Unos 1.500 feriantes de Castilla-La Mancha, «al límite» por el coronavirus
Este sector, que da de comer a muchas familias, da el año por perdido, al igual que la inversión, y no ingresará unos 60 millones de euros que ganan en verano
Este año más de uno escuchará con cierta nostalgia la conocida canción «Fiesta», de Joan Manuel Serrat . Aquella cuya letra comienza: «Gloria a Dios en las alturas,/recogieron las basuras/de mi calle, ayer a oscuras/y hoy sembrada de bombillas./Y colgaron de un cordel/de esquina a esquina un cartel/y banderas de papel/lilas, rojas y amarillas».
Quizá, entre algunos de esos nostálgicos, puede que estén muchos feriantes de Castilla-La Mancha, ya que esta comunidad, al igual que el resto, está viviendo uno de los veranos más tristes de su historia al no poder celebrar muchas ferias. Y es que es en la época estival cuando los puestos, las atracciones y la música de las verbenas llenan de alegría las calles y plazas de los pueblos y ciudades.
El caso más paradigmático con diferencia es el de la Feria de Albacete, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional , que se celebra anualmente del 7 al 17 de septiembre en honor a la Virgen de los Llanos y que cada año atrae a un buen número de visitantes al recinto ferial de la capital manchega.
Y es que la cancelación de esta feria, la más importante de Castilla-La Mancha, supone un duro golpe a nivel económico, puesto que el año pasado recibió a 2,5 millones de visitantes y, según los datos de la Federación de Empresarios de Albacete, se ingresan entre 80 y 100 millones de euros y supone la creación de 5.000 empleos. En este sentido, y debido al Covid-19, el ayuntamiento albaceteño ha reconocido que dejará de ingresar 10 millones de euros en este ejercicio.
Pero Albacete no es la única feria que se ha perdido. Otros casos destacados son las de Ciudad Real, Toledo o Alcázar de San Juan, donde este año todo es y será diferente por culpa del coronavirus, que se está cebando con fuerza con el sector de los feriantes, que habrían tenido su temporada alta durante estos meses de verano en un año normal. Un colectivo que asciende a más de 1.500 trabajadores autónomos en época estival en el caso de Castilla-La Mancha y que da de comer a muchas familias.
«En un año normal, cada uno de esos feriantes podía llegar a ganar entre 30.000 y 40.000 euros durante los tres meses de verano, con lo que si nos guiamos por esas cifras el montante total de beneficios sería de entre 45 y 60 millones de euros», calcula el presidente de la Asociación de Feriantes de Castilla-La Mancha , Manuel Martínez, quien asegura a ABC que, sin embargo, este año, por culpa del coronavirus, se encuentran «al límite». De hecho, reconoce que los intentos iniciales que se hicieron para que el sector siguiera teniendo una cierta actividad «han sido en vano».
Entre otras alternativas, se ofreció la posibilidad de montar pequeños parques de ocio en localidades para que siguieran funcionando, pero no dieron resultado. «La bajada del turismo en de la región ha sido un problema añadido más que ha arrastrado a nuestro sector», apunta Martínez, que sigue reclamando más ayudas a las administraciones para poder hacer frente ya a las consecuencias económicas provocadas por el coronavirus y a la crisis a la que se van a ver abocados en un futuro no muy lejano.
Gran inversión y deudas
«Los resultados los veremos al final, pero las pérdidas están siendo cuantiosas por la falta de actividad», explica el presidente de los feriantes castellanomanchegos. Todos ellos, al principio de la temporada, hicieron una gran inversión para el mantenimiento y mejora de sus atracciones y puestos, «pero este año no la recuperarán, sino que la perderán o la sumarán a las deudas que tienen algunos».
Los feriantes recibieron al principio de la pandemia algunas subvenciones que llegaron dentro del paquete de medidas adoptadas por el Gobierno de España, al acogerse muchos de ellos a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que se sumaron a otras ayudas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo.
