1-1-2, somos hoy gracias a ellos

Se denomina «intervención» a cada uno de los servicios de urgencia que se desplaza al lugar de un incidente para resolverlo. De esto saben muy bien los médicos, enfermeros y auxiliares del servicio 1-1-2 de Castilla-La Mancha, ya que en el año 2015 acudieron a las 609.593 llamadas de auxilio que se registraron . Podríamos seguir aportando datos, cifras, porcentajes, pero me gustaría hablar de personas, de responsabilidad, pero sobre todo de gratitud.

Estas personas que se encargan de llevar a sus espaldas esta red pública (subrayo pública) del servicio de emergencias de Castilla-La Mancha salvan vidas, nuestras vidas, nos otorgan una segunda oportunidad, hacen que veamos la realidad de un modo diferente. Cuando hablamos de personas nos referimos a sentimientos, a formas de acercarse a los pacientes, a ese cariño que se ofrece, al modo de mirar a los familiares y consolar en los momentos necesarios. Hablamos de una vocación, de un oficio que se encuentra denostado en los últimos tiempos, pero que es básico para la sociedad y su supervivencia. Hablamos del amor hacia el prójimo.

Estos profesionales están inmersos en la responsabilidad. Hablamos del oficio más necesario, aquel que sólo recordamos cuando hace falta. Ellos están disponibles las 24 horas los 365 días del año. Sin embargo, no los verás en los telediarios, ni en las portadas de los periódicos, no ganarán sueldos millonarios, ni saldrán en programas zafios por la tele. Su responsabilidad los hace imprescindibles, tan útiles como el oxígeno o el consuelo, tan ciertos como la vida. En este servicio, no sólo son necesarios los profesionales que navegan en las blancas ambulancias y amarillas UVIs móviles, sino que también tenemos que destacar al equipo que recoge las llamadas desesperadas de la gente, a aquellos que coordinan y hacen que todo fluya correctamente. Esta eficacia es imprescindible para salvar vidas, que a fin de cuentas es la base de todo.

A ellos hay que agradecerles que sigan trabajando así pese a miles de inconvenientes, pese a políticos fríos y a sus temerarios recortes, pese al desconocimiento de mucha gente. Hay que agradecerles su manera de enfrentarse a cada situación, el trato que reciben los familiares, la pasión por su trabajo, el oficio y la perfección con el que lo llevan a cabo. Sin ellos muchos de nosotros no estaríamos aquí; sin una Sanidad pública que respalde estos servicios, que siga apostando por la sociedad. Conjugamos en presente porque la vida está en el ahora, porque somos hoy gracias a ellos.

Gemma Gontán García-Salamanca

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