Un vino de Cuenca, entre los mejores de España
Rubatos 2016, de La Niña de Cuenca, en Ledaña, fue el mejor tinto de las últimas añadas en los «Best in class» de «Wine Up!»

El 16 de abril, justo hace un mes, quizás fue uno de los días más felices en las vidas de de los hermanos López Orozco, después del nacimiento de sus hijos y de sus bodas. La razón: el premio al fruto de su trabajo. Nunca mejor dicho, ya que fue un vino de uvas de variedad bobal procedentes de la parcela La Perilla, en la pequeña localidad de Ledaña (Cuenca) , el que fue reconocido en los premios «Best in class», con una cata a ciegas, como «mejor tinto» de las últimos añadas, según la prestigiosa guía de vinos «Wine Up!», dirigida por Joaquín Parra.

De este modo, la bodega La Niña de Cuenca , este joven proyecto enológico, en el que se mezcla tradición y modernidad, ve cómo una de sus primeras creaciones, el vino Rubatos 2016, elaborado con uvas bobal autóctonas de la comarca de La Manchuela, es el que se ha consagrado como mejor tinto de los últimos años. Su peculiaridad: los vinos que realizan fermentan y envejecen en tinaja de barro , a la antigua usanza, a imagen y semejanza de las bodegas de garaje del terruño o «terroir» de la Borgoña francesa.
Según explica a ABC Lorenzo López Orozco, «la filosofía de la bodega tiene por objetivo la recuperación de majuelos viejos, cultivados de manera ecológica, volviendo a los orígenes de las elaboraciones más tradicionales, exaltando la autenticidad de las variedades autóctonas».

El Rubatos 2016 , se caracteriza por su intenso color violáceo con ribete púrpura. En nariz destacan sus aromas frutales, cargado de moras con un sutil toque terroso, mientras que en boca es intenso y persistente con gran carga de fruta negra.
Pero, además de éste, La Niña de Cuenca cuenta con otras dos creaciones que pueden dar mucho que hablar, como son el Ildania 2016 , un bobal fermentado y envecido 18 meses en tinaja de barro, y , un rosado de 2017 elaborado también en depósitos de barro. ¿A qué esperan para probarlos?
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