La sencilla casa de Malagón que sorprende a los arquitectos

Obra de Jesús Donaire, está recibiendo buenas críticas y premios en certámenes internacionales

Exterior de la vivienda, con la piscina al fondo Javier Callejas

Iván Dueñas

Hace 70 años poco pudieron imaginarse los campesinos de Malagón (Ciudad Real) que una de sus casas de labor, donde pasaban los periodos de recolección y guardaban los utensilios de labranza, acabaría convirtiéndose en una vivienda de lujo, con un diseño aplaudido en revistas y certámenes de arquitectura plástica.

Se trata de un edificio de líneas sencillas hecho con materiales autóctonos. Abstracto, del siglo XXI, y discreto, que conserva la memoria visual del entorno rústico en que se ubica. La vivienda, que se encuentra cercada por las tapias de barro del edificio primitivo, no es posible divisarla desde la calle.

Se trata de un edificio de líneas sencillas hecho con materiales autóctonos Javier Callejas

Esta idea conciliadora de espacios y estructuras ha trascendido a Nueva York, donde el proyecto fue nominado entre los 5 mejores a los «Architizer A+Awards», en categoría de «Vivienda», y a los premios de Cerámica de Arquitectura Ascer de España y Portugal.

El proyecto, denominado «Casa Entre Tapiales», es del arquitecto malagonero Jesús Donaire , doctor por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, arquitecto por la misma universidad y docente en Madrid y Milán (Italia).

Este mes de septiembre, del 21 al 23, «Entre Tapiales» tratará de alzarse con el primer premio en la I Edición de los Premios Lledó de Arquitectura Ibérica, que tendrá lugar en Finisterre (La Coruña), en la categoría «Arquitectura/ Nueva Construcción».

Esta idea conciliadora de espacios y estructuras ha trascendido a Nueva York Javier Callejas

En su opinión, Donaire cree que el punto fuerte de la obra, y la clave de estos nombramientos, ha sido el «diálogo que hace con la arquitectura del pueblo» y la intención armónica de guardar la «preexistencia de otros trabajos anteriores». El autor revela que «el mantenimiento de estas estructuras antiguas responde a una cuestión poética».

El entorno en que se ubica la casa ha sido elemento indispensable en su concepción . Cuando llegó al derruido erial, Donaire quiso a conciencia «entender el lugar y darle la mejor respuesta». Y, después de sus devaneos, vislumbró la imagen de una casa austera, fabricada con los materiales más esenciales de la arquitectura – hormigón, piedra de Campaspero (especie de caliza grisácea original de Valladolid) y cerámica –, con lo mínimo para hacerla habitable, sin ornamentación, a su juicio, innecesaria. Una casa de un «estilo depurado», sin estridencias, sentencia el arquitecto.

Los tapiales esconden una caja de vidrio, que descansa sobre grandes tiras de Campospano y está protegida por un porche de hormigón armado con 18,50 metros de largo por 12,50 metros de ancho, sujetado por veinte pilares de 2,55 metros de altura.

El entorno en que se ubica la casa ha sido elemento indispensable en su concepción Javier Callejas

El vidrio se relaciona con los muros y establece continuidad con el inmenso patio y el empedrado original. Hace que se vea todo de adentro hacia afuera, que estemos en una casa «extrovertida en el interior, e introvertida en el exterior», señala el autor.

El salón principal está cerrado por paneles de vidrio, mientras que la cerámica esmaltada, apropiada para guardar el frío en verano y el calor en invierno, predomina en aseos y dormitorios. Las aberturas al exterior están cerradas con celosías también de cerámica, motivo de raigambre islámica que Donaire incluye para traer a la memoria las raíces del pueblo.

El reconocimiento a esta vivienda sencilla aunque innovadora puede sembrar un precedente Javier Callejas

La ventilación del bloque se facilita con dos lucernarios, que también realzan su luminosidad, ya de por sí notoria en la blancura del conjunto. El porche se abre a una piscina, por lo que el frescor entra en la vivienda. «Principios básicos de la arquitectura concebidos contemporáneamente», concluye.

El reconocimiento a esta vivienda sencilla aunque innovadora puede sembrar un precedente. Donaire pretende visibilizar otras formas de arquitectura en pueblos de La Mancha donde es fácil ver un estereotipo: casas revestidas de ladrillo, con cubiertas a dos aguas y forjas en ventanas y balcones. Con su obra quiere crear una «predisposición del cliente a elegir algo que esté fuera de lo convencional a lo del vecino», afirma el arquitecto.

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