El acusado de abusar de dos menores que vivían con él niega los hechos
Dice que su hijastra «tomó la iniciativa», aunque los forenses creen a la joven
C. C. L., acusado de abusar sexualmente de forma continuada de dos menores en Toledo , ha negado este miércoles las imputaciones en el juicio celebrado en la Audiencia de Toledo . Sobre la primera, el procesado dijo que fue J. V. M. E, una de las hijas de su mujer, quien «tomó la iniciativa», mientras que negó que se produjera ningún hecho de índole sexual con la segunda, N. C. R., otra joven con la que convivía junto con su madre en el mismo domicilio.
El acusado, para el que el Ministerio Fiscal pide 15 años , afirmó que «en ningún momento» amenazó a J. V. M. E. y que ambos comenzaron a tener un acercamiento íntimo cuando este dejó de hacer «vida marital» con su mujer y madre de la presunta víctima.
El procesado relató que J. V. M. E. llegó a España junto con su hermana desde Colombia en 2007 a la edad de once años tras haber sido criada por sus abuelos maternos. Según el acusado, la joven era «muy cortante» tanto con él como con su madre a su llegada a Toledo, pero que posteriormente, cuando cambiaron de domicilio, era «más cariñosa» con él.
El hombre apuntó que la chica «siempre estaba pendiente» de él, y que este la trataba «como un padre», pero que la presunta víctima «tomó la iniciativa», momento a partir del cual comenzaron a tener tocamientos. El acusado añadió que pasó «bastante tiempo» desde ese momento hasta que ambos mantuvieron su primera relación sexual completa, en la que, insistió, ambos ponían «interés».
Sin embargo, la joven detalló que C. C. L. le realizaba tocamientos «a diario» , aunque ella se negaba. No obstante, el procesado logró finalmente mantener relaciones con ella y la presunta víctima describió que los abusos tenían lugar en el domicilio o en un descampado cercano.
También aseguró que no contó antes estos hechos porque tenía la sensación de que su madre «se ponía de parte de él», por lo que «no sabía qué hacer» y se mostraba «resignada» ante los presuntos abusos. Por ello, un día tomó pastillas para quitarse la vida, porque «no aguantaba más».
«No se veían cosas malas»
En cuanto a la acusación de la segunda menor, que contaba con once años de edad y compartía vivienda con su madre y la familia de la primera chica, incluido el acusado, C. C. L. aseguró que «nunca» mantuvo ningún tipo de relación con N. C. R. y que la joven «está manipulada». Sin embargo, N. C. R., que sigue siendo menor de edad, indicó que el procesado la tocaba «en el pecho o en el culo», describiendo que, en una ocasión, este «se metió en la cama» mientras ella dormía.
La madre de J. M. V. E., y en aquellos momentos esposa del procesado, reconoció que solía tomar partido por su marido antes que por su hija porque «no podía creer lo que ella decía».
Por su parte, la madre de N.C.R. señaló que no tuvo sospechas de los hechos hasta que estos salieron a la luz, ya que su hija «no comentó nada». «No se veían cosas malas», insistió.
Los médicos forenses dijeron que el testimonio de J. V. M. E. es «coherente» y ven «totalmente explicable» que no denunciara la situación, a pesar de que esta se prolongara varios años, ya que estaba «coaccionada emocionalmente». Asimismo, manifestaron que la situación depresiva de la joven está relacionada con el «estrés» que le habrían provocado los hechos. Finalmente, los psicólogos que trataron a la primera de las chicas declararon que su relato «es consistente» y «no presenta contradicciones importantes».
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