Efectos de la pandemia

Ningún centro concertado de la región pide el cambio de la jornada escolar pese al ruego de cientos de padres

Progenitores en colegios con jornada partida requieren el horario continuo por la salud de sus hijos

La Consejería de Educación abrió el 1 de octubre un plazo para que los centros solicitasen la modificación

Escrito enviado por padres del colegio Maristas de Toledo a la Delegación provincial de Educación

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Los hijos de Beatriz Martín-Sacristán, pediatra en el hospital Virgen de la Salud de Toledo, estudian en el colegio concertado Maristas en la capital de Castilla-La Mancha. El centro tiene jornada partida, pero ella reclama el horario continuado, hasta las dos de la tarde y con carácter excepcional, en estos tiempos de pandemia.

«En condiciones normales, la jornada partida está bien porque concilia mejor mi vida laboral y los niños pueden relacionarse más y mejor entre ellos. Pero ahora la situación nos ha cambiado a todos; a mí, también. ¿Por qué a los escolares no? Con la jornada partida, aumentan los contactos y los contagios», explica Martín-Sacristán. Sin embargo, «con la jornada continuada disminuye el riesgo de contagio, por lo que no veo nada a favor de la jornada partida , porque habría comedor y los padres que lo necesitasen podrían dejar a sus hijos», añade.

«Cuanto menos tiempo en el centro, mejor»

Claudia Alonso, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Toledo, lleva a su hija al colegio concertado Divina Pastora, en el casco viejo de la ciudad. « Permanecer mucho tiempo en espacios cerrados es un elemento de riesgo a la hora de los contagios . Es evidente que en pocos días habrá que cerrar ventanas y encender calefacciones, así que, cuando menos tiempo estén los niños en el centro, mejor», opina.

«Los horarios se han adaptado para que puedan utilizar las medidas de higiene todas las veces necesarias, por lo que es posible rehacer los horarios para que, como en otras comunidades autónomas, no haya clases por la tarde», asegura. «No habría problemas de conciliación -continúa-, puesto que, evidentemente, el servicio de comedor ha de mantenerse, y dejaríamos, con un horario solo de mañana, mucho más tiempo al centro para poder hacer sus tareas de limpieza y ventilación».

«Ya que la vuelta al colegio ha ido tan bien, el miedo de los padres es que ahora, con el cierre de ventanas, no podamos tener a los niños igual de seguros», teme.

«Nos importa la salud de los niños»

Los hijos de Ana Palomo, odontóloga, estudian también en el colegio de Maristas en Toledo: «Antes de la pandemia, yo elegí ese centro por su horario, entre otros muchos motivos. Yo trabajo mañana y tarde en mi propio negocio, y mi marido trabaja en Getafe. Saliendo los niños a las cinco de la tarde, uno o el otro podemos estar para recogerlos, sin tener que tirar mucho de abuelos».

Pero, en la situación actual, «no somos nosotros los que importamos, si no la salud de los niños, ya que entendemos que tantas horas con mascarillas no es bueno. Personalmente, yo tengo que estar con un epi todo el día y acabo con dolor de cabeza y la garganta destrozada», explica Ana, quien ha tomado una decisión en beneficio de sus hijos: «Yo no los dejo al comedor porque, en conciencia, opino que estar tanto tiempo con la mascarilla les va a provocar a la larga otro tipo de problemas».

Ana y Beatriz han reclamado a su colegio por escrito el cambio de la jornada escolar, pero no han recibido respuesta. No son los únicos padres y madres que lo han pedido en su centro educativo ni en su ciudad. Se han dirigido por carta a la Consejería de Educación, que el 1 de octubre abrió un plazo para que los colegios sostenidos con fondos públicos y con jornada partida soliciten el horario continuado. Igual que tienen todos los colegios públicos en la región y también algunos concertados. «La mayoría de los niños del centro llevan mascarillas quirúrgicas o higiénicas, cuyo tiempo máximo continuado de uso no debe exceder las cuatro horas», exponen en la carta que cuatrocientos padres y madres del colegio Maristas enviaron a la Delegación de Educación, Cultura y Deportes de Toledo a primeros de octubre.

El tuit de García-Page

Según estos padres, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, les respondió por Twitter a primeros de septiembre. «Cree que no les escucho, cree no leo sus mensajes y no le respondo. La pregunta es: ¿les escuchan los propietarios y gestores de los centros educativos donde llevan a sus hijos? ¿Les han planteado pasar a una jornada continua? ¿Han logrado su empatía y dar respuesta a sus preocupación?», pregunta García-Page a su interlocutor en el mensaje que algunos padres han mostrado a ABC.

El tuit enviado por García-Page a un padre

La Orden de 6 de septiembre de 2001 de la Consejería de Educación y Cultura de Castilla-La Mancha permite autorizar, durante un curso escolar como máximo, proyectos educativos singulares que incorporen iniciativas de modificación de jornada. «Siempre con carácter excepcional, a petición del centro docente sostenido con fondos públicos y oída la comunidad educativa», se puntualiza.

Con esa orden en la mano, la Viceconsejería de Educación hizo pública el 1 de octubre una resolución por «la excepcional situación en la que nos encontramos» y «las continuas peticiones y consultas formuladas por miembros de la comunidad educativa». «Con el fin de poder adoptar diferentes medidas para garantizar la seguridad en los centros con cierta rapidez», según explica la administración, se ha pretendido desarrollar «un procedimiento ágil para decidir la modificación de jornada en los centros educativos».

Este proceso está a punto de concluir y ningún centro concertado de la región con horario partido ha pedido el cambio de la jornada, según confirman a ABC fuentes de la Consejería de Educación. Los ruegos de Claudia, Ana y Beatriz, como el de cientos de padres, parece que caen en saco roto. No van a tener la misma suerte que los progenitores de los 900 alumnos que estudian en el colegio diocesano Santa Clara de Ocaña , donde la jornada continua, de 9 a 14 horas, está instaurada desde hace más de 10 años. El cambio se realizó a petición de los padres «y todo el mundo está contento», aseveran desde este centro de enseñanza concertada.

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