ENTREVISTA
Ángel Martín: «No me molesta que alguien me diga: “Así que has estado loco”»
Este lunes firma en Toledo su exitoso libro ‘Por si las voces vuelven’, su testimonio personal sobre la salud mental
Últimamente, la salud mental está en boca de todos , no sé si afortunada o desafortunadamente. El coronavirus y sus consecuencias han hecho que muchas personas se hayan visto afectadas directa o indirectamente por algún problema de este tipo, debido al cual su cabeza ha petado. Esto es algo que le pasó a Ángel Martín (Barcelona, 1977) ya antes de la pandemia, exactamente el 4 de junio de 2017. Una experiencia que cuenta en su libro ‘ Por si las voces vuelven ’ (Planeta), un relato en primera persona sobre lo que supone perderse y tener que reconstruirse desde cero.
¿Cómo le ha cambiado la vida en estos casi cuatro años?
Muchísimo. No tengo suficientes letras para explicar la de cosas que han pasado en cuatro años. Ha sido un proceso de descomposición y reconstrucción muy salvaje. A raíz de eso, te das cuenta de que estás completamente desubicado, perdido, roto y no sabes dónde está el tipo que eras antes. En mi caso, decido dar por muerto a ese tipo y empezar a construir uno nuevo. El punto en el que estoy ahora mismo no tiene nada que ver con el lugar donde estaba hace cuatro años.
Aunque siempre son varios los factores que influyen, ¿cree que un personaje con cierta exposición mediática puede tener más propensión a desarrollar problemas de salud mental si no sabe superar la presión que ello supone?
No creo que tenga nada que ver. A raíz de la publicación y durante las firmas del libro, puedo intercambiar mensajes y palabras con mucha gente y uno se da cuenta de que la cabeza te pete antes o después, más o menos, no tiene mucho que ver con el tipo de trabajo o la exposición pública que tengas. Al final, está más relacionado con una gestión emocional de las cosas y con una especie de reflexión constante de lo que está sucediendo con tu vida.
Cuenta que todo lo vivido durante ese tiempo le sirvió para conocer ciertos aspectos del cerebro humano y del mundo que nos rodea.
De repente, tienes la sensación de que has encajado el mundo. Mientras estás sufriendo un brote psicótico, una de las cosas que sientes es que absolutamente todo lo que se cruza en tu camino a nivel visual, olfativo, de tacto o cualquier otra sensación tiene un significado que va mucho más allá del que le solemos dar a primera vista.
Usted se define a sí mismo como «exloco». ¿Cree que hay muchos tabús y mucho miedo a llamar a la cosas por su nombre?
El término con el que cada uno se refiere a sí mismo es libre de elegirlo. A mí no me molesta que alguien se me acerque y me diga: «Así que has estado loco». Creo que a veces nos preocupa más el ser políticamente correcto y el uso del lenguaje que otras cosas. En cualquier caso, como el libro lo escribí para mí y para que quedaran claras las cosas, no me plantee los prejuicios de los demás.
En el cortometraje 'Votamos' (no sé si lo ha visto), nominado dentro de esta categoría en los últimos Premios Goya, se ve muy claramente lo que supone el estigma de la salud mental. ¿Cree que nos queda mucho trabajo por hacer como sociedad?
En salud mental no es que quede trabajo por hacer, es que hay que empezarlo. Más allá de como sociedad, deberíamos plantearnos si a nivel individual estamos haciendo lo suficiente cada uno con nosotros mismos y con la gente más cercana con este tipo de cosas. Cuando alguien tiene un problema de salud mental, el cómo reaccione la sociedad se la pela; lo que a él le importa es cómo reaccione su familia, sus amigos y su entorno más cercano, no la gente que no le conoce. Por eso, hay mucho trabajo por hacer, pero lo primero es que todos nos pongamos delante de un espejo para ver cómo me estoy comportando yo en relación a esto, y luego ya pasamos a la fase dos, que es cómo lo estamos haciendo como sociedad.
¿Le ha ayudado escribir el libro a cerrar heridas o, por lo menos, a que supuren?
Me ha ayudado a vivir el proceso de forma mucho más consciente. Es decir, el hecho de tener que escribirlo con la intención de que sirviera de algo, es cierto que ha obligado a bucear en aquellos momentos que pasé, que si fuera de otro modo, no lo habría hecho. Ha sido duro hacerlo, pero también ha sido muy terapéutico y muy útil para reflexionar y hacer un ejercicio de traducción para que cualquiera, independientemente del momento psicológico en el que esté, pueda entender lo que cuento.
Lo que sí parece es que está teniendo mucho éxito porque va por la duodécima edición. ¿Significa esto que hay mucho «loco» suelto?
Creo que hay mucho interés por tratar de descifrar algunas cosas. Uno de los problemas más grandes cuando tú o alguien cercano pasa por algo así, o incluso si te interesan estas cuestiones, es el desconocimiento más absoluto de lo que está pasando. Lo bonito que tiene el libro o a lo que ayuda mucho es a entender muchas cosas de las que pasan cuando padeces una enfermedad mental. Lo que muchos lectores me agradecen es el hecho de haber puesto palabras a algo que ellos no sabían explicar. Hay mucha gente con mucha necesidad de saber qué carajo pasa cuando te ocurre algo así.
Informativo matinal para ahorrar tiempo 02/03/22 pic.twitter.com/6eraRkO8jk
— Ángel Martín Gómez (@angelmartin_nc) March 2, 2022
Cada mañana, a eso de las 7:30, cuelga un resumen de las noticias más destacadas contadas a toda velocidad y con su peculiar sentido del humor. Si nos atenemos a la actualidad, ¿está también el mundo un poco loco?
El mundo no ayuda a estar sano, pero esto no es nuevo. Todo está igual que siempre, pero parece que ahora se pone más el foco en las tragedias. A medida que avanzan los tiempos y las tecnologías, el altavoz para ello se hace infinitamente más grande y presta más atención a las noticias malas, y nos metemos de cabeza en todas. Por lo tanto, el mundo está igual de loco que lo ha estado siempre, pero antes lo estaba con menos escaparates.
Como reza el título de su libro, ¿tiene miedo de que las voces vuelvan?
Ninguno. El título es el que es porque me parecía muy ilustrativo para hacer entender de qué va el libro y porque es muy bonito. ¡Es precioso, maldita sea!
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