Un vino de Ciudad Real, entre los mejores del mundo

El Cabernet Sauvignon 2015, de Dehesa del Carrizal, ha ganado un Gran Oro en el concurso internacional Cinve 2019

Vista aérea de los viñedos de la finca Dehesa del Carrizal, con la bodega al fondo Fotografías: Dehesa del Carrizal
Mariano Cebrián

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Oculta entre los árboles, hendida en la tierra y flanqueada por un quejigo. Así es como aparece ante nuestros ojos la finca de Dehesa del Carrizal , donde se extienden los viñedos y las largas hileras de cepas con todo el tiempo por delante. Una lenta maduración, un clima peculiar y una elaboración artesanal «en armonía con la tierra» —lema de esta bodega— son las armas con las que cuenta para producir unos vinos de excelente calidad reconocidos a nivel nacional e internacional.

Fue en 2014 cuando Dehesa del Carrizal comenzó a recoger grandes frutos, nunca mejor dicho, de un arduo trabajo de décadas. Ese año, esta bodega ciudadrealeña, afincanda dentro del término municipal de Retuerta del Bullaque y enclavada entre los Montes de Toledo y el Parque Nacional de Cabañeros, consiguió con su vino Petit Verdot 2010 el Gran Bacchus de Oro, algo así como uno de los mejores vinos del mundo, y el premio «Alimentos de España al Mejor Vino» otorgado por el Ministerio de Agricultura.

Desde entonces esta bodega, que cuenta desde 2006 con el reconocimiento como Denominación de Origen Protegida-Vino de Pago —algo con lo que sólo cuentan un número reducido de bodegas de España—, no ha parado de crecer. Prueba de ello son los numerosos y grandes premios acumulados durante estos últimos años por sus vinos. El último de ellos ha sido otro Gran Oro obtenido, en esta ocasión, por su Cabernet Sauvignon 2015 en la XV edición del Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos (Cinve) , celebrado recientemente.

Edificio de la bodega, con las hojas de las vides en primer plano

Pero todos estos éxitos no son casuales, sino que detrás hay muchos años de trabajo. El proyecto vitivinícola de Dehesa del Carrizal nació en 1987 con la plantación de ocho hectáreas de viñedo de Cabernet Sauvignon —precisamente el vino que ahora ha obtenido el Gran Oro en Cinve 2019—, idóneo para las especiales características del terreno donde se asientan. A esa variedad se fueron añadiendo otras uvas como Syrah, Merlot, Tempranillo, Chardonnay y Petit Verdot, así como Garnacha y Monastrell hace unos tres años, hasta llegar a las 26,5 hectáreas de viñedo y a una producción de 120.000 botellas .

«No había mucha historia ni experiencia de viticultura en la zona, pero las características del clima y del suelo suponían un gran potencial para elaborar un vino de alta calidad». Quien así habla es Pierre-Yves Dessèvre, agrónomo y enólogo francés que dejó su tierra natal hace más de seis años para convertirse en el director técnico de Dehesa del Carrizal. Según explica, las cepas descansan sobre una «raña», nombre local de las laderas y llanos al pie de las montañas que han sufrido la erosión del agua y las lluvias, que da lugar a un suelo arcilloso ideal para los viñedos en espaldera que reciben los aromas de la vegetación del bosque mediterráneo.

El secreto del éxito

Pero, ¿cuál es el secreto del éxito de los vinos de Dehesa del Carrizal? «No hay muchos secretos», asegura Pierre-Yves Dessèvre, quien reconoce que lo más importante son los factores naturales del entorno que dan como fruto una uva de máxima calidad, que es mejorada posteriormente en la bodega. A su juicio, sus vinos «se caracterizan por tener mucha personalidad, ser potentes, elegantes, de mucha complejidad, maridan muy bien con las comidas y dejan una huella en la memoria, con una buena relación calidad-precio» .

Vinos de Dehesa del Carrizal

La joya de la corona de Dehesa de Carrizal es la variedad Cabernet Sauvignon, que ha servido para elaborar el que es para algunos «el mejor Cabernet de España», que ahora ha obtenido el Gran Oro en Cinve de 2019 con la añada de 2015. El viñedo más veterano de la bodega da como fruto un vino tan elegante como complejo que atesora matices de monte bajo, especias y minerales. Su carácter también es resultado de un proceso de elaboración lento como cuidado, con largas maceraciones y una crianza de 15 meses en barrica de roble francés y fermentación en tinos de madera, a lo que le sigue un largo envejecimiento en botella antes de salir al mercado.

Pero el Cabernet Sauvingnon no ha sido el único que ha conseguido premio en el Cinve 2019. En este concurso, en el que participan enólogos de 25 países y más de 500 muestras procedentes de todo el mundo, la bodega ciudadrealeña ha triunfado también con otros de sus vinos, obteniendo una medalla de oro con su Multivarietal y dos platas, una para su Colección Privada y otra para el Finca Caiz Petit Verdot , todos ellos de la añada del 2015. Y es que los éxitos no son fruto de la casualidad. ¡Larga vida a Dehesa de Carrizal!

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