Quiere todo
«Intenta ser un segundo Adolfo Suárez emulando, nada más y nada menos que a los pactos de la Moncloa»
Quien haya oído la sesión del Congreso el Jueves Santo en la que se decidía la última ampliación del estado de alarma se habrá dado cuenta de la posición del presidente del gobierno: o yo o el diluvio. Pero que nadie interprete ese yo como la ampliación del confinamiento (y por ello necesariamente del estado de alarma), amparado por las indicaciones de la OMS. Ese yo se extendía a más. A la exigencia de docilidad ante cualquier pretensión política del gobierno. Enarbolando un bien superior, una necesidad suprema, Pedro Sánchez intenta ser un segundo Adolfo Suárez emulando, nada más y nada menos que a los pactos de la Moncloa. ¿Sobre qué? ¿Pretende acaso este fraudulento doctor dirigir una modificación de la estructura jurídica y constitucional de España? Tengo que reconocer que la simple posibilidad me espanta. Quizás estemos solamente ante una bufonada mediática más. Ante otra demostración de política de cartón piedra tan falsa como los poblados americanos del desierto de Tabernas. Puede que Sánchez , en su egolatría, simplemente quiera adornar su acción política en un momento de debilidad. Eso sería coherente con otras acciones, como el desenterramiento de Franco, atreviéndose a hacer «lo que no hicieron ni González, ni Zapatero ». Puede que sólo se trate de un simple que quiere pasar a la posteridad con atrezzo.
Pero ¿y si no? El simple calificativo de pactos de la Moncloa implica preparación de creación constitucional ( hoy lo sería de su modificación radical). Pactos políticos ha habido muchos desde el 78, desde la lucha antiterrorista a la entrada en la UE, en el euro (la decisión, que no su consecución), ....
Pero ¿quién plantea estos nuevos pactos de la Moncloa? Curiosamente el único gobierno de la democracia que cuenta entre sus miembros a quienes abogan por una destrucción de las bases constitucionales; la monarquía, la organización territorial, la indisolubilidad de España, la redefinición de los derechos constitucionales, ....
Estamos ante una situacion crítica de España y no me refiero al Covid-19, del que saldremos o nos sacarán, porque, al tratarse de una pandemia, el mundo no puede permitirse ser una cadena sin un eslabón del que geoestratégicamente no se puede prescindir.
Nos encontramos en una situación en la que se ha intentado amordazar a la oposición, la cual ha tenido que presionar lo indecible para reanudar una cierta normalidad telemática del Congreso. Donde el gobierno tiene y exige ejercer poderes anormalmente amplios con un horizonte incierto y nunca definido. Donde el gobierno lanza a sus portavoces de partido a intentar reventar cualquier atisbo de acuerdo al tiempo de que su lider gubernamental y sus socios avanzan la necesidad de la reorganización del país y de su estructura sociopolítica (Echenique dixit) durante la vigencia del estado de alarma. Donde el uso de los medios públicos de comunicación y el INE son usados con fines propagandísticos con una desfachatez nunca vista antes. En una situación donde la mayor preocupación por el uso de redes sociales radica mas en su contenido que en el de su accesibilidad universal y efectiva. Donde el gobierno ha tenido que ser forzado a abandonar un sistema de ruedas de prensa con preguntas enlatadas. Donde el gobierno utiliza la TVE para lanzar una serie de humor (es de todo menos risa lo que ne entra cuando veo las cifras de muertos, que ellos llaman «curva») para ensalzar su gestión.
Están todas estas actitudes en las antípodas de los todavía únicos pactos de la moncloa.
Como decía antes, el presidente del gobierno no ha dado un mínimo avance del contenido y objeto de sus pactos de la moncloa versión 2.0, pero, desde luego, los 1.0 no se cimentaron en la demonización de cualquier administración de diferente color político, ni en una ley del embudo. Tampoco en el uso indiscriminado de los poderes públicos para alabanza y loa del «líder».
Sólo hay un lider político que haya condenado públicamente los originales pactos de la Moncloa y hoy es vicepresidente primero.
España no necesita nuevos pactos de la Moncloa sino la normalización sanitaria e institucional. La económica vendrá antes o después (o incluso no vendrá) bajo la dirección del Gobierno que se elija en cada momento. Lo que no necesita son nuevos pactos de la Moncloa, porque estos son, nada mas y nada menos, que el prólogo no escrito de la Constitución y ésta ya tiene un procedimiento para su modificación que no admite atajos ni trampas.