Ana Ángel Esteban - Opinión

Cómo nos afectan psicológicamente las vacunas

La psicóloga y sexóloga Ana María Ángel Esteban, colaboradora de ABC, habla sobre el miedo a lo desconocido en estos días de pandemia

ABC

Las vacunas «son-eran» la gran esperanza y desde su existencia se han desencadenado, desde el punto de vista de la psicología, todo tipo de comportamientos: los que desean ponérsela viendo ahí una liberación «de las restricciones» que puede traducirse en actitudes muchas veces irresponsables; los que necesitan la sensación de protección aunque en sus comportamientos diarios ya la practican y por miedo al contagio seguirán siendo cautos; los hipocondríacos con miedo a los efectos secundarios a corto y largo plazo pero también al virus y están en un sinvivir; los confinados voluntariamente que esperan a una formulación de la vacuna más depurada; los citados ya «a filas» con la euforia de la llegada de tan ansiado día de vacunación o con la angustia de la situación y de un después; los que se sienten impotentes por no poder decidir qué tipo de vacuna, y últimamente los llamados para las dosis de AstraZeneca con la sensación generalizada de situación experimental, de insuficiencia en la protección, de incertidumbre… de «a nosotros nos ponen lo peor» y sí que están produciéndose cuadros de ansiedad sobre todo por anticipar también los efectos secundarios que se rumorean sobre esta última vacuna.

El miedo a lo desconocido siempre ocurre y más en los más racionales y cuando se habla de cifras de efectividad comparadas con otras opciones (vacunas) a las que no se puede acceder libremente, entonces se desencadena una tormenta interior de miedos y disonancias entre el quiero y no puedo y qué pasa… difícil de gestionar.

Otra cosa es el factor de que algo biológico se nos va a inocular sin la certeza de la seguridad absoluta a largo plazo en cuanto a otras consecuencias de salud. Entonces tanta incertidumbre, miedos, y casi la obligatoriedad (indirectamente) a vacunarnos… nos hace estar es un estado de indefensión mantenido que se traduce en ánimo bajo, insomnio, desgana…

Todos con respecto a la información que obtenemos de televisión e internet, vamos creándonos una idea global en la cabeza de lo que «es bueno» y de lo que queremos o no. Desde fuera, todos queremos la protección y la finalización de esta situación de pesadilla que parece y se muestra interminable. Llegan las vacunas pero a la vez aparecen nuevas variantes y nuevas incertidumbres tanto científicas como personales que hacen que nos anclemos en la mezcla de esperanza y desesperanza, ilusión e indefensión.

Las circunstancias personales, las vivencias de cada uno durante todo este tiempo, van a hacer que tengamos una actitud más o menos receptiva hacia la vacuna, pero tengamos en cuenta que quienes han vivido más de cerca la muerte y los ingresos infinitos en las UVIS de familiares… hoy no tienen ninguna duda de que en esta pandemia, aún, las mayores muestras de empatía, protección y respeto hacia los demás son el autoconfinamiento y la vacunación .

Psicóloga clínica

Sexóloga

615224680

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