Las mil y una vidas de la Casa del Corregidor de Cuenca
Ahora acogerá la sede del Consorcio, parte del archivo, museos y la oficina turística
A lo largo de una historia que abarca 473 años, la Casa del Corregidor de Cuenca ha sido cárcel, escuela e incluso casa del alcalde. Y ahora, tras una rehabilitación que se ha prolongado doce años y ha tenido cinco proyectos, será la sede del Consorcio de la ciudad, almacenará parte del archivo municipal, albergará museos dedicados a las antiguas cárceles de la Edad Media y también dará cobijo a la oficina municipal de turismo.
Se trata de un edificio de unos 3.000 metros cuadrados, con una superficie útil de 1.900 , ubicado en el casco antiguo. Se divide en ocho plantas, de las que tres asoman a la calle Alfonso VIII y las otras cinco a la calle Matadero Viejo. El alcalde, Darío Dolz, explicó la «singularidad» de un edificio que fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2002 radica en esos rascacielos inversos, «que se han ido construyendo con poca altura en la calle, pero con hasta ocho plantas que dan a la hoz del Huécar».
Entrando por la calle Alfonso VIII, en la planta cero se dedicará la oficina municipal de turismo. Mientras, las dos plantas superiores van a ser la sede ya definitiva del Consorcio y en las cinco plantas inferiores habrá un museo carcelario, un archivo municipal con sus ejemplares más importantes y espacios para exposiciones tanto de la arquitectura de la ciudad como de otras. Asimismo, hasta que se reforme la antigua iglesia de San Gil, el edificio también acogerá a la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo.
«Es el segundo edificio más importante de la ciudad tras el Ayuntamiento, y por eso hay que sacarle todo el jugo para que se pueda beneficiar la ciudad, el turismo y que sea un emblema para poder enseñar y exponer a todo el mundo», afirmó Dolz.
La rehabilitación ha descubierto multitud de documentos judiciales sobre bombardeos ocurridos en la ciudad durante la Guerra Civil, ya que el edificio también acogió juzgados y las estancias habían sido tapiadas con el paso de los años.
María Ángeles García, delegada de la Junta en la provincia de Cuenca, recordó que, antes de comenzar la última parte de la rehabilitación en el año 2019, «no se podía ni pasar al edificio de la cantidad de escombro que había, daba angustia , y ahora podemos disfrutar de un espacio inigualable», por lo que esté miércoles fue un día de «tremenda emoción».
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