El triste final del último torero canario en tierras del Quijote
Se cumplen 50 años de la tragedia de Pepe Mata en la inauguración de la plaza del Santuario de la Antigua de Villanueva de los Infantes, donde se jugó la femoral y la perdió, desangrado, en los atascos camino de Madrid

Era José Mata García de Las Tricias, que es una aldea de 200 habitantes en el oeste de la isla de La Palma, ubicada en una gran ladera entre los barrancos de Briesta e Izcagua. Y era torero en un lugar en el que no hay toros; en un archipiélago, el de las Canarias, del que solo han salido dos matadores. El primero fue Avelino Rivero ‘Pedrucho de Canarias’, de modesto recorrido. El segundo fue él, Pepe Mata, de pocos contratos e infinito valor, que se jugó la femoral en tierras del Quijote y la perdió, desangrado, camino de Madrid. Ocurrió hace 50 años. Esta es la historia de triste final del último torero canario.
El 25 de julio de 1971 Villanueva de los Infantes era una fiesta. Sus más de 8.000 vecinos estaban de enhorabuena; por fin, se inauguraba la plaza de toros, que costó un millón de pesetas y fue pagada gracias a la «aportación voluntaria del vecindario». El coso no se había levantado exactamente en el pueblo, sino a unos cinco kilómetros, en el gran patio interior del Santuario de Nuestra Señora de la Antigua.
El cartel elegido era el formado por Paco Ceballos, Juan Asenjo ‘Calero’ y Antonio Millán ‘Carnicerito de Úbeda’ con toros de Luis Frías Piqueras, una ganadería de la zona que pastaba en Villamanrique. Calero se cayó a última hora y el sustituto fue Pepe Mata. Ese día el canario tenía previsto torear un festival, pero lo canceló para estar en Infantes. Al fin y al cabo no tenía muchas oportunidades de vestirse de luces y cualquier ocasión, por modesta que fuera la plaza, era buena.
Mata nació en plena guerra civil. Sus primeros contactos con el mundo del toro fueron en Caracas, la capital de Venezuela, y después ingresó en la parte seria del espectáculo cómico-taurino-musical ‘Fantasías en el ruedo’. El 8 de agosto de 1965 tomó la alternativa en Benidorm. Manuel Benítez ‘El Cordobés’, el torero del momento, ejerció de padrino y Manuel Herrero de testigo frente a astados de Pío Tabernero.
Antes de Villanueva de los Infantes, el canario toreó seis corridas en 1965, cinco en 1966, solo una en 1967, dos en 1968, otras dos en 1969, tres en 1970 y siete en 1971. La mayoría de esas tardes se repartieron entre Madrid, donde actuó una docena de veces e incluso mató en solitario seis toros del Conde de la Maza, y las plazas francesas. Era torero cuando le dejaban, y también actor: participó como secundario en unas cuantas películas, que para algo había estudiado Arte Dramático en Venezuela.
La mujer los empareja
Además, se había casado con Marie-France Goudard y había que llenar la nevera. Dice la leyenda que esta mujer francesa, que seguía a su marido por todos los ruedos, fue la que emparejó a víctima y verdugo en el sorteo de la mañana del día de autos. El ganadero Luis Frías dijo al respecto sobre ‘Cascabel’: «En realidad no iba con el lote, sino como sobrero. Pero hubo otro de la corrida que se accidentó, y por eso lo echaron en primer lugar». ‘Cascabel’, hijo de la vaca ‘Andaluza’, negro bragado, cuatro años cumplidos, era el más pequeño del encierro, pesando 422 kilos.
La corrida de inauguración de la plaza de Infantes empezó a las 18:25 horas, diez minutos tarde. Pepe Mata trasteó con oficio y valentía, y a las 18:43 se volcó a matar o morir. O a ambas, que fue finalmente lo que sucedió. ‘Cascabel’ cayó fulminado a un lado, mientras que el torero quedó malherido al otro. Le llevaron las orejas y el rabo a la enfermería, por llamarla de alguna manera ya que allí no había nada.

Así que se decidió hacerle un torniquete, sin ni siquiera quitarle el vestido salmón y oro, y salir pitando para el Sanatorio de Toreros, que estaba a más de 230 kilómetros. «Y a Madrid nos vinimos sorteando atascos de carretera, parando en todos los tapones de coches domingueros que regresaban», explicó el apoderado, Gonzalo San Juan, en El Ruedo. Pepe Mata ingresó en el Sanatorio a las 22:17 «en condiciones altamente precarias». Entre que fue cogido y fue operado pasaron cerca de cuatro horas.
El doctor Máximo García de la Torre escribió en el parte facultativo: «Herida por asta de toro en el tercio superior, cara interna, muslo derecho, trayectoria 25 cms. hacia adentro; produce rotura arteria femoral profunda, vena femoral, colaterales de la femoral superior, rotura arteria y vena, perforación y destrozos grandes en músculos internos. Pronóstico: gravísimo».
Pepe Mata, 34 años recién cumplidos, agonizó durante dos días y sus correspondientes noches hasta que falleció sobre las 20:45 horas del 27 de julio. Días más tarde el féretro dio una vuelta póstuma a Las Ventas, la plaza en la que solo unas semanas antes había cortado una oreja a un toro de Antonio Martínez Gallardo y desde la que intentaba expandir su carrera. Un año después se inauguró un busto en Villanueva de los Infantes y cada aniversario los vecinos honran con flores la memoria del último torero canario.
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