Ángel Nicolás

La Monarquía parlamentaria es sinónimo de estabilidad y progreso para todos los españoles

El Rey siempre ha sido un magnífico embajador de la cultura, la economía y las empresas españolas

Ángel Nicolás

España ha vivido, desde la Constitución de 1978, un período histórico de paz y prosperidad económica y social. La Monarquía parlamentaria, consagrada en la Constitución como la forma política del Estado, ha sido un elemento clave e insustituible para la consecución de estos logros.

En el ámbito interno del Estado, el carácter permanente y la independencia de la Monarquía son garantías de estabilidad institucional. Que la más alta institución del Estado, a quien compete la labor de moderar del funcionamiento de las instituciones políticas (artículo 53 de la Constitución), no dependa de los devenires y vaivenes políticos de cada momento, dota a nuestras instituciones de una estabilidad que es una condición necesaria para el desarrollo económico. La seguridad y la estabilidad son la base de la confianza, que es un elemento valorado como esencial por quienes, como los empresarios, tienen que invertir su dinero en la creencia de poder recuperar su inversión en el medio y largo plazo.

En el ámbito externo de nuestro país, las características de la permanencia e independencia de la persona del monarca le afianzan profundamente en su papel representativo en cuestiones internacionales, merecedor de respeto y admiración de los restantes representantes de otros países. El Rey siempre ha sido un magnífico embajador de la cultura, la economía y las empresas españolas, y un colaborador necesario en el extraordinario proceso de internacionalización que durante estos años ha vivido nuestra economía y nuestras empresas, abriendo puertas y estableciendo cauces para contribuir a una mayor y mejor relación económica en beneficio de nuestras empresas, nuestra economía y nuestro empleo.

Por lo tanto, analizando la cuestión del papel de la Monarquía en España con objetividad y fuera de apriorismos políticos e ideológicos, la Monarquía parlamentaria consagrada en nuestra Constitución es una herramienta que ha contribuido y contribuye al bienestar de los españoles, al desarrollo económico y social de España de una forma quizás intangible y difícil de cuantificar, pero con efectos muy positivos, reales y manifiestos.

Pero es que, además, en el ámbito personal, nuestro Rey Felipe VI es una persona con una magnífica formación labrada a través de muchos años, seguramente muy superior a la que tendría cualquier otra persona que, de forma electiva, tuviera que desempeñar parecidas funciones. El Rey tiene asimismo unos rectos y afianzados principios, y un carácter muy cercano a los problemas y realidades de los diferentes colectivos que conformamos la sociedad, entre ellos los empresarios. No puedo olvidar que el Rey, siendo aún Príncipe de Asturias, nos ha presidido y acompañado en dos importantes actos de la Confederación Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha, y que todas sus intervenciones públicas son de ánimo y de apoyo a la labor que desempeñamos los empresarios, singularmente los autónomos y las pymes.

Quienes, desde el partidismo y la visión meramente ideológica, pretenden poner en cuestión una institución que tanto y tan patente beneficio producen a nuestro país, no persiguen otra cosa que socavar las instituciones que son garantes de la estabilidad, precisamente porque lo que persiguen es desestabilizar y fragmentar España. Y la Monarquía es, según nuestra Constitución, un elemento crucial que contribuye a todo lo contrario. Y me desagrada intelectualmente que una institución que ha de servir para unir a todos los españoles pretenda ser utilizada, de forma claramente interesada, precisamente para enfrentarnos y desunirnos.

España y sus empresarios no podemos agradecer suficientemente la aportación de la Monarquía al bienestar económico y social de nuestro país y quiero hacer una decidida apuesta por la institución de la Monarquía parlamentaria como elemento esencial para nuestro crecimiento como nación y por la figura de nuestro Rey.

Ángel Nicolás García

Presidente de la Confederación Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha

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