Sin embargo, según afirma Martínez, «las ayudas han dejado de llegar en el momento que más las necesitamos, en los meses de verano, porque estamos con el agua al cuello». Por eso, avanza que en septiembre se va a celebrar una asamblea general extraordinaria para decidir cuáles van a ser los pasos a seguir en el sector. Así, en algunos casos, se está pidiendo a los representados que hagan llegar a la Asociación de Feriantes su vida laboral y su alta a partir de 2017 en la Seguridad Social para ver si pueden acogerse a más ayudas para los trabajadores autónomos ya sean de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, del Estado o incluso de los fondos procedentes de la Unión Europea.
Pero, en cualquier caso, el presidente de los feriantes de la región, si no se atienden sus reclamaciones, no descarta comenzar con movilizaciones y otro tipo de iniciativas para visibilizar los problemas por los que atraviesan, como los que ya se han realizado en otros puntos. «Ya sé que no somos los únicos afectados por la crisis derivada del coronavirus, pero tenemos que defender nuestros trabajos, a nuestras familias y a las personas que dependen de ello», manifiesta Martínez, que recuerda que además este sector deja mucho dinero en otros negocios y comercios locales donde ponen sus puestos y atracciones.
Y habiendo cada vez más rebrotes y contagios por Covid-19 en muchos puntos de la geografía española, la situación no es muy halagüeña. De hecho, la imagen de muchos polígonos o descampados de ciudades y pueblos donde se alojan los centenares de feriantes que vive en Castilla-La Mancha es desoladora, con las casetas y camiones donde guardan sus atracciones tapados con lonas. Tal es el caso de Isabelino Tena , que reside en San Román de los Montes, un pueblo de casi 2.000 habitantes a unos 15 kilómetros de Talavera de la Reina.
Isabelino Tena es uno de esos feriantes que estos días debería haber montado sus atracciones en alguna de las ferias de la zona, aunque también se mueve por la provincia de Toledo, la de Ciudad Real, Cuenca, Cáceres, Badajoz y Madrid. Él y su mujer son dos autónomos que poseen dos casetas —una de coches de choque y otra de pequeñas motos quad— con las que viajan, acompañados también por las camas elásticas de su madre, para entretener a los más pequeños durante las fiestas de las localidades.
El matrimonio no para de echar cuentas durante estos días en los que deberían haber montado sus tenderetes en los pueblos y ciudades donde asisten en verano. Isabelino apunta a ABC que de cara a esta temporada de ferias habían invertido más de 15.000 euros en reparar los coches y las motos de las atracciones, además de otros preparativos y arreglos en las casetas. «Sin embargo, toda esa inversión no la vamos a recuperar este año. Tengo la hipoteca paralizada, aunque seguimos pagando intereses, los seguros los tengo anulados y el poco dinero ahorrado que tenemos solo nos va a dar para comer y poco más», se lamenta.
Empleos perdidos
Una opinión que comparten otros compañeros de batallas de Isabelino, como Jesús Fernández , responsable de la churrería «La Talaverana», que cada año vende miles de churros y porras a lo largo y ancho de la geografía castellanomanchega y provincias limítrofes a su Talavera de la Reina natal. Un producto con mucho éxito en las ferias y, prueba de ello, es que su negocio da trabajo todas las temporadas a ocho personas, entre ellas su hijo. Ahora todos ellos están parados, cuando en algunas fiestas importantes se veía obligado a contratar a unos 30 empleados, apunta.
Jesús tiene que mantener a su familia con los 800 euros que recibe de ayuda para trabajadores autónomos que se han visto obligados al cese de actividad. «Este año lo damos ya por perdido», se queja este feriante. La incertidumbre es la tónica dominante en muchos de estos profesionales que estos días están parados, a la espera de que la pandemia afloje y puedan encontrar una solución a su difícil situación. Y más, teniendo en cuenta que justo en estas fechas, es cuando estarían viviendo su temporada alta. Por eso, desde la Asociación de Feriantes de Castilla-La Mancha insisten en que alguien atienda sus súplicas y puedan recibir una pequeña ayuda para afrontar este «annus horribilis».
Eso sí, Isabelino no se olvida de pedir responsabilidad a los castellanomanchegos para que cumplan con las medidas adoptadas por las administraciones públicas y de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. De hecho, concluye con el siguiente ruego: «Del buen hacer de todos depende el futuro de muchas familias y la economía de todo un país. Hagan caso, por favor».
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