El toreo pierde a su dueño: José Ruiz 'Calatraveño'

El matador de Bolaños, el «más importante de la Edad Moderna que ha tenido nuestra provincia», fallece a los 75 años por las secuelas de una caída sufrida en Salamanca hace semanas

Calatraveño, a hombros en una de esas tardes de valor y pundonor que encandilaban a la afición ABC
Juan Antonio Pérez

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«Era el hijo de Josefa, el que acompañaba a Herminio, su padre, en burro hasta Daimiel, para vender berenjenas en la feria, y con toda la familia, de Bolaños a Fernán Caballero, a segar con hoz. El que unos años más tarde triunfaba en las plazas de toros más importantes del mundo...». Así definía Enrique, uno de sus hijos , a José Ruiz Baos 'Calatraveño' (Bolaños de Calatrava, 1946), torero de valor y pundonor, que dirían los revisteros antiguos. Falleció este lunes por la noche a los 75 años debido a las secuelas sufridas por una caída en Salamanca el pasado 7 de enero, según Efe, que cita fuentes familiares. Calatraveño residía junto con su hijo José Manuel en El Barraco, tierra abulense de grandes ciclistas: Ángel Arroyo, 'Chava' Jiménez o Carlos Sastre.

Este miércoles, a las 16:00 horas, será el funeral en la parroquia de San Felipe y Santiago de su pueblo natal. El Ayuntamiento de Bolaños ha lamentado la pérdida en un comunicado en las redes sociales, en las que define al 'Calatraveño' como el torero «más importante de la Edad Moderna que ha tenido nuestra provincia» . Mientras, el alcalde, Miguel Ángel Valverde, ha asegurado que «seguimos adelante con el trámite» para que la plaza de toros de Bolaños lleve el nombre de uno de sus paisanos ilustres.

«El toreo tiene un dueño: José Ruiz 'Calatraveño'», rezaba un eslogan famoso en la década de los 70, cuando su protagonista estaba pleno de facultades y se anunciaba sin desmayo en la plaza de Las Ventas. En ella haría el paseíllo 25 tardes, saliendo cuatro veces a hombros: una de novillero (en 1968) y tres ya como matador (dos en 1971 y una en 1973).

'Calatraveño' estuvo muy ligado a su provincia desde que, con 15 años, se aficionara durante una tienta en la finca 'Pinos Bajos' de la ganadería de Víctor y Marín, sita en Fernán Caballero. En un reportaje de Julio César Sánchez publicado en 'Lanza Digital' en abril de 2021, el propio torero contaba sobre sus inicios: «Me perdonaban que al principio fuera un poco tosco, porque yo aprendí a torear a base de porrazos en las capeas y en los tentaderos. Sin embargo, aquella falta de técnica la suplía yo luego con una entrega total en la plaza, y eso a la gente le llegaba mucho, porque sabían de dónde venía y se alegraban de ver a un paisano acercarse a su sueño del triunfo en los ruedos».

En Torralba de Calatrava estrenó el vestido de luces, en Valdepeñas sufrió una cogida «de suma gravedad» y en Piedrabuena mató seis animales por primera vez. La alternativa la tomó en Ciudad Real en un cartel de tronío: Diego Puerta de padrino, Santiago Martín 'El Viti' de testigo y toros de Samuel Flores. Era el verano de 1968 y a su primer animal, 'Poliverde' , le cortó el rabo. El traje de esa fecha tan especial, blanco y plata, el color de los valientes, lo pagó Cervezas Calatrava. Precisamente, en Ciudad Real tenía una peña, cuya sede estaba en la plaza Mayor y su presidente era Rafael Martínez Sánchez.

«Aprendí a torear a base de porrazos en las capeas y en los tentaderos», reconocía Calatraveño ABC

«Así fue: una guerra»

También se cortaría la coleta en la plaza de Ciudad Real; no podía ser en otro lugar. Lo hizo en octubre de 1982, en una corrida de Tomás Frías con toros «con trapío, casta y dificultades», en la que ejerció de padrino de José Valencia y estuvo acompañado por Niño de Aranjuez y Manolo Carmona. «Como toda su vida torera, así fue la despedida del Calatraveño: una guerra», escribió Joaquín Vidal en 'El País' sobre aquella tarde de emociones fuertes .

La temporada siguiente la empezó como banderillero, pero en 1986 volvió a coger la espada fugazmente. No obstante, entendió que su sitio estaba en las filas de los subalternos, donde aguantaría hasta que en 1993 un novillo lo dejó fuera de combate en Brazatortas. Vicente de Gregorio se atrevió con su biografía y el título no puede ser más elocuente: 'A sangre y fuego' (sí, igual que el famoso libro de Manuel Chaves Nogales).

La afición nunca se la quitó de encima y en 2006 dirigió la Escuela Taurina de Ciudad Real. Aunque duró poco tiempo, Calatraveño recordaba: «Fue una etapa bonita. Ver la cara de ilusión de aquellos muchachos me llenaba de energía. Intenté transmitir lo poco o no tan poco que aprendí en mis años de profesional».

De las cornadas que da la vida, tampoco pudo escapar. La más grave llegó en 2018 en un accidente de tráfico del que «los primeros tratamientos no me dejaron bien». Y, cuando Julio César Sánchez habló con él para el citado reportaje en 'Lanza Digital', estaba «a la espera» de operarse del pie derecho para «acercarme a lo que era hacer vida medio normal».

